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jeudi, novembre 08, 2007

Luz de mujer


Ayer vi Luz de mujer, con Romy Scneider e Yves Montad, una película de Costa-Gavras, con fotografía de Ricardo Aronovich (Argentino), con quien comí una vez en Tolouse, hace años. Dos personajes heridos por la vida, extremamente presentes ante sí mismos, incapaces de la más mínima impostación. Montand frágil y desesperado, y Scheneider, que aquí hace el papel de una mujer de 45 años que ha perdido a su esposo y su hija en un accidente de automóvil, con una fuerza y una personalidad impresionantes (la escena en que ella está escuchando la quena peruana en su casa, es genial). La primera vez que yo pensé en París, sabía que vendría a Francia, porque mi abuela paterna me había ofrecido regalarme el viaje, encontré una foto de su hija caminando por una calle del barrio de Saint Cloud en una revista de modas. No sé si esto sucede en el mismo tiempo en que RS pierde a su hijo, muerto en un accidente, como en la película, sería terrible. Después de esa tragedia nunca más se recuperó. Y si mucha gente la quería, fue porque era un pesornaje raro en el mundo del cine, descreída, con una ire de erterna adolescente, como si nucnca terminara de nacer a la vida.

Luego, caminata por la montaña, Donal, que es un poeta escocés, y Sylvain, fotógrafo, se han quedado dando vueltas por ahí. La montaña está enrojecida, llena de colores de otoño, frondosos. Me hace falta el internet que es restringido porque no hay adsl. Pero me estoy acostumbrando al silencio y a preguntarle cosas, a quedarme conemplando las montañas y soñar con otros lugares.. o simplemente con escribir.

Hablando de la quena, este es el epígrafe de Anais Nin a su corto libro, La casa del incesto: La mañana en que empecé a escribir este libro, me puse a toser. Algo no me salía de la garganta y me asfixiaba. Rompí el vínculo y lo arranqué. Me recosté y pensé: acabo de vomitar mi corazón.
Existe un instrumento hecho de huesos humanos. Lo laman Quena. Tiene su origen en el amor que un indio dedica a su amante. Cuando ella muere, fabricó con sus huesos una flauta. La quena posee un sonido más penetrante y más rico que la flauta ordinaria. Los que escriben, conocen el secreto. Pensaba en esa flauta mientras sentía que escupía el corazón. Solamente que yo, yo no espero que muera mi amor.

2 commentaires:

XIGGIX a dit…

No hace falta internet en aquellos lugares, ese silencio abre paso entre las montañas y comunica con mas fuerza...hasta puedo sentir el metalico aroma de la brisa

Fernando Visbal Uricoechea a dit…

"Heureux qui comme Ulysse a fait un beau voyage" Joachim du Bellay