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mardi, juin 26, 2007

Tempestad


Leo las cartas que Arthur Rimbaud escribió a su madre y a su hermana desde Harar, en el África. Es una edición de Les mille et une nuit que compré por 2 euros, antes de tomar el avión para México D.F. Las había leído antes, hace años, en una edición francesa d ela obra completa de Rimbaud, creo que era en Arléa. Es impresionante como Rimbaud fue cavando en la tierra para trazar su destino, con la vocación de un entierra cadáveres . El hecho de abandonar París y Charleville, el pueblo de su infancia, su encuentro con Verlaine, su sed de conocer que se encontró con un continente rudo, austero, casi hostil, marcaron su perdición. Pero sobre todo la soledad y el aburrimiento del que se quejaba siempre en sus cartas: Me aburro como siempre. Creo que no he conocido a nadie que se aburra tanto como yo. (Carta a su familia del 4 de agosto de 1888)...
O: Tendría que encontrar a alguien que me siga en mis peregrinaciones (10 de noviembre de 1890)...
Cuando Rimbaud decide regresar se a Francia, tiene la pierna derecha hinchada como una calabaza: Estoy muy mal, por lo pronto engo en la pierna erecha varices que me hacen sufrir demasiado... (Harar, 20 de febrero de 1891).


Una vida es una apuesta que tiene que saber interpretar el infortunio como un desafío. Sin eso, sin ese saberle dar vuelta a esos fatums, puede ser un largo padecimiento. Padecer la vida y no vivirla es lo peor que puede sucedernos. Pero se puede llegar a se extremo? Quizás ciertos estados, los más neuróticos nos aislen como si estuviésemos dentro de una campana de cristal (está el libro de Silvia Plath sobre ese tema terrible).
Hace unos instantes estaba en el parque México, tomando un té, en una de las terrazas. Disfrutaba mirando a las personas que pasaban, su manera de caminar o de hablar. Y sí, había ligereza en ellos, poca ambición, en el sentido de que se puede vivir con muy pocas cosas, la riqueza simpre es interior... Por qué entonces... Rimbaud? Porque tal vez cortó todos sus vínculos afectivos, salvo el que tuvo siempre con su madre (y su hrmana, además los dos, muy neuróticos) y eso empobreció su vida hasta hacerla insoportable. Por eso las amistades siempre me han parecido valiosas y me gusta que duren y que sean sólidas. Es, en parte, todo lo que tenemos.

Hace un calor bochornoso, y, mientras caminaba por la calle Ansterdan, los truenos y relámpagos estremecían el cielo y me hacían temblar! Estamos en la época de lluvias, vaya, vaya...
Foto: Arthur Rimbaud en Adén, uno de sus lugares detestados, empieza la amargura...

2 commentaires:

Bernardo Felipe Martínez Meave a dit…

Me encanta la época de lluvias en México y la poca ambición de vivir con ese encanto.

Sergio a dit…

Pero Rimbaud fue a Africa a cazar albatros. Al año de llegado, porque no creo que haya demorado mas de eso, debio caer en cuenta que los albatros no habian pisado Africa en varios milenios. Y otra cosa se le vino encima: la polvora es mala para la caza del albatros, les destroza los cuerpos; creeme, yo lo he visto.
Alguien alguna vez observo que el Albatros baja por propia voluntad a las cubiertas de los barcos. Nada mas hay que cortarles las alas y mojarles el cuerpo con aceite.
Es una lastima que no se haya enterado a tiempo, es una lastima que yo tampoco me haya enterado a tiempo.
La primera negacion de la poesia es convertirse en cazador, al menos de pajaros que en cierta forma no existen aqui y que caerian destrozados con el primer fogonazo.