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mardi, juin 27, 2006

Nolens Volens

Para los que vieron ayer el partido de fútbol, algo me pareció evidente, que se parecía un poco a la vida: el juego es su propia justificación, no el triunfo o la identificación nacional, aunque sea inevitable. Para empezar la ultra derecha detesta el hecho de que sólo hayan negros y árabes en el equipo francés y en realidad ese es su encanto, representar a una Francia mestiza y moderna. Luego estos "parias" que se convierten en estrellas han demostrado, en el caso de Zidane, que son fieles a lo que son, que el estrellato es la vanidad de los necios y han jugado porque querían jugar, disfrutar del partido. Y punto. Me dio pena que Thierry Henry no metiera gol, hay una delicadeza en él, una elegancia....
Tal vez la juventud de los jugadores españoles, o su inexperiencia, y pensar que todo se juega en la edad, en el cuerpo y no en la inteligencia, haya dejado que Francia pase a jugar con Brasil, pero bueno, no me importa mucho quién gane, sino lo que representa cada equipo para cada país... Si la fascinación por el deporte siempre me ha aterrado es porque es símbolo de fanatismo, de sicosis colectiva.. en este caso es una muestra de un fenómeno social , importante, y por eso este post...

ps: la tesis sobre Flora Tristán y el Conde de Lautréamont es sobre escribir en primera persona a partir de una experiencia extra-territorial, y en otro idioma... a grosso modo...

Siempre le he temido a la sedentarización. Es como si el hecho de estar en un solo lugar me amenezara con petrificarme. No creo que sea muy extraordinario, Lawrence Sterne, Montaigne, George Sand, André Gide, eran lo que se dice unos inquietos, siempre moviéndose de un lugar para el otro, hasta llegar a muy viejos. Lo que me fascina de esta época es su movimiento, su combustión. Hablando de esto, el otro día discutía con Richard Millet sobre el rock mientras almorzábamos, música que considera sin valor (sic). Si a alguien no le gusta el rock, no le gusta su época. Es como no entender que en las películas de Antonioni hay una estética de la época industrial, una crítica y también una celebración... Millet es un hombre muy inteligente, un estupendo escritor, un Puro, como dice Pierre Assouline, pero es una especie de François Mauriac o Drieu La Rochelle, un sol negro que puede llegar ensombrecer el día. Bueno, no hablemos de Millet a quien traduzco, y vaya, vaya que es complicado...

Acabo de terminar la tesis sobre Flora Tristán y Lautréamont y me ha gustado escribir al final: Vallée aux loups, 26 de junio....

Ayer vi la película de Bigas Luna, Jamón Jamón... Es curioso, las relaciones familiares, las amistades, los códigos estéticos, son muy distintos de los nuestros, los latinos, que somos más mestizos, más desapegados, en fin, creo. Hay algo de sordo en todo eso, algo que recorre subterráneamente la tierra española, algo trágico, porque esa parte velada, tan espontánea y tan inconsciente (la fiesta, la movida), tiene que ver con una especie de alienación, de locura que ignora al mismo tiempo la precariedad y busca algo imposible, una especie de extásis, de catarsis, pero sin contenido, y eso, me parece trágico. Camus, decía que el sol de España era cruel, y un amigo escritor me decía que España le hacía pensar en tánatos... tal vez de ahí viene la corrida, pero sobre todo la negrura de los cuadros de Goya. Ahora que se juega el partido de fútbol entre Francia y España. Dos culturas tan distintas, Francia es sosegada, pero también en su sosiego, a lo mejor por la indulgencia de su naturaleza, hace que los franceses sean indiferentes, menos sensibles a este sentido de lo trágico. Creo que lo primero que me sorprendió llegando a Francia fue el hecho de que la gente visitase los cementerios como museos. Que además se hablaba de la muerte con simpleza, sin drama y sin superstición. Ahí está, no es una sociedad supersticiosa, es clara, y al mismo tiempo, eso, puede quitarle misterio. No es catárcica, es menguada. Si España podría ser un cactus, Francia es una orquídea! Y esa belleza puede llegar a ser cruel. Claro, todo esto, son generalidades, hay gente estupenda en cualquier lugar, pero hablo de factores culturales, fabricados... o sea que no duran.

Me gusta escribir: voy a la biblioteca de La Sorbona, a la librería universitaria PUF, luego a la brasería Balzar a tomar un café... el día está perfecto: 25 grados.

Me gustaría ser como Jean Genet: pasearme con un cepillo de dientes en el bolsillo.

Justo, canción de Manu Chau, sincretismo entre Francia, España, y América Latina, incluso el África, ese es le futuro...


Foto: patio interior de La Sorbonne, es agradable sentarse a pensar ahí...

lundi, juin 26, 2006

Vigilar y castigar





Ayer tuve una conversación reveladora con una amiga. Hablábamos del rol de las mujeres en la sociedad actual. Por supuesto siempre estamos conminadas a hacerlo porque la situación lo obliga. Ella me decía que se había dado cuenta de que las células familiares solo funcionan reposando sobre la sumisión y el silencio de una de las partes: la mujer. Según ella, si hasta ahora las familias habían funcionado era porque las mujeres habían llevado la peor parte, soportado que el marido sea el centro y ellas, la prótesis o la periferia, desocializadas o inactivas, tolerando amantes, abandonos y maltratos y una libertad que a nosotras las mujeres les está negada por la propia sociedad. La mayoría de mujeres se posponen, aceptan el juego sin chistar (tal vez por miedo a la inestabilidad económica y al desamparo). Entonces aquellas que deciden jugar la partida por su cuenta se conviernten en desertoras y en un peligro para la comunidad. Pensaba en las mujeres que participan en política, en arte o en literatura, sea como sea, mantienen un perfil bajo, y si Segolene Royal, una conservadora de izquierda, está como posible candidata a la presidencia en Francia, es porque su esposo, Francois Hollande, ¡se lo ha autorizado! Si Condolice Rice será la candidata a la presidencia de los Estados Unidos, ¿no es porque representa valores masculinos, fuerza, manu militari? La única excepción es Hillary Clinton, quien podría ser la única que maneja las cosas con indepencia y fuera de clichés, pero conozco mal la situación para juzgarla. Entonces volviendo al tema de las mujeres activas, parece que la sociedad las condena a ser las brujas de la época. Son vigiladas y castigadas por ella al trasngredir las reglas de la tribu. Otra persona, un hombre (francés), me decía, muy pocos hombres desean una mujer, desean una madre, una hija, o una esclava, no una compañera.
Si hacemos un mapa aventurado de Europa, en Francia la sociedad es muy pequeño burguesa, lo que hace que la familia sea un valor sólido, y aunque las mujeres mantengan independencia, las verdaderas independientes, están aisladas, son piezas raras fácil de identificar. Para empezar la legislación está regida por un androcentrismo imperativo, las reglas sociales, ídem, y la política, por supuesto. En España, las mujeres se quejan del machismo (del siglo XIX!)de los hombres, de su inmadurez, falta de arrojo etc... Por cuestiones históricas y económicas, los hombres en España a lo mejor no se han adaptado al cambio y viven como adolescentes, con crisis de identidad y de sentido en sus vidas. Pero, cosa curiosa, un amigo me decía que sucede igual con las mujeres, osea que.... Esto crea una pobreza en las relaciones entre personas porque las relaciones que no comparten o no son sensibles a los pensamientos y sentimientos del que participa en ella, son casi siempre relaciones pobres, rígidas y nunca nobles. Las mujeres que exigen son tratadas de histéricas, claro, la exigencia, cuando pasa a ser un reclamo, termina siendo una protesta un llamado a la desobediencia, una insurrección y ninguna insurrección es pasiva sino violenta. Ahora, si hablamos de Italia, el machismo italiano es ejemplar! En Alemania no conozco a nadie, pero... ¿será muy distinto? En América Latina, como todo está en permamente en reconstitución, también lo está la pareja (los divorcios son mayoría). Y justamente, habrá que pensar que las parejas no pueden concebirse como antes, que la idea del amor compartido, de la familia y de la casa única, tiene que ser re-re-pensado, no lo sé. Pero esto de querer mantener el mismo modelo solo está al servicio de la reproducción y la preservación de la especie, conseciones que ha hecho la sociedad civil a la religión cristiana. Pensaba en ciertas culturas, una del asia, donde la paternidad no es sagrada y el hombre adopta al hijo que su compañera (que además no es monogámica) tiene con otros hombres (sin ir más lejos sucede también en Bolivia, la fiesta de Tati Pancho) porque, parte de la independencia de una mujer es poder decidir sobre su sexualidad sin sentir ninguna culpabilidad. Eso ya lo había dicho Flora Tristán en el siglo XIX, pero parece que hay que recordarlo. La libertad de la mujer no es solamente económica, empieza por ahí y se termina en la libertad en el pensar y el actuar.
Pues bien, no es con genralidades que se puede comprender un problema vasto, pero sí intuir. Por ejemplo, que las mujeres independientes tienen pocos roles que jugar. La independencia en el plano social y el intelectual, se paga caro. También que de alguna manera se les vigilará y castigará porque son casi siempre un peligro. Y en suma no hay mujer independiente que no posea carácter. Esa imagen de la mujer dulce y modosita ha sido prestado también de la religión, la Mater purísima y dolorosa que todo hombre sueña, cuando la ternura, el afecto, no son sino cualidades humanas. Ni femenino ni masculino. Tal vez hayan algunos hombres que busquen mujeres con las cuales puedan hablar de frente, no ver un cuerpo sino un rostro, tal vez, como todo en la vida solo unos cuantos hombres (y mujeres) busquen la sabiduría la riqueza interior, pero, para aguar la fiesta, no son la mayoría y ni el Primer Mundo, ni el el Tercero tiene la exclusividad. Víctor Hugo decía que el siglo XX sería de las mujeres, sí, pero más bien porque hay que seguir exigiendo y protestando para tener derecho a la palabra sin ser lapidada con el epíteto de feminista o revoltosa.
Vaya, !si hay que ponerse guantes!

samedi, juin 24, 2006

Lo malo y lo bueno


Siempre he pensado que en la vida no hay Malo ni Bueno, todo depende de cómo comprendamos las cosas, de nuestra perspectiva, y de nuestra capacidad para asimilar las experiencias en una línea vital. Toda experiencia nos enseña, nos obliga a conocernos y aceptar que en este sentido nuestro saber es limitado. El amor fati, amar su instante, es amarlo con todo lo que este contiene. Pero, aquí surge una pregunta que siempre me ha acosado: ¿quién le puede decir algo así a alguien que ha padecido de veras el dolor? Pienso en los verdaderos humillados, en los desaparecidos de forma trágica en la hisoria, a causa de la locura de los otros. A los trece años tuve mi primera crisis religiosa que terminó en agnosticismo (no ateísmo), cuando empecé a pensar que no había forma de volver atrás el proyector de la historia y sanar esa herida. Creo que surgió con la lectura del diario de Anna Frank, casi seguro. Todo eso me llenó de una frustración enorme, humillada también porque no sabía cómo creer en la humanidad ni qué era “lo humano", ni qué era yo misma. Luego, cuando leí el Informe Eischmann (Hannah Arendt), esto mucho más tarde, me di cuenta de que el daño, es la estupidez y la alienación, que es la tontería más grande y más rotunda, y por eso, cuando me levanto y extraño la familia, los amigos, la indulgencia, el amado esposo, me digo que sí tiene un sentido saber qué es estar desprotegida, que sí tiene sentido ponerse en le lugar de los más frágiles, cuestión de combatir el cretinismo y la idiotez. Y yo, sé, todos sabemos, que es muy fácil creernos la historia de que estamos protegidos, de que somos importantes, la vanidad es el consuelo fácil al siensentido (recuerdo una frase de una actriz muy inteligente: para combatir la idiotez, no me tomo en serio). Es el sentido de contingencia que veían Alber Camus y Jean Paul Sartre, pero también, en un sentido ontológico, el que lee Levinas, el significado de la deuda. Y nuestra deuda es enorme. También hay una frase en Los endemoniados de Dostoievski: Soy culpable de ser culpable, por todos y de todo. Entonces, esa lucha de Jacob con el ángel que aparece en la Biblia y que Gauguin pintó con furor, es esa lucha con nosotros mismos, con nuestras pequeñeces, nuestra necesidad de trascendernos. Los malos, son siempre los idiotas, ah, no El idiota dostoiesvkiano, ingenuo y puro en su desnudez, el idiota crudo, vacío, sin alma.

Y ahora me voy a recoger a mi amigo Millet a la estación del tren!

vendredi, juin 23, 2006

perder-se


Leo un ensayo de Marcianne Blévis (Seuil 2006), sobre las delicias y tormentos de los celos. Y claro, hay cosas que parecen obvias y sin embargo no lo son, por ejemplo, que los celos disimulan y exhiben al mismo tiempo el terror y el sufrimiento del abandono (...) Para cada uno de nosotros los vínculos amorosos nos hacen frágiles porque implican esperanzas del pasado y que cada uno busca la reparación de heridas invisibles... Esto me recuerda a la idea "huella", de marca y de necesidad de reconocimiento que le da Paul Ricoeur, pesadísimo en sus interpretaciones, pero interesante porque crea una convergencia de interpretaciones: piscoanálisis, filosofía del lenguaje, literatura, etc... Pensaba en un libro muy bonito de Annie Erneaux, poco traducida al español, Se perdre(Perderse). En él ella nos da cuenta de una entrega sin miedo, de una confrontación íntegra con una persona que nunca abarca la totalidad de esta experiencia. Es posible que lo que más miedo dé en la relación con el otro, es la pérdida de la propia identidad, la pasión puede crear esta impresión y sumir al que la vive en el más profundo de los desarraigos, entonces, se necesita ser valiente, como para toda experiencia humana, perderse, alejarse de sus centros. Y saber regresar. En el Genio del cristianismo, en el libro III, Chateaubriand escribe: Esta enfermedad del alma se declara con furor. Porque amar es buscar la felicidad en lo que se ama, es querer encontrar en el objeto amado todo lo que le hace falta a nuestro corazón; es pedir auxilio a ese vacío atroz que sentimos en nosotros mismos, y pensar que será capaz de llenarlo; es mirarlo como la fuente de todas nuestras necesidades, el remedio a todos nuestros males, el autor de nuestros bienes... pero ese amor por las criaturas está marcado por crueles incertidumbres: dudamos siempre si amamos como amamos, somos talentosos para hacernos infelices y alimentar en nosotros mismos dudas y sospechas, celos. Mientras más actuamos de buena fé, más sufrimos y somos los mártires de nuestras propias desconfianzas: ustedes lo saben y no es a mí a quien corresponde hablar sobre las pasiones. Dicho de paso Stendhal tiene otro libro sobre este tema, De l amour.

Interesante ver que un hombre de poder como Chateaubriand, un hijo de la Ilustración, escriba con tanta pasión siobre ese mismo sentimiento. Ahora sí, creo que la frase del diario de André Gide puede encajar: hay una cierta obligación de ser feliz, con la rebeldía de un Nietszche o la humildad de San Francisco de Asís... Y André Malraux decía: la mejor forma de celebrar la vida es ingresando en el misterio de su parte oscura, el reino de la noche, en la que la vida asume su irreductible dimensión de milagro. Al final, la piedra que deseamos mover puede hacerse ligera, es cuando logramos trascender esos miedos y cantar en medio de la oscuridad que nos liberamos,
O simplemente aceptamos ser los "rehenes" levinianos (por Levinas) de nuestros sentimientos... Al final de cuentas, la libertad solo se conoce cuando sabemos lo que es ser rehén , sin lo que la vida sería una línea recta y aburrida. La vida creativa siempre ha implicado el riesgo, la caída, el golpe, el error, es eso lo que la hace interesante. El miedo paraliza, no crea, fulmina. El poema de Rimbaud, Los sentados (Les assis) , es un poema perfecto sobre esta parálisis.

Ayer almorcé en el Train Bleu, el restaurante bar que está en el Gare de Lyon, y desde donde partía el Tren azul en los años 50, rumbo a la Costa Azul. El lugar, del que hablo en uno de mis libros, mantiene esa opulencia de una época dorada (hay una escena de la película Nikita, de Besson, filmada allí, aquella en la que le da el arma), frescos en los techos, ventanas labradas, inmobiliario en cuero y fierro, servicio impecable. Dentro, algunas personas esperan la salida de su tren hacia Niza, Marsella, Cannes, ansiosos por la partida, con esa sensación de estar de paso que a mí siempre me ha gustado. Creo que es uno de los lugares más bonitos de París, no está recomendado por las guías y solo se sabe de él por amigos. Pues bien, ahí está.

foto: Imagen del salón del Train Bleu

jeudi, juin 22, 2006

Soutine


Si se viene a París, hay que visitar el nuevo espacio de l Orangerie en el jardín de las Tullerías. Siempre he pensado en la imagen de Simone de Beauvoir leyendo el diario de Paul Léautaud para poder sentir ese lugar como algo cercano y menos frío. No sé por que, pero es allí donde he sentido con más frialdad (por la simetría del jardín con la rue de Rivoli) la arquitectura de París. Pero lo que deseaba decir es que no pensaba que Chaim Soutine, este artista lituano emigrado a París fuese tan apasionante. Después de ver algunos caudros impresionistas (creo que no, no me rozan como Goya ni Velázquez), Soutine para mí posee la esencia de lo humano... por qué? porque en él, en cada trazo de sus cuadros, incluso en el color, se percibe la vulnerabilidad desesperada de una sensibilidad fuera de lo común, porque pienso que la verdadera humanidad (lo que nos define como seres que aspiran a trascenderse) se construye en el desarraigo, en la distancia y enfrentándose con situaciones de inestabilidad, situaciones en las cuales no nos poseeemos sino a nosotros mismos. Ni patria, ni familia, ni nada, nosotros, frente a los otros, igualmente vulnerables. Esa es la única forma de luchar contra cualquier nacionalismo, contra la alienación la tiranía de las creencias y los prejuicios que hacen tanto daño cuando ejercen su poder. Hablando de nacionalismos recomiendo leer el blog de Felix de Azúa (está en el blog de Iván Thays) sobre las elecciones en cataluña del domingo pasado. Es agudo, preciso.


En las relaciones amorosas las identidades se confunden, se fusionan... como lo escribe Steiner: Es en la naturaleza recíproca de la declaración de identidad, en la necesidad de un eco, aunque sea hostil, que se encuentra la raíz de la paradoja hegeliana: la necesidad de una entidad viva, de la presencia del otro, el miedo y la desconfianza que engendra esta necesidad. Eso, por el lado de Hegel, pero también podría ser que en el amor se desee brillar en la mirada de la persona que se quiere. Pienso en una frase de Nelson Algren a Simone de Beauvoir (la relación intercontinental duró 20 años): te quiero siempre y cuando sigas siendo fiel a ti misma. En tanto que esto se produce, en tanto que las palabras de amor dejan que sigamos siendo fiel a lo que somos, el deseo fluye y es una fuerza motriz. Son espacios energéticos que nos permiten avanzar en nuestra dirección. También recuerdo una dedicatoria en una exposición de un artista plástico en el Pompidou. Esta frase me conmovió mucho porque creo que era honesta: A mi adorada esposa, sin la cual la vida ya no es lo mismo. Sí, una persona es necesaria para hacernos la vida más hermosa, más rica y mientras creamos que es posible, el cielo estará iluminado. Spinoza también decía algo interesante: al principio, se ama su deseo, después el objeto amado brilla con su propia luz, o algo así. Tal vez lo he cambiado un poco, pero dice lo esencial.

foto: Nelson Algren y Simone de Beauvoir en los Estados Unidos.

mardi, juin 20, 2006

Las antípodas


Es importante poder entender qué sucede cuando un diálogo no fluye. Tal vez porque la no-comprensión, algo que se nos escapa, nos duele, nos anula como personas. Por supuesto, el único instrumento con el que podemos comunicar es nuestro lenguaje, escrito o hablado. El hablado implica riesgos, es inmediato y por eso, a veces, es el que se presta más a malos entendidos. Cuando alguien dice, “no entiendo”, quiere decir “no significa nada para mí”. Cada vez que comunicamos vamos a buscar en nuestro archivo como si fuese un disco duro que ha almacenado la información. En algunas ocasiones no tenemos el programa y tardamos en conseguirlos, pero, finalmente lo conseguimos porque e suna cuestión de buscar el adecuado. Yo creo que toda persona está capacitada para comprender a otra, para acogerla y hacerla significar en ella. Lo que impide muchas veces esta alteridad, es el miedo, el bloqueo afectivo. Si todos estuviésemos seguros de que no nos perderemos en el diálogo con el Otro, en que no nos quitará nada, sino que al contrario, nos añadirá (lo digo también por ti De Souza), sentiríamos menos nuestro aislamiento y nuestra soledad. Termino de leer un libro de George Steiner, Extraterritorialidad, creo que lo he mencionado. Hay un fragmento, en el capítulo titulado, El animal dotado de lenguaje, que dice algo muy bonito:

Nuestro idioma es la ventana hacia la vida. Para el que habla, determina las dimensiones, la perspectiva y el horizonte de una parte del paisaje total del mundo. Aprender otro idioma, además de su idioma materno, es penetrar la sintaxis, abrirse una segunda ventana sobre el paisaje del ser y escapar, aunque sea por unos instantes, al confinamiento de la apariencia evidente, de la pobreza intolerante de unos lentes con un solo espejo y monócromo, corrosivo justamente porque no tenemos consciencia.

Ayer visité el nuevo Museo del quai de Branly, hecho por el arquitecto Jean Nouvel y destinado a exponer piezas de Oceanía, Africa y América Latina. Una nueva forma de valorar las culturas antes consideradas “primitivas”, nueva corriente que es toda una revolución en la manera de ver el mundo. Si antes se pensaba que todo era entendible a través de la razón, ahora se piensa que hay zonas no exploradas, esotéricas, nada clásicas, de conocer y entender el mundo. Cuando llegué, Jean Nouvel estaba conversando con unos periodistas, entonces le pregunté qué significaba este nuevo museo para él y me contestó que era crear un territorio para acoger las piezas que abrigaba en el interior, no para exponerlas. Suena muy interesante esta manera de valorar otras culturas sin las categorías clásicas de civilización, pero me preguntaba, ¿no es una forma simplemente idealista? Para no caer en otro tipo de idealismo (a fuerza de agotar discursos universales) es necesario que el lenguaje, lo dicho, signifique con una caricia, una sonrisa, un gesto también del cuerpo. No basta con una voluntad política. El desfase viene cuando se habla de valorizar estas culturas y sin embargo, al mismo tiempo que Chirac inagura ese museo esta mañana, su mismo gobierno está planificando cómo expulsar a 15.000 niños escolarizados, hijos de emigrantes, por supuesto, por estar en situación irregular. ¿Eso es valorizar al Otro? Yo creo que es una cuestión de imagen. Para estar en el aire del tiempo, estas ideas, aparentemente progresistas, gustan, pero no sacan a las personas de su solipcismo. Para sentir cierta vulnerabilidad, hay que tener la bala enquistada en el pecho o algo así... El edificio del museo es precioso, las colecciones, sobre todo las de Oceanía, son impresionantes. Igual para América Latina. Toda la técnica moderna está ahí dentro, contenida en esa arquitectura que acoge el cielo de París, bajo la sombra de la Torre Eiffel, pero ¿hay realmente diálogo entre culturas? Cuando visitaba los techos de las instalaciones para la investigación, mi guía me dijo sonriendo pícaramente: los artistas aborígenes, son como una se los imagina, salvajitos, sin zapatos, pelos enredados... en fin, paso.
Volviendo al tema del no-diálogo, ¿qué formato usar para comunicar con los otros? (PC o Machintosh?) Wittgenstein (el del Tractatus) decía, lo que no se puede decir, mejor callarlo, y Lautréamont, lo que no puede decir con pocas palabras, no hay que decirlo. Steiner sostiene que los filósofos del lenguaje nos han devuelto la humildad al mostrarnos los límites de nuestro lenguaje, pero también la sutileza de las palabras, su capacidad de sugerirnos cosas, y creo que ahí entra Eros. Lo único que nos puede ayudar a acoger a los otros, a un hombre, a una mujer, a un extranjero, es la humildad. Pensar que no sabemos todo, que nos podemos equivocar, pero que siempre, siempre, mientras nuestro deseo mantenga en combustión, decir, significar, es posible. Quizás lo más bonito sea mantenerse en la espera, no desespera, espera en la seducción.

foto: Jean Nouvel delante del Museo de Quai de Branly.

vendredi, juin 16, 2006

mensajes


Mensajes de texto en urgencia.

Piensa en mí para que yo exista.

La luna brilla, y yo quiero que brille dentro de mí!

Las lechuzas hacen ruido...

Lo que me importa no es solo el movimiento, sino el sentido del movimiento.

Una sola palabra tuya. Y basta.

foto: La cartuja de Parma, una imagen de Fabrizio en el cine.

curiosidad

Hoy el día está precioso en París. No hace calor, la temperatura ideal: 26 grados. Hace unos instantes bajé a pasear por el jardin de la Residencia. Los jaszmines despedían su perfume, incluso los árboles, un ciprés (calvo!) de Luisiana, que era uno de los preferidos de Chateaubriand... Con el libro sobre Maurice Ravel, de Jean Echenoz, decidí echarme sobre la hierba a leer, abandonarme a esa sensación de placer de estar rodeada de esa naturaleza voluptuosa (hay orquídeas en una parte del jardín) cuando, de pronto, me di cuenta de que había perdido el celular en uno de esos retozos sobre la hierba. Osea que me puse a buscarlo entre la hierba cuando vi pasar a un joven con un libro en la mano. A estas horas, más d elas 8 de la noche, no hay acceso a la residencia, entonces, pensé que se tratana de un fantasma. Una especie de Fabrizio del Dongo, un poco más sombrío y con una expresión de tristeza en el rostro. La aparición duró unos instantes, despúes de un “bonjour” y un gesto de amabilidad, el personaje desapareció. Noté que estaba demasiado elegante para ser un guardián, además sujetaba el libro con ansiedad en una mano... encima, ciertos gestos, delicados, no podían pertenecer a un guardián!
Cuando entro a la Residencia me cruzo con el Director, Paul Clement, especialista en Chateaubriand y me presenta a su hijo, Leopold Clement. La pregunta es: ¿qué acongoja a alguien que tiene un libro en la mano? Tal vez, pensé, busca in encontrar lo que yo siempre he buscado en un libro, que alguien haya vivido lo mismo que yo, que se haya sentido sola, solo, perdido o perdida, confundido y feliz, triste y a la vez alegre, o que alguien escriba una frase que nos parezca susurrada al oido, algo que nos una a la experiencia vital del mundo, que parezca con sentido. Tal vez el tal Leopoldo (un nombre un poco pomposo para un joven), buscaba eso... Igual, yo sigo buscando y aunque no halle nada, lo que interesa es no perder la curiosidad.

mercredi, juin 14, 2006


Hoy el día amanece casi frío después de un calor canicular... esos cambios de clima, tan bruscos, son casi impensables en las regiones del sur, es lo que se dice clima temperado....
Pero no deseaba hablar de eso sino de dos pequeños libros que acabo de leer, el primero es de Jean Echenoz y fue escrito en homenaje a Jerôme Lindon (Jerome Lindon, Minuit 2006), el editor de las Editions de Minuit. Esta es la editorial que lanzó el Nouveau Roman, no porque los autores que reuniera tuvieran una propuesta estética en común, sino porque coincidieron, Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet, Claude Simon (futuro Premio Nóbel) Nathalie Sarraute y Michel Butor, entre otros. Samuel Beckett brillaba solo puesto que ya se había ganado el Nóbel. Un día visité a Lindon en su oficina de la calle de Palissy y me pareció alguien amable, incluso bondadoso, algo difícil en las personas de edad. Me contó una anécdota sobre un cruce en las escaleras entre Jean Echenoz y Beckett y yo le dije que Echenoz tenía algo en común con SB, seco, flaquísimo, un poco rostro de pájaro. El libro de JE describe ese movimiento lento, seguro, al lado de este editor. Cómo le lleva sus primeras novelas que se venden a 300 ejemplares, cómo, cuando se gana el Premio Médicis, el halago de Lindon es ponderado, elegante, cómo cuando le entrega una novela que no está a la altura, se lo dice y Echenoz trabaja durante dos años hasta conseguir un texto mucho mejor, y cómo, siempre, siempre, no utiliza el halago fácil, la artimañana comercial, la docilidad. Lindon era exigente y si se entraba a Minuit se aceptaba una especie de sacerdocio, nada de fuegos fatuos, austeridad, economía de energías (por ejemplo, le desaconsejaba firmemente a JE participar en antologías, coloquios, viajes, todo lo que lo distrajera de los sustancial), vocación. Y creo que no estaba equivocado, Lindon, esa exigencia y esa contradicción también de tener que moverse en un medio muy burgués, pero marcando distancias claras, una forma de modus operandi para mantenrse fiel al trabajo de escribir. Echenoz dice que no le gustaba presentarse como escritor, tiene razón, no es una profesión, solo una vocación de alto riesgo en la que se implica la vida, bueno, eso para los que la entienden así. Y hablando de medio pequeño burgués... acabo de leer otro libro de Mehdi Beljaj Kacem sobre la sicosis francesa a raíz de los disturbios que hubo en París, la quema de coches, las revueltas (La psychose francaise, Les banlieus: le ban de la Republique, Gallimard, 2006). La sicosis del miedo del Otro, el otro como un peligro, como el que pone en duda un orden minuciosamente construido (valores éticos, morales, estéticos) y que se condena al “ban”, al destierro. El ban-dit (bandido para nosotros, no olvidar que Sarkozy trató de “escoria” a los jóvenes que protestaron), es alguien que está fuera de la sociedad, es el desterrado; apestado, en ciertas épocas (ver Foucault) el leproso... el paria por excelencia. Si está fuera no es porque lo decida, sino porque muchas veces lucha por valores de independencia (ver Flora Tristán, la paria), porque comparte otros nuevos, exogámicos. Es también el judío de la historia y BK explica qué quiere decir judío. Transcribo: en el origen los judíos eran los esclavos egipcios que Moisés, bastardo venido a menos del reino del faraón Akenaton, toma a su cargo. Akenaton, el primer inventor histórico del monoteísmo, esperaba que esta religión, por su universalismo imperialista, sometiera o suprimiera todos los paganismos locales (pleonasmo). Pero Akenaton fracasa `porque era faraón y que el imperio colonialista egipcio estaba escandalizado por esta religión de resonancias imperialistas, en su origen, igualitarias. El monoteísmo no podía funcionar sino para aquellos concernidos por la igualdad: esos excluidos, los que no contaban para nada en la sociedad. Y ese monoteísmo ha funcionado con esos esclavos, que suprimiéndose a sí mismos en tanto que esclavos, se han convertido históricamente en los judíos.
Judíos entonces, BK desmenuza lo político, lo cultural, el endurencimiento de la mentalidad pequeño burguesa, la exclusión del Otro convertido en chivo expiatorio de los males que amenazan Francia, una vez más el judío.
Continúa BK: Judío es el nombre de todos aquellos que contribuirán al universalismo negando que su condición de hombres en el destierro sea una sustancia genética. No es genética sino genérica, es decir que pinta el universalismo de verdades. Que esa verdad no guste a la sicosis francesa, es otra cosa. Que nos agobiemos del hecho que una buena parte de deportistas, cantantes (sin hablar de la totalidad del rap, admirable, monopolizado históricamente en los Estados Unidos, en todo caso, por negros), pero también filósofos, escritores, artistas, científicos, sean en el futuro los metecas, he ahí lo que la sicosis actual ve con demasiada claridad.
Bk, ha salido de esos barrios de excluidos, ha sido igual que ellos, un chico de la calle que paran en el metro por su apariencia, estigmatizado para ser un bandit, y hubiese podido estar condenado al “ban”, pero por un azar, la literatura, la filosofía le han dado lo que la sociedad francesa al parecer no le dio, libertad...


ser paria, eso se merece. (BK)


ps: Es posible que pronto traduzca algo de este autor para una editorial en Lima.

mardi, juin 13, 2006

Paul Léautaud


Resulta que Paul Léautaud, de quien he oido hablar únicamente por su diario, vivió en esta casa durante la Segunda Guerra Mundial. Un médico del lugar decidió convertir lo que había sido la casa de René de Chateaubriand en una especie de asilo donde protegió a algunos judíos. Solo he leido fragmentos de su diario de cual se dice que es lectura indispensable y por eso, esta mañana, bajé a la biblioteca para pedir un libro suyo, pero no había nada del escritor, salvo un ensayo de Philippe Delerm, otro escritor prácticamente desconocido para nosotros. Me lo dieron y me puse a leer bajo la sombra de un árbol, porque si ayer hacía calor, hoy es la canícula. Pienso en la chica antillesa que trabaja en una oficina pequeñisima, al lado del departamento que ocupo. Hace unos instantes fui a consultarle por los libros de Léautaud y me dijo que se moría de calor, que la gente en Francia pensaba que como era antillesa (y negra), estaba hecha para el calor (sic). Pienso también en las detenciones en el metro de ayer por la tarde, de parte de la policía de Sarkozy, Primer Ministro. Dentro de poco, Fracia, se va a convertir en un estado completamente poliicial!! Patético. Yo he visto los rostros humillados de los jóvenes en el metro a quienes detienen solo por tener un tipo fìsico o una forma de vestirse... Justamente volviendo a Paul Leautaud, famoso por ser excéntrico, loco por los animales, un poco reaccionario también. Pero bueno, parece que tenía un mono, 15 gatos, 12 perros, y no sé qué más, lo que sé es que su mujer terminó dejándolo porque se le ocurrió recoger a un burro! Claro, aquí solo se vino con unos cuantos gatos y adoptó la gata de la casa, Plaline, porque a Chateaubriand también le gustaban los gatos. Y a mí también.... aunque Odeur, el gatito de la casa, me haya mordido el otro día cuando intenté cargarlo... en fin, Leautaud andaba vestido como un loco, la corbata, hecho un asco, todo él, una mugre. Mucha gente ha caricaturizado esta imagen y a Leautaud no le ha hecho mucha gracia. No le gustaba que lo considerasen un bohemio cuando era un burgués, et fièr de l’être! (orgulloso de serlo!)... ese era su lado reaccionario, pero su diario tiene cosas brillantes. A veces los autores no están a la altura de los seres humanos aunque se desee pensar que sí. Delern dice que sus autores de cabecera son Léautaud y Proust, este último tampoco brilla por su humanismo (sale snob de París, tiens!)...
Cito un fragmento de Léautaud, luminoso, contradicción entre el genio y la calidad humana... nunca he entendido por qué...

Siempre me han gustado las personas originales, raras, quiméricas, singulares. Tienen para mí la sal de la vida, y sin embargo dan miedo a la gente que se parece a todo el mundo. Me gusta su fantasía, su locura. Los sigo si es que me cruzo uno por la calle, trato de averiguar quiénes son, quisiera conocerlos y frecuentarlos, y no tengo sino repulsión por aquellos que se voltean a mirarlos con burla cuando los ven. Encima me gustan porque casi siempre son buenos, aunque siempre sean pobres. ¿No es curioso esa unión tan frecuente entre la originalidad y la bondad, mientras que la gente que junta por millares son, en su mediocridad tan egoístas y perjudiciales? Yo atribuyo eso a todo lo que separa a los seres libres de los esclavos. Vestirse a su gusto (ah!), actuar y vivir de la misma manera, sin preocuparse de los tontos que se sorprenden o se burlan, es todavía, en un pequeño terreno, el signo de un espíritu libre.

Foto: Paul Léautaud y la gata Plaline a la entrada de la Maison de Chateaubriand.

dimanche, juin 11, 2006

Filosofía de la alteridad


Creo que la filosofía de Emmanuel Levinas me fascina porque contiene la reflexión más interesante que se ha hecho en el pensamiento Occidental: la irreductibilidad, la epifanía, presentes en la aparición del rostro del Otro. Los verdugos nunca miran los rostros de sus víctimas, porque si lo vieran, no se atreverían a ejecutarlos. La filosofía Occidental se ha encargado de establecer una ética de la acción que permita actuar guiados por una escala de valores universales, desde la época clásica hasta la más moderna (aunque esto no sea completamente universal sino consensual al olvidarnos de que el mundo no es Occidente), Kant y su imperativo universal, o la filosofía moralista e inconoclasta de Nietszche, que se situaría en las antípodas y que yo creo está más arraigada en la importancia del Yo individual, la combinación de lo apolíneo con dionisiaco, etc... Pero nadie, nadie, se ha ocupado como Levinas de pensarse a sí mismo como Otro (y es también Rimbaud y Rousseau, como que...), es decir, el número 2, que en la filosofía china es la sabiduría: Ren. Es curioso, porque la fisolofía de Levinas tiene como inspiración el Talmud y la Torah, libros que conozco mal sino es por la Biblia, y esto, porque llevé un curso sobre ese tema en la universidad de Toulouse-Le Mirail. Recuerdo que empecé a faltar a ese seminario y cuando me decidí a ir, me di cuenta de que era interesantísimo... Estudiamos los Evangelios Apócrifos y algunos libros del Nuevo y el Antiguo testamento. Pero, vuelvo a Levinas, que además es criticado por su idea de “rehén”. Para él todos somos “rehén” de alguien y es en esa alteridad, voluntaria porque no se trata de “amo y esclavo” (como en Hegel) sino en una entrega consciente, casi una idea de sacrificio por el otro, gratuito y felizque se produce un verdadero trabajo de trascendencia, es decir, nuestra realización plena en tanto que seres humanos. Bueno, yo decía que ningún filósofo contemporáneo, ni Habermas, ni Sartre, ni John Rawls (el autor de la Teoría de la justicia) se ha ocupado de este tema. ¿Como fundar una ética de la alteridad, verdadera, y en el goce y no en una especie de sumisión o resignación?... Pienso que esta noción del “amor por el otro” que tiene Levinas, una idea de amor responsable que tiene que ver un poco con la idea de don de amor en la Biblia (igual que Simone Weil), al menos, eso leo yo. Hay más felicidad en dar que en recibir, dice el verso bíblico, y en ese sentido, alguien que como él escapó por un milagro a la masacre judía para construir la filosofía más hermosa que me ha tocado conocer, es como para seguir apostando por ciertas cosas. Por ejemplo que un texto se escribe y deja huella, que un rostro, cuando se nos parece en toda su desnudez, produce un impacto en el interior de nosotros, y ese rostro sea como sea, tenga la edad y la forma y el color que tenga, es lo humano.
A Levinas le interesaban mucho Marcel Proust y Franz kafka, el primero, porque en su literatura hay una desnudez y una vulnerabilidad casi trágicas, el segundo, porque supo expresar la contingencia de nuestra existencia, ese estar encerrados en un ser concreto como si fuésemos nuestros propios prisioneros. A lo mejor de ahí nazca la compasión, cuando sentimos al Otro como víctima de sí mismo y se desea ayudarle a trascenderse. Para Levinas este trabajo no se hace sin el Otro, por eso hay una gran generosidad ene esta filsofía, y aconsejaría leer
Totalidad e infinito...

Una ultima reflexión: Paul Ricoeur, otro autor que me interesa, le reprochaba el carácter hiperbólico de su idea de “rehén”, porque Ricoeur pensaba que en ese dar había implícita la necesidad de una promesa de reconocimiento. Tal vez, es la promesa de “futuro” al acto, sin lo que, el gesto parece desprovisto de sentido, pero, ¿ es realmente así?. Creo que el interés pervierte todo. Es la acción así, desnuda, que nos da un bienestar... Solo el acto es importante(incluso escribir), el resto, bueno, qué importa el resto.

(ojo: ni siquiera es una idea que me pertenezca del todo, la he visto también en una película de Godard)
Sigo con Levinas, en la terraza de la Residencia de Chateaubriand desde donde veo el cedro de Líbano que plantó el propio Chateaubriand pensando en cómo le daría sombra en verano. Y sí, ¡gracias René! Porque hoy hace 30 grados y todo parece dilatarse por este calor, alargarse, es curioso.

vendredi, juin 09, 2006

Un hombre y una mujer


Un hombre y una mujer (viñetas sobre la vida cotidiana)

Un día una mujer encuentra a un hombre y le dice: usted es la persona que he estados buscando. Pero de alguna forma este hombre no le cree. La mira, él nunca ha estado con alguien así. Ella es extraña, de un país donde se recogen estrellas negras sobre la arena. Ella ha viajado mucho, ha visto lumas de todos los colores, ha conocido el amor y el abandono, esto se lo dice con cierto énfasis. Entonces empiezan a caminar juntos, una, dos noches, algunos días. El escucha lo que ella le cuenta sobre su vida, de alguna forma le fascina, pero sigue sin entender... El mira otro cielo, a veces, otra noche y quiere que sea tan solo suya. No desea compartir. Al final, esta mujer se le hace ingrata, impenetrable y piensa que debe seguir camino solo. Entonces decide ir a buscarla para decírselo. Cuando se lo va a decir ella ya no está. Enceuntra esta frase escrita sobre un papel: cuando me reconozco a mí misma, sé quién eres tú. Y así, él se queda solo y llora por ella.

mardi, juin 06, 2006


Malévich

He tardado en hablar sobre la exposición de Kasimir Malévich (1878-1935) en la Pedrera (edificio de Gaudí) en Barcelona. Creo que porque no lograba organizar lo que pensaba, todavía ahora no sé si está claro. Malévich es un artista polaco-ruso-ucraniano que revolición la pintura del siglo XX con un concepto estético: el suprematismo, que quiere decir, ausencia de objeto. Sus cuadros más conocidos son tres figuras geométricas, cuadrado, cruz, y esfera, en un fondo gris-blanco. Estos iconos levitan en ese espacio, son una síntesis del objeto, igual que sucede con Mondrian solo que en Malévich esta abstracción tiene que ver con una experiencia vital dolorosa: persecusión, encierro, incomprensión... etc... Es decir, Malévich roza los límites de la experiencia y la transforma. Esta experiencia se resuelve cuando una se encuentra frente a uno de estos cuadros. Hay un triángulo, objeto-artista-espectador.... Es por eso que no es lo mismo ver un cuadro en foto que verlo de verdad... La experiencia tiene que ver con esa confrontación, y que una persona sienta algo cuando ve uno de los cuadros de Malévich, es otra cosa, tiene que ver con la experiencia sensible, que es siempre subjetiva e impredecible. Ayer, mientras paseaba por el parque de la residencia de Chateaubriand me decía que muchas veces había resistido a aceptar la belleza que provenía de espacios que no me eran personales, por una cuestión de identidad, por una cierta neurosis (pensaba por ejemplo, cómo me ofendía que dijesen que Lima es fea) que me predisponía a resistir.... Y a lo mejor es así con todo, hay que estar dispuesta a observar y a escuchar, no basta con estar presente, y ese estado, no sé, es un estado de gracia, de serenidad... así, habría menos conflicto, me refiero que si cada experiencia fuese aprender un poco más, estaríamos a salvo del drama, de ese encierro que Sófocles describe en su Antígona y que es el drama de los dramas en nuestra historia: la incapacidad de una verdadera alteridad. Pero tal vez sí se pueda, Malévich, saber que su vida tuvo que ver mucho con su arte, que su resistencia a las imposiciones estéticas de su época fue una manera de mantenerse fiel a la idea que se construyó del arte y que murió así, fiel a sí mismo, fortalece.

Escucho el último disco de Joan Manuel Serrqt, MO, en catalán. Entiendo poco pero su voz y la música me seducen. Curioso, Serrat me recuerda una parte muy agradable de mi infancia: cuando leía comics, sentada en la terraza de mi casa en Chaclacayo. Creo que era muy feliz y que la indulgencia del clima, los árboles, los cerros, me parecían un paisaje hermoso, completo.

Godard for ever


La primera vez que vi una película de Jean Luc Godard fue gracias a un amigo de la revista Caretas. El me había prometido que descubriría un mundo aparte viendo sus películas. Y fue cierto. Desde que empecé a ver sus películas, comprendí que él tenía uan visión personalísima del cine, que la manera como integraba el pasado al presente era particular, y sobre todo, que su idea de la narración (erosionada y subjetiva) no tenía nada que ver con el cine clásico aunque le debiera mucho. Godard incluyó el documental como forma de narración, la cita textual y la pictórica, Velazquez, Goya, Modigliani. Desde el comienzo comprendí que el problema de Godard en el cine era la forma de “decir” no de contar. En la exposición del centro Pompidou que visité ayer: Viaje (s) en utopía, a la búsqueda de un teorema perdido..., esto se confirma. JLG es ahora el hombre de edad que nos muestra su fascinación por el cine con un candor infantil, desde el juego y desde su celebración, no desde la seriedad o la impostura. Entrar a la sala donde se hace esta exposición compuesta por instalaciones múltiples de lo que él entiende como arte en cine: El libro negro del contraplano, sus límites y su necesidad de crear una convergencia entre literatura, pintura e imagen para crear movimiento, cinestesia, porque hay una fascinación por el movimiento, por la imagen que muestra y desaparece, por el fragmento suspendido en el tiempo que hace que cada frase se convierta en un mito... Un baño de imágenes, voces, la suya, la de los actores, de libros supendidos, George Bataille, Shopenhawer, Simone Weil... Imágenes de documentales (Sarajevo), la películq inacabada de Orson Welles sobre el Quijote, El testamento del Dr Mabuse, de Lang, Johnny Guitar, de Nicolas Ray, una cama deshecha, un cuadro de Goya, o de Modigliani, luego una frase de Godard, por ejemplo esta que habla de la incomprensión en la pareja:

Lo que presentamos como un fracaso en la comunicación en el amor
Constituy precisamente lo positivo de la relación amorosa
Esta ausencia del otro es precisamente la presencia del otro


La vida se integra a la obra, luego sale convertida en imagen, la imagen de sí mismo en una de las pantallas, Godard y Anne.Marie Miéville (la única mujer que lo ha comprendido), en un restaurante. JLG visiblemente incómodo, mal dans sa peau, como se dice aquí, inquieto, contrariado, al borde la de la explosión. Ella sonriente, serena, un diálogo que se termina por el silencio, y ese no hay nada que hacer, nunca comunicamos de verdad.
Pero esa escena me hizo pensar en una frase que proviene de una amiga muy querida: las personas que debemos buscar son aquellas que nos dejan manterner la inocencia de un niño. Esa noche pasaban la película de JLG: Elixir de amor... Hoy es Mi propia música... se trata, entonces de tocar su propia música.

dimanche, juin 04, 2006

Elecciones

Creo que se puede estar muy feliz de lo que ha sucedido ayer, durante las elecciones, en el Perú. Primero, porque frente a una propuesta, de parte de Ollanta Humala, básica, belicosa, demogógica, los peruanos han decidido votar por ideas, contenidos, propuestas de diálogo, en resumen, la democracia. El hecho que no nos haya seducido los ofrecimientos de la propaganda de Humala, (ayuda económica de Venezuela, etc...) demuestra una madurez política. Luego, diría que la identidad peruana no es monolítica y rechaza una postura minimalista, fundada en valores que son arcaicos: nostalgia por un pasado que da la impresión de fortaleza, unidad étnica, etc... (todo tiempo pasado ha sido mejor), mitomanía de la usurpación (lo que no tenemos nos lo han robado), sino que vive en el presente, en la prosa del mundo actual, con sus carencias y sus dudas. Me gusta esta imagen de un país complicado que comprende que la salida no está en la violencia, ni el aislamiento, ni siquiera la provocación, sino en la observación, la creatividad, la ductibilidad.
En Francia se celebra esta madurez atribuyéndola a una cierta influencia europea, es posible, pero yo me atrevería a decir que este resultado es más bien consecuencia de ciertas experiencias violentas en el Perú (la de Sendero Luminoso es la más importante) y de la madurez que ha permitido varios años de democracia, con Alejandro Toledo y, sobre todo, por un crecimiento sostenido que tiene que empezar a sentirse en los estratos más bajos con mejoras en la educación y la salud... la pobreza que no crea una sociedad de individuos dignos, sino sometidos, exluidos, desencantados.
Con estas elecciones, Perú se pone para el mundo entero en la línea de Chile, Argentina y Brasil, es decir, del lado de los países que mantienen en el poder una izquierda de ideas humanistas y de convicción democrática, de donde se deduce ese respeto por una pluralidad cultural irreductible que posee el Perú, y no del lado de la izquierda castrista, xenófoba y pobre en ideas que domina Venezuela, Bolivia menos, y por supuesto, Cuba. Un comentarista terminaba con una frase interesante: Le Venezuela, n est pas le Pérou (Venezuela no es el Perú).

Residencia invisible


Moverse, partir de cada ciudad, es como abandonar un sueño. El sueño de los otros, nuestro sueño. Nada me parece más vulnerable que una persona se abandone al sueño en medio de todo el mundo, es como si se mostrara en su lado más frágil e humano. La visión de una persona durmiendo en la calle, incluso en una sala, o en una habitación, me conmueven. Puede ser que me vea yo en ella, no lo sé, pero es una sensación intensa...
Anoche llegué a París desde Barcelona, mientras regresaba del aeropuerto de Beauvais hacia la Porte Maillot, miraba el Sena, la Torre Eiffel, los árboles del Bois de Boulogne... y era como una sensación sosegada, casi silenciosa...
Pensaba en este nomadismo que me acompaña, en ese moverme de un lugar al otro, que de alguna amnera me ayuda a moverme en el interior obligándome a poner en paréntesis todo lo que me parece firme y durable. La residencia auténtica es solo la interior, el decorado puede cambiar, pero el interior está atento a cada movimiento y lo inscribe en su memoria y lo transforma de alguna manera en un valor agregado, en un enriquecimiento... Entonces, me digo, yo tengo una residencia invisible, interior, y de la cual solo yo poseo la llave... me gusta recibir a los visitantes, acompañarlos por todas las piezas, y sin embargo, es mi residencia.
Y cuando llegué a una verdadera Residencia, en lo que fue la casa de René de Chateaubriand, me esperaba una botella de Chateaux Margaux sobre la mesa, vaya, un lujo, para brindar si las cosas van bien en le Perú y no se impone la ceguera, la fobia o el resentimiento. Al final siempre estoy muy cerca del Perú, como si estuviese allí sin estarlo... invisible...
o casi.
Por la tarde conversaba con un amigo escritor en el Train Bleau de la Gare de l Est sobre la invisibilidad de Maurice Blanchot (el de Tomás el oscuro, o La entrevista infinita)... su invisibilidad, sus ganas de desaparecer... porque a lo mejor todo escritor es invisible, salvo para sí mismo. Eso es de ya bastante, ¿no?

jeudi, juin 01, 2006

Atravesando el espejo

Es interesante ver la visión que tiene un hombre sobre una mujer, sobre todo en esta época, cómo la ve, cómo la siente. En la literatura universal los personajes femeninos más importantes han sido creados casi siempre por hombres (aunque las mujeres también han dado cuerpo a algunas importantes: Emiliy Bronte y su Catalina Heatcliff, Virginia Woolf y Mrs Dalloway, la Princesa de Cleves, de Madame de Layayette, o Madame de Stael y su Corinne): Antígona, Madame Bovary, Ana Karenina, Lolita, Ana Ozores, etc… La famosa frase de Flaubert, Madame Bovary soy yo, quería decir, yo nunca podré dejar de ser yo mismo, pero al mismo tiempo soy ella. También pienso en Cumbres Borrascosas, de Emily Bronte y la frase de Catalina: Heatcliff soy yo. Extrapolando, siempre estaríamos autorizados a decir que ese Yo siempre es otro, el que nos envía una constancia de nosotros mismos, el que nos muestra nuestros límites de manera más contundente en el instante en que decidimos que amamos. Digo esto a propósito de la última novela de Mario Vargas Llosa, Las travesuras de la niña mala, Alfaguara 2006. Leerla me ha sugerido varias ideas, una de ellas es que el modelo de mujer que seduce a Mario Vargas Llosa es aquel de la mujer insumisa y de alguna forma, independiente (Flora Tristán, Madame Bovary) por más que el personaje de esta novela posea ciertos aspectos de una mujer conformista, su arrivismo social sería el más evidente. La verdad es que a ambos personajes, Ricardito y la niña mala, los distingue su forma de situarse en el mundo, su dasein, su “estar ahí”, al margen de lo convencional, aunque parezca lo contrario. La niña mala será una indocumentada, neurótica, solitaria que se enamorará en algún momento de un japonés que la somete a una serie de vejaciones y Ricardito siempre estará dispuesto a protegerla, a redimirla de alguna manera (es la dimensión dostoievskiana de la novela) para salvarla de sí misma. Una vez comentaba con un amigo que siempre se sueña con alguien que te proteja de ti mismo (a), y en este caso, ella, la niña mala, encuentra en Ricardo a ese hombre que la protegerá toda la vida. Per sempre y sin condiciones. Es el tipo de amor salvador, Occidenrtal en su forma, el amor es un don… todo lo perdona, todo lo asume… como reza el Eclesiastés. Otra idea es que en la distancia, en ese convertirnos en fantasmas en el extranjero (a fuerza de movimiento y experiencias fragmentadas, la unidad se quiebra, siempre), y en la neurosis que esto produce (en el desarraigo, no es posible reconocerse sino es en la fragmentación), la única forma de no desaparecer del todo es manteniendo algo, alguien, presente a lo largo de la vida. Esta niña mala se convierte en el icono, en un fetiche pero estigmatizado como la mujer que proyectará la mirada unificadora que necesita Ricardito. Todo esto me ha venido a la mente pensando en el personaje de Vargas Llosa, porque es siempre un desafío arriesgarse a construir un rostro de mujer, darle aliento y hacerla caminar, sobre todo, que aquí ese aliento está cargado de ternura y de una fascinación auténtica. Al final de Las travesuras de la niña mala (más que travesuras, son pequeñas transgresiones, al menos, yo, lo veo así), nos damos cuenta de que una vida se reduce a muy poca cosa, a un poco de afecto, cueste lo que cueste, y algunas escenas, con su amante japonés, me hacen pensar en Michel Houellebecq y su heroína de Un isla posible (una cierta miseria humana, una vulnerabilidad evidente). El final es sin melodramas, no era la intención de la novela, sino (pienso yo) meterse en la piel de otra persona, darle vida, un trozo de vida limpio, completo.