Qué extraña esta sensación de vulnerabilidad, de resignación y de espera. Empiezan a correr rumores de que que habrá otro terremoto. Por lo pronto, la tierra no ha dejado de temblar. Todo parece ficción hasta el instante en que la tierra se sacude y sentimos que no somos Nada.
Ls reuniones continúan pese a todo. Lima es una ciudad activa, dinámica, la gente es alegre. Me sorprende su serenidad.
Pero a mí, esta situación, se me hace inhóspita, es como estar en turbulencia constante.
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