Vengo del festival de cine peruano en París. Un festival muy pequeño, un poco insular, pero que muestra el esfuerzo por representarse la realidad dentro de la narración. Hubo unos documenales bastante interesantes. Uno de ellos sobre la emigración africana en Perú que demuestra el esfuerzo que hacen por pensarse y entender su situación en un país que vive todavía mal su mestizaje. En la distancia, siento que la sociedad peruana se transforma, que tal vez los más jóvenes no vean el mismo país de sus padres, aunque se sigan produciendo los mismos cortes sociales, clasistas y de color de piel, que tanto me contrarían. El trabajo es interior,cómo acomodar esa imagen abstracta que tengo de mi propio país, fragmentada por la distancia, con lo que vivo? Me gustaría sentirme bien entre mis compatriotas, pero suelo sentir distancia. Aislamiento voluntario para poder pensar con libertad. Sé que de todas formas estoy ligada a él , porque hablo casi todos los días con varias personas de mi entorno, que es un soporte afectivo valioso, pero también sé de mis distancias. Al final, siempre me repito que el único país que conozco es mi cabeza y mis sentimientos. A lo mejor sea así para todo el mundo y la única diferencia es que lo reivindique. La distancia siempre nos hace más objetiva la mirada, y de alguna manera, la hace más crítica. Es por eso que estar lejos, tiene sus ventajas, pero paradójimante, su precio.
Esta noche hay luna llena, la puedo ver desde mi ventana, brilla sobre los techos grises de la ciudad. Ayer, reunión privada con Millet en Gallimard. Su oficina está en lo alto de la editorial. Luego caminamos por el Sena hasta la cour del Museo de Louvre. Le digo: ya no ves todo esto a fuerza de verlo, no lo ves. La imagen es espectacular, la pirámide, el patio, el Louvre. No, ya no. Hablamos dl sueño de ir al Líbano. Hablo esta mañana con Olivier y le cuento las bromas que me hace de su fase de falangista en el Líbano. Olivier se queda perplejo. Yo no sé si creerle a M. siento que ha decidido ser el malo de la historia sin darse cuenta. Nadie elige estar del lado de los responsables. Siempre pienso que es un estado de alienación, de un proceso suicida e inconsciente. Esa confianza que tengo en las personas, creo que no es una utopía, es lúcida. No es romántica. Es simplemente realista. Creo que además no me siento mejor que nadie y de ahí que tampoco sea capaz de condenar, solo tratar de comprender. Si desean, es una acción pragmática. Roussouista, sí. Pero no fue acaso un exceso de lucidez pensar que el ser humano nace bueno? Hagánse la pregunta. La maldad no es un gen ni una hormona, es una reacción a una situación concreta y una ausencia de conciencia, de remordimiento...
je l espere....
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