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vendredi, novembre 23, 2007

La pesadez y la gracia


Este es un libro que un amigo de Simoe Weil, Gustave Thibon, editó luego de que la sta autora muriese a la edad de 34 años, en 1942. En la introducción describe su relación con ella en términos amables pero reconociendo sus límies. Cuando la describe, pienso muchas veces en que yo actúo en muchos aspectos como ella. Cito: Nuestros primeros contactos fueron cordiales, pero duros. En el plano concreto no estábamos de acuerdo en nada. Ella discutía hasta el infinito, con una voz inflexible y monótona y yo salía literalmente agotado de esas discusiones sin salida. Entonces, para soportarla, me armaba de paciencia y cortesía. Y después, gracias a un privilegio de la vida en común, constataba poco a poco que ese lado imposible de su carácter, lejos de ser la expresión de su naturaleza más profunda, no traducía más que un yo exterior y social (...) Por eso exteriorizaba, con una espontaneidad temible, el lado más deagradable de su naturaleza, y le era necesario mucho tiempo, afecto y menos pudor para manifestar lo que tenía de mejor.(...) Ella creía firmemente que la creación realmente genial exigía un alto nivel e espritualidad y que no era posible alcanzar una expresión perfecta sin haber atravesado severas purificaciones espirituales.

Imagino que Simone Weil sentía un profundo malestar cuando se sentía incapaz de hacer pasar, como decía ella, un sistema de valores, hacia otra persona. Es la frustración más grande: no lograr comunicar lo que sentimos y percibir nuestro aislamiento. Filosofar, pensar, es también aceptar la muerte o prepararse para ella.


Sus frases límpidas, a manera de aforismos, son realmente de una intensidad soprendente. Quien ha leído a SW encuentra realmente una espiritualidad enorme, una guerra secreta que ella ganó.

un ejemplo:

Amar la verdad significa soportar el vacío y enseguida aceptar la muerte. La verdad está del lado de la muerte.

Y algo vital, el video de Zazie, que no es Zazie en el metro, de Queneau, sino la cantante y que tiene esta canción, Larsen, como un personaje de Juan Carlos Onetti. Ayer lo releía y el aliento de su frase es inconfundible.


ps: no sé que sucede con el bloger que borra mensajes!! Espero que eso no suceda muy seguido..
Foto: Sète en plena tempestad...

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