Acepto la gran aventura de ser yo, Simone de Beauvoir.
Acabo de recibir los Cuadernos de juventud editados por Gallimard. No he esperado mucho para empezarlos, pero debo, además, terminar muchas cosas, entre ellas, correccción, dos artículos, empiezo a angustiarme. Me es imposible no observar a los demás, a veces, me impaciento porque no logro más que rozar una parte de ellas, porque son todas mujeres (hablo de la residencia). Creo que lo que más me apena es comprobar que con el tiempo las personas renuncian a muchas cosas, por eso el vitalismo de Gide siempre me ha encantado, como me seduce lo que dice SdB: Se trata de ganer el derecho de decir "yo", que se apoya en la frase de Sartre: Somos lo que somos únicamente a través de la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros. Ese camino es largo y empedrado, como lo describía la biblia, ninguna presencia auténtica se gana sin padecimiento.
Otro fragmento que me toca directamente: escribiendo participamos en el esfuerzo que hace el mundo para saber, comprender y expresarse, empresa colectiva que nos saca de nuestro aislamiento.
Estoy escribiendo apurada, con mucha gente que pasa a mi alrededor, completamente indiferentes al hecho de qu escriba, una niña juega en el suel, apenas logro mirarla, salvo cuando se tropieza con mis pies y me hace tambalear!!
Seguí con la introducción al libro de SdB, descubro la relación que tuvo con su primo Jacques y reconozco algunas cosas personales en ella: Pr ejemplo, el rol simbólico que le atribuimos a ciertas personas en nuestras vidas y que impide que veamos a la verdadera. Mientras más importante sea ese rol que le otorgamos ( y mientras haya neurosis), más complicado se hace ver a la persona real. Por eso, las relaciones más apasionadas son las que construyen desde la imaginación y no tienen correlato en la realidad. Muchas veces nos negamos a aceptar que alguien no nos concede su afecto o no nos respeta. Lo vemos solo cuando la evidencia es escandalosa. Si no, confiamos en que somos queribles. Basta una frase para que se genere esa ficción. Y cuando tenemos que enfrentarnos a la realidad, el caso de SdB que por mucho tiempo alimentó una relación que consideraba espiritual y sólida pero que se banalizó, o se ridiculizó tanto que tuvo que renegar de ella, padecemos una convalencia larga. A veces inesperadamente larga. Mientras más nos involucramos en lo que hacemoss, en escribir y vivir, más importantes se hacen los vínculos. No hay lugar para la frivolidad. SdB tuvo una amistad intensa con Merleau Ponty, a quien culpabilizó de la muerte de su mejor amiga Zaza, con Sartre, matizada de amor y hasta la muerte. Siempre luchó por ellas, se expuso, peleó para poder crear un vínculo que fuese duradero, porque su vida estaba completamente implicada en ello, todo su proyecto vital y creativo. Renegar de sus afectos es renegar de lo que somos porque cada malentendido, cada relación abortada, pone en duda nuestra capacidad para saber quienes somos y qué tipo de vínculos establecemos con los demás. Y aunque siempre estemos en la caverna, siempre buscamos la luz, la comprensión. Si no dejaríamos de llamarnos humanos....
Trato de colgar un video de la residencia... Imposible seguir escirbiendo con tanta gente... ha llegado un coro de niños, y ahora se ha puesto a diluviar!!
Lo siento...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire