Esoy pensando en el teatro y por qué no me gusta el teatro, salvo excepciones: Racine, Strindberg, Koltés, Genet, y algunos más. Creo que su lenguaje se me hace demasiado artificial, y por tanto, inverosímil. Me cuesta muchísimo aceptar un diálogo en el teatro sino posee algo nuevo, más que dramaturgia, una especie de quiebre de la realidad. Yo he visto piezas hilarantes, densas y ligeras, com las de Brook, incluso una excelente adaptación de Antígona, pero me cuesta el teatro, me cuesta admitirlo. Ah, olvidaba a Jean Fabre, quien hace una convergencia de géneros y de épocas. En Lima veo que el teatro se mantiene activo, no como e París, pero está ahí ya la gente desea ver piezas de autores peruanos. O sea, todo el mundo necesita leerse, reconocerse, y el teatro cuenta...
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