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dimanche, septembre 28, 2008

manual de suicidio


Me cuesta aceptar la lectura de artículos un tanto rápidos, por no decir, malos sobre temas sobre el suicidio. Lo comento a raíz de un artículo publicado en el país semanal por Héctor Abab, escritor colombiano, creo. La banalidad con que escribe sobre el tema es abrumadora, la verdad. Recupera algunas citas y hace un compendio, una especie de "manual de suicidio" y eso es todo (a raíz del suicidio de Foster Wallace, escritor norteamericano). Pensaba también en ese tema a raíz de las cartas de Antonieta Rivas a un amor imposible (por homosexual) Manuel Rodriguez Lozano, quien termina también suicidándose. Esta mujer fue una gran mecenas del arte mexicano en los años 30, idealista, apasionada, creyente. Hay, en sus caratas una asociación entre Cristo y el hombre, el hombre como redención, pero redención de qué??? De nada. ESo también tiene que ver con los que escriben. Es decir, tal vez escribir es estar en contacto constante con la consciencia que nunca se separa del subconsciente, es desear poner un orden allí donde no lo hay. Alguien escribe porque no logra deshacerse de una experiencia obsesiva, Proust, o porque necesita levantar la voz para existir, decir yo en la primera persona, Virginia Woolf, Duras. etc, o encontrar una respuesta filosófica a la existencia: Camus, Beauvoir, Leiris, Sartre.... Por diferentes razones se activa la escritura pero no siempre la aventura termina bien. A veces, al hacerlo la verdad, la realidad es demasiado dolorosa y la persona no logra aceptarla (es como si se hiciera un psicoanálisis en público, exponiendo las heridas) como sucedió con Primo-Lévi, o Silvia Plath. Con qué tiene que ver esto? Con la fortaleza de cada persona (pienso en Elie Wiessel cuya familia desapareció en un campo de concentración y él sigue vivo y escribiendo o en Emmanuel Lévinas , capaz de crear una filosofía de la alteridad basada en el otro), con su capacidad para aceptar esas zonas de sombra, sin moral, con vitalidad. Todo es una cuestión de interpretación, yo creo en la cura del lenguaje, pero dudo de que sea igual para todos. Cuando la patología es extrema, el lenguaje se disocia del afecto, se hace solo síntoma, caso Artaud. La idea es que siempre existe una cura posible a través del lenguaje. Pero simplificar las cosas a manera de relato trágico, me parece de una frivolidad intolerable.
Foto: Antonieta Rivas y José Vasconcelos en París.

2 commentaires:

Fernando a dit…

Ciertamente como dice una querida amiga hay gente que le falta empatía y ve el suicidio y el sufrimiento humano como algo ligero, como si fuera un juego que las personas escogieran jugar. No saben qué decir y en vez de quedarse callados salen con lo primero que les viene a la cabeza. Sin ofender quizás sea otra manifestación de la estupidez humana.

Patricia De Souza a dit…

De alguna manera la experincia del Dolor nos hace más responsables d elo que les sucede a los demás. Hay un libro de Duras, El Dolor, que toca este tema con mucha delicadeza, sin exhibicionismo.