Hablaba con Eric, luego con Millet de las relaciones afectivas. Segun Eric, un Lacaniano convencido, me decía que eran los "seres necesitantes" (êtres manquants) los que se ponen en contacto con sus necesidades y las viven, los otros renuncian a esa relación a todo precio, y, a veces significa una forma de ausencia completa. O los "seres deseantes" de los que habla siempre Lacan. Escribir es siempre conectar con esos estados, por eso, y esto lo conversaba con Millet, no se puede separar la experiencia de la escritura y viceversa. Eso hace también que muchas cosas aparezcan bajo la luz de nuestra fantasía y no veamos realmente al objeto que lo inspira. Es decir, basta que nos alejemos para que se proyecte nuestra fantasía en él, o nuestro deseo. Creo que hay rastros, huellas, que dejan una marca casi eléctrica. En Barcelona vi el ultiimo libro de Mario Bellatín (El gran vidrio, Anagrama) en el cual habla de la relación con su madre y en primera persona. Me entuasiasma la idea porque creo que será una etapa importante en el trabajo de Mario, que Olivier me dice vera en Oaxaca este fin de semana! Y pienso ahora en Millet, ese trabajo sin complacencia, muy en la línea del Michel Leiris de la Edad de hombre (Laetoli, España), un libro que todo aquel que desee escribir en primera persona debería leer, pienso, decia, en que Millet ha hecho de su trabajo una forma de destruir la vanidad, pero al mismo tiempo reforzarla por tener el valor de hacerlo. O tal vez no, en Millet, como en otros escritores, escribir es una manera de sobrevivir, incluso perdiéndose, incluso desapareciendo detras de un texto. Entonces, no puede haber ni carrera, ni éxito, ni reconocimiento que lo compense, sino es una sonrisa, un gesto de agredecimiento de un lector o de alguien a quien "deseamos" o queremos. Y eso es todo.
Foto: Michel Leiris.
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