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lundi, février 09, 2009

Délicieux


A ver, me gustaría describir mi estado de ánimo en París: me levanto y miro la mañana, pienso en que estoy a 10 minutos de la Place de Vosges, donde está la Maison de Victor Hugo, que esa noche hay un venissage para una exposción de fotos en el Hotel de Sully, edificio del XVIII en la rue de Rivoli, que basta con que ponga un pie en la calle para que me llene de estímulos, que puedo ir a la bibioteca nacional, o a la de Beaubourg a buscar los libros que desee, que veré más tarde a Millet, que necesita apoyo, que el fin de semana he visto cosas interesantísimas, la exposición de los manuscritos y el proceso e escritura de Los Miserables, de Hugo, la de Freud en el museo Rodin, que ayer fue una cena agradable, con cuna conversación serena e intensa, que, en suma, soy muy afortunada y que eso es lo que más se parece a la felicidad (aunque ande procupada por mi madre). No es que esté completamente satisfecha, eso es imposibe, pero hay una armonía, un sincretismo, que es una música agradable que afina todas las cuerdas de mi interior haciéndolas vibrar.


Justamente, sobre vibraciones, hablé de Stigg Dagerman, y no volví a comentar nada porque no encontré el libro que buscaba: está descatalogado. En su lugar, hallé uno pequeño: Nuestro deseo de consuelo es insaciable. Y a ver, es un libro desesperado, que grita su frustración de no poder cambiar nada por medio de la palabra. Una cosa nos une a mí, a Le Clézio (quien lo ha mencionado varias veces)y a Dagerman, el de saber que el lenguaje representa, lo es todo. Dagerman, pensaba como yo, que la neurosis del lenguaje lo creaba el Estado opresor. Es decir, lo que dije en la entrevista de Porta9, donde, de paso, me veo arrogante, y no creo ser así, en fin, el tema es que una sociedad oxigenada, libre, tiene un lenguaje más vital, más erótico, que loas que escribimos tratamos de cuidar el lenguaje y de curarlo en caso de "falla". Es lo que decía Dagerman pero que nadie entendió dejándolo solo, hasta terminar con sus suicidio a los 31 años. Yo creo que esa soledad de Dagerman se originaba en una noción de tiempo aguda, que, al contrario de Proust, de Le Clézio, no encontró salida en la creación, sino la confirmación de ese encierro. Por supuesto, es más complicado y no conozo tan bien su vida, pero una frase de este libro me ha dejado pensando: Lo que busco no e suna justificación a mi vida, sino exactamente lo contrario: el perdón. Qué quiere decir con esto? Es enigmático porque contiene una noción de redención, perdón por la falta de existir de manera incompleta, por no llegar a ser mejor de lo que se es? Presumo que sí, que en ciertas personas, una conciencia moral muy aguda, los convierte en su propia inquisición que, de no encontrar una manera de reconciliarse con esas debilidades, termina produciendo su propio sacrificio. Leo eso en Dagerman, intolerancia hacia sus propios límites porque era todo lo contrario de un cínico.

En fin, yo ando de un humor incompable que además se ha reforzado con algunos fragmentos que léi en la exposición en la casa de Victor Hugo sobre Los miserables. No es solo su escritura, la que es moderna y magnífica, son sus ideas. Cito una elipsis sobre Jean Valjean que podría ser análogo a cualquier época sobre el tema de los oprimidos: Esa visión era la aparición siniestra, lúgubre, desforme, de una revolución que dormía en las tenebras.

Sobre esta misma relación de redención entre el cura y Jean Valjean: Sentía sin distinción que el perdón de ese cura era el asalto más grande y el ataque más formidable del que podía ser víctima: que la lucha, una lucha colosal y definitiva, se había puesto en marcha entre su maldad y la bondad de este hombre.


Solo con esa frase se siente porque Hugo es Hugo... Y vi las cartas que le mandaba a su hija Adele, con quien siento parecido, incluso físico, lo que me hacía sentir como la hija preferida. La dieferencia entre Adele y yo, es que yo nunca he abandonado, ni abandonaré, la toma de palabra, que ella no pudo tener y que su padre hubiese deseado otorgarle. Adele es Cossette, ese personaje maravilloso que Jean Valjean va a proteger luego de se recuperado espirtualmente por el cura, y Fantine, la hija desgraciada, sufriente que también fue Leopoldine, que en realidad murió ahogada y de cuya pérdida Hugo nunca se recuperó. Bueno, y luego de ese pequeño recorrido, tengo algunas hojas que corregir, llamadas que hacer, y con el frío parisino, seguir soñando tanto para mí como para ustedes, ver árboles, mujeres elegantes, la belleza de los parisinos, la elegancia de los cafés, la riqueza de esa mezcla humana tan diversa que sí, a mí me hace imaginar que es posible otro tipo de sociedades, que es posible la vida con hospitalidad y afecto para llegar al final a nuestros días y decir: he vivido. OUieeeeee!!! Creo que si comprendemos que vivir es aprender, sufrir, gozar, contemplar la vida sin esperar nada excepcional, salvo en nosotros mismoas, que es caer y levantarse, que es acción y reflexión, sabiduría, no seremos muy infelices...
Sitg Dagerman es un autor sueco http://fr.wikipedia.org/wiki/Stig_Dagerman qué conoció la notoriedad y se suicidó el 4 de noviembre de 1954 a los 31 años. Una de sus novelas más conocidas es El niño quemado, además de sus escritos políticos, traducidos en parte al castellano.
Imagen: Hugo y su hija cherie, Adele...

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