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mercredi, juin 14, 2006


Hoy el día amanece casi frío después de un calor canicular... esos cambios de clima, tan bruscos, son casi impensables en las regiones del sur, es lo que se dice clima temperado....
Pero no deseaba hablar de eso sino de dos pequeños libros que acabo de leer, el primero es de Jean Echenoz y fue escrito en homenaje a Jerôme Lindon (Jerome Lindon, Minuit 2006), el editor de las Editions de Minuit. Esta es la editorial que lanzó el Nouveau Roman, no porque los autores que reuniera tuvieran una propuesta estética en común, sino porque coincidieron, Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet, Claude Simon (futuro Premio Nóbel) Nathalie Sarraute y Michel Butor, entre otros. Samuel Beckett brillaba solo puesto que ya se había ganado el Nóbel. Un día visité a Lindon en su oficina de la calle de Palissy y me pareció alguien amable, incluso bondadoso, algo difícil en las personas de edad. Me contó una anécdota sobre un cruce en las escaleras entre Jean Echenoz y Beckett y yo le dije que Echenoz tenía algo en común con SB, seco, flaquísimo, un poco rostro de pájaro. El libro de JE describe ese movimiento lento, seguro, al lado de este editor. Cómo le lleva sus primeras novelas que se venden a 300 ejemplares, cómo, cuando se gana el Premio Médicis, el halago de Lindon es ponderado, elegante, cómo cuando le entrega una novela que no está a la altura, se lo dice y Echenoz trabaja durante dos años hasta conseguir un texto mucho mejor, y cómo, siempre, siempre, no utiliza el halago fácil, la artimañana comercial, la docilidad. Lindon era exigente y si se entraba a Minuit se aceptaba una especie de sacerdocio, nada de fuegos fatuos, austeridad, economía de energías (por ejemplo, le desaconsejaba firmemente a JE participar en antologías, coloquios, viajes, todo lo que lo distrajera de los sustancial), vocación. Y creo que no estaba equivocado, Lindon, esa exigencia y esa contradicción también de tener que moverse en un medio muy burgués, pero marcando distancias claras, una forma de modus operandi para mantenrse fiel al trabajo de escribir. Echenoz dice que no le gustaba presentarse como escritor, tiene razón, no es una profesión, solo una vocación de alto riesgo en la que se implica la vida, bueno, eso para los que la entienden así. Y hablando de medio pequeño burgués... acabo de leer otro libro de Mehdi Beljaj Kacem sobre la sicosis francesa a raíz de los disturbios que hubo en París, la quema de coches, las revueltas (La psychose francaise, Les banlieus: le ban de la Republique, Gallimard, 2006). La sicosis del miedo del Otro, el otro como un peligro, como el que pone en duda un orden minuciosamente construido (valores éticos, morales, estéticos) y que se condena al “ban”, al destierro. El ban-dit (bandido para nosotros, no olvidar que Sarkozy trató de “escoria” a los jóvenes que protestaron), es alguien que está fuera de la sociedad, es el desterrado; apestado, en ciertas épocas (ver Foucault) el leproso... el paria por excelencia. Si está fuera no es porque lo decida, sino porque muchas veces lucha por valores de independencia (ver Flora Tristán, la paria), porque comparte otros nuevos, exogámicos. Es también el judío de la historia y BK explica qué quiere decir judío. Transcribo: en el origen los judíos eran los esclavos egipcios que Moisés, bastardo venido a menos del reino del faraón Akenaton, toma a su cargo. Akenaton, el primer inventor histórico del monoteísmo, esperaba que esta religión, por su universalismo imperialista, sometiera o suprimiera todos los paganismos locales (pleonasmo). Pero Akenaton fracasa `porque era faraón y que el imperio colonialista egipcio estaba escandalizado por esta religión de resonancias imperialistas, en su origen, igualitarias. El monoteísmo no podía funcionar sino para aquellos concernidos por la igualdad: esos excluidos, los que no contaban para nada en la sociedad. Y ese monoteísmo ha funcionado con esos esclavos, que suprimiéndose a sí mismos en tanto que esclavos, se han convertido históricamente en los judíos.
Judíos entonces, BK desmenuza lo político, lo cultural, el endurencimiento de la mentalidad pequeño burguesa, la exclusión del Otro convertido en chivo expiatorio de los males que amenazan Francia, una vez más el judío.
Continúa BK: Judío es el nombre de todos aquellos que contribuirán al universalismo negando que su condición de hombres en el destierro sea una sustancia genética. No es genética sino genérica, es decir que pinta el universalismo de verdades. Que esa verdad no guste a la sicosis francesa, es otra cosa. Que nos agobiemos del hecho que una buena parte de deportistas, cantantes (sin hablar de la totalidad del rap, admirable, monopolizado históricamente en los Estados Unidos, en todo caso, por negros), pero también filósofos, escritores, artistas, científicos, sean en el futuro los metecas, he ahí lo que la sicosis actual ve con demasiada claridad.
Bk, ha salido de esos barrios de excluidos, ha sido igual que ellos, un chico de la calle que paran en el metro por su apariencia, estigmatizado para ser un bandit, y hubiese podido estar condenado al “ban”, pero por un azar, la literatura, la filosofía le han dado lo que la sociedad francesa al parecer no le dio, libertad...


ser paria, eso se merece. (BK)


ps: Es posible que pronto traduzca algo de este autor para una editorial en Lima.

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