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mardi, septembre 16, 2008

La mirada

Nuestra mirada cambia con el tiempo. Cada vez es más difícil dejarse llevar por la imaginación como si nuestras resistencias fuesen mayores, nuestra consciencia de la realidad, mayor. Hay instantes en que me pregunto cómo hacer para recuperar esa mirada que se detenía en una hoja de árbol y veía un bosque, la que miraba una piedra y se imaginaba una cadena de montañas. Curiosamente, tengo la impresión que he sentido que lo que tengo que descifrar, está en mí, en mi manera de ver las cosas, más que en el exterior. Cuando escribo siento que hay algo que voy a descubrir a través del lenguaje. La realidad, por lo general, me parece predecible y casi siempre me aburre, salvo excepciones. El otro día me abordó un chico, me habló de una película para trabajar en ella y enseguida imaginé una serie de espacios nuevos, de rostros y situaciones inéditas, empecé a fabular. Y sin embargo, imagino más cuando estoy sola, conmigo, cuando soy capaz de mirar por la ventana y percibir un mínimo de atmósferá, un gesto que me conmueve en una persona, un mínimo de ficción, para empezar a simbolizar...
De ahí viene mi idea de que los alimentos espirituales son importantes, los que alimentande verdad y nutren, los que remueven, incluso, los que nos inspiran temor... Sin movimiento la rueda de la fortuna de imaginación se detiene. Basta una frase, cualquiera, una voz, una mano que toca ese pliegue interior, afectivo, para que todo empiece de nuevo.

Hoy es fiesta nacional en México y la ciudad está vacía. No se oyen carros, ni bocinas. Silencio casi total.

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