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jeudi, juin 22, 2006



En las relaciones amorosas las identidades se confunden, se fusionan... como lo escribe Steiner: Es en la naturaleza recíproca de la declaración de identidad, en la necesidad de un eco, aunque sea hostil, que se encuentra la raíz de la paradoja hegeliana: la necesidad de una entidad viva, de la presencia del otro, el miedo y la desconfianza que engendra esta necesidad. Eso, por el lado de Hegel, pero también podría ser que en el amor se desee brillar en la mirada de la persona que se quiere. Pienso en una frase de Nelson Algren a Simone de Beauvoir (la relación intercontinental duró 20 años): te quiero siempre y cuando sigas siendo fiel a ti misma. En tanto que esto se produce, en tanto que las palabras de amor dejan que sigamos siendo fiel a lo que somos, el deseo fluye y es una fuerza motriz. Son espacios energéticos que nos permiten avanzar en nuestra dirección. También recuerdo una dedicatoria en una exposición de un artista plástico en el Pompidou. Esta frase me conmovió mucho porque creo que era honesta: A mi adorada esposa, sin la cual la vida ya no es lo mismo. Sí, una persona es necesaria para hacernos la vida más hermosa, más rica y mientras creamos que es posible, el cielo estará iluminado. Spinoza también decía algo interesante: al principio, se ama su deseo, después el objeto amado brilla con su propia luz, o algo así. Tal vez lo he cambiado un poco, pero dice lo esencial.

foto: Nelson Algren y Simone de Beauvoir en los Estados Unidos.

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