Resulta que Paul Léautaud, de quien he oido hablar únicamente por su diario, vivió en esta casa durante la Segunda Guerra Mundial. Un médico del lugar decidió convertir lo que había sido la casa de René de Chateaubriand en una especie de asilo donde protegió a algunos judíos. Solo he leido fragmentos de su diario de cual se dice que es lectura indispensable y por eso, esta mañana, bajé a la biblioteca para pedir un libro suyo, pero no había nada del escritor, salvo un ensayo de Philippe Delerm, otro escritor prácticamente desconocido para nosotros. Me lo dieron y me puse a leer bajo la sombra de un árbol, porque si ayer hacía calor, hoy es la canícula. Pienso en la chica antillesa que trabaja en una oficina pequeñisima, al lado del departamento que ocupo. Hace unos instantes fui a consultarle por los libros de Léautaud y me dijo que se moría de calor, que la gente en Francia pensaba que como era antillesa (y negra), estaba hecha para el calor (sic). Pienso también en las detenciones en el metro de ayer por la tarde, de parte de la policía de Sarkozy, Primer Ministro. Dentro de poco, Fracia, se va a convertir en un estado completamente poliicial!! Patético. Yo he visto los rostros humillados de los jóvenes en el metro a quienes detienen solo por tener un tipo fìsico o una forma de vestirse... Justamente volviendo a Paul Leautaud, famoso por ser excéntrico, loco por los animales, un poco reaccionario también. Pero bueno, parece que tenía un mono, 15 gatos, 12 perros, y no sé qué más, lo que sé es que su mujer terminó dejándolo porque se le ocurrió recoger a un burro! Claro, aquí solo se vino con unos cuantos gatos y adoptó la gata de la casa, Plaline, porque a Chateaubriand también le gustaban los gatos. Y a mí también.... aunque Odeur, el gatito de la casa, me haya mordido el otro día cuando intenté cargarlo... en fin, Leautaud andaba vestido como un loco, la corbata, hecho un asco, todo él, una mugre. Mucha gente ha caricaturizado esta imagen y a Leautaud no le ha hecho mucha gracia. No le gustaba que lo considerasen un bohemio cuando era un burgués, et fièr de l’être! (orgulloso de serlo!)... ese era su lado reaccionario, pero su diario tiene cosas brillantes. A veces los autores no están a la altura de los seres humanos aunque se desee pensar que sí. Delern dice que sus autores de cabecera son Léautaud y Proust, este último tampoco brilla por su humanismo (sale snob de París, tiens!)...
Cito un fragmento de Léautaud, luminoso, contradicción entre el genio y la calidad humana... nunca he entendido por qué...
Siempre me han gustado las personas originales, raras, quiméricas, singulares. Tienen para mí la sal de la vida, y sin embargo dan miedo a la gente que se parece a todo el mundo. Me gusta su fantasía, su locura. Los sigo si es que me cruzo uno por la calle, trato de averiguar quiénes son, quisiera conocerlos y frecuentarlos, y no tengo sino repulsión por aquellos que se voltean a mirarlos con burla cuando los ven. Encima me gustan porque casi siempre son buenos, aunque siempre sean pobres. ¿No es curioso esa unión tan frecuente entre la originalidad y la bondad, mientras que la gente que junta por millares son, en su mediocridad tan egoístas y perjudiciales? Yo atribuyo eso a todo lo que separa a los seres libres de los esclavos. Vestirse a su gusto (ah!), actuar y vivir de la misma manera, sin preocuparse de los tontos que se sorprenden o se burlan, es todavía, en un pequeño terreno, el signo de un espíritu libre.
Foto: Paul Léautaud y la gata Plaline a la entrada de la Maison de Chateaubriand.
2 commentaires:
Hola. Me gustó mucho este post sobre Léutaud. Soy de Buenos Aires y viví en París un tiempo. Sus libros no se coniguen acá tampoco, lo cual es una pena. Mucha suerte con el blog y felicitaciones!
Juan.
Que casualidad...yo también estoy en Buenos Aires, aunque en realidad soy de San Martin de los Andes. Estoy deseperada por encontrar algo de Leautaud.
Un beso
Clara
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