Pages

mardi, juin 06, 2006

Godard for ever


La primera vez que vi una película de Jean Luc Godard fue gracias a un amigo de la revista Caretas. El me había prometido que descubriría un mundo aparte viendo sus películas. Y fue cierto. Desde que empecé a ver sus películas, comprendí que él tenía uan visión personalísima del cine, que la manera como integraba el pasado al presente era particular, y sobre todo, que su idea de la narración (erosionada y subjetiva) no tenía nada que ver con el cine clásico aunque le debiera mucho. Godard incluyó el documental como forma de narración, la cita textual y la pictórica, Velazquez, Goya, Modigliani. Desde el comienzo comprendí que el problema de Godard en el cine era la forma de “decir” no de contar. En la exposición del centro Pompidou que visité ayer: Viaje (s) en utopía, a la búsqueda de un teorema perdido..., esto se confirma. JLG es ahora el hombre de edad que nos muestra su fascinación por el cine con un candor infantil, desde el juego y desde su celebración, no desde la seriedad o la impostura. Entrar a la sala donde se hace esta exposición compuesta por instalaciones múltiples de lo que él entiende como arte en cine: El libro negro del contraplano, sus límites y su necesidad de crear una convergencia entre literatura, pintura e imagen para crear movimiento, cinestesia, porque hay una fascinación por el movimiento, por la imagen que muestra y desaparece, por el fragmento suspendido en el tiempo que hace que cada frase se convierta en un mito... Un baño de imágenes, voces, la suya, la de los actores, de libros supendidos, George Bataille, Shopenhawer, Simone Weil... Imágenes de documentales (Sarajevo), la películq inacabada de Orson Welles sobre el Quijote, El testamento del Dr Mabuse, de Lang, Johnny Guitar, de Nicolas Ray, una cama deshecha, un cuadro de Goya, o de Modigliani, luego una frase de Godard, por ejemplo esta que habla de la incomprensión en la pareja:

Lo que presentamos como un fracaso en la comunicación en el amor
Constituy precisamente lo positivo de la relación amorosa
Esta ausencia del otro es precisamente la presencia del otro


La vida se integra a la obra, luego sale convertida en imagen, la imagen de sí mismo en una de las pantallas, Godard y Anne.Marie Miéville (la única mujer que lo ha comprendido), en un restaurante. JLG visiblemente incómodo, mal dans sa peau, como se dice aquí, inquieto, contrariado, al borde la de la explosión. Ella sonriente, serena, un diálogo que se termina por el silencio, y ese no hay nada que hacer, nunca comunicamos de verdad.
Pero esa escena me hizo pensar en una frase que proviene de una amiga muy querida: las personas que debemos buscar son aquellas que nos dejan manterner la inocencia de un niño. Esa noche pasaban la película de JLG: Elixir de amor... Hoy es Mi propia música... se trata, entonces de tocar su propia música.

Aucun commentaire: