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mercredi, octobre 03, 2007

Dime quién eres...


Ayer tuve una conversación muy interesante con Catherine Millet, quien se encontraba de paso por México. Una mujer amable, fuerte, con rostro de niña. Ella es la autora de La vida sexual de Catherine M., publicada en Anagrama hace unos años. Creo que ese libro ha marcado un hito en la producción escrita por mujeres. Fue un acto valiente, íntegro, con un resultado muy bueno. El libro se sostiene solo. Conversando sobre lo que significa escribir, ella me dijo que su preocupación no era cuestión de lenguaje (a diferencia mía) sino con hacer un testimonio, lo más claro posible de lo que fue la vida sexual de CM, individuo, persona. Porque es esa libertad, defendida y expuesta, de manera casi quirúrgica (lo que chocaba a muchas personas de ambos sexos, incluso en Francia), es una necesidad de existencia como un mundo aparte, irreductible, es una declaración de nueva ciudadanía, de protesta, política y espiritual contra todo tipo de avasallamiento, es un testimonio, pese a su forma, afectivo, humano de lo que puede ser el cuerpo como intercambio de afecto, más allá de cualquier cliché, de cualquier lectura maniquea. Por eso creo que es valioso ese libro y que es verdadero. Me confesó Catherine que Jacques, su pareja, la había apoyado mucho durante la redacción (qué suerte, qué envidia, qué tal hombre, zut!) y que gracias a él logró llegar al final porque no era fácil hablar de un tema que aunque parezca que ya no es tabú, sí lo es porque siempre se usan los mismos tópicos que no ponen en duda ningua creencia, ningún orden, y CM decidió ir a contracorriente. Bajo la sombra de unos jacarandás espléndidos seguimos hablando de las razones por las cuales las mujeres no se habían atrevido a hablar directamente del tema: quizás, me dijo C, porque temen perder su poder de seducción que radica en no decirlo todo. Con la máscara fuera, es como si quedásemos desnudas, y eso aterra. Por eso, unas cuantas hacen el trabajo... con el riesgo de...

Hablamos también de Georges Bataille y de su esposa (que está viva y que conoce) a quien imponía situaciones que lo desesperaban, pero justamente, se trataba de eso para Bataille... y me hace pensar en este fragmento de Quignard en Sombras errantes: Me dije: voy a ir a ver lo que ignoro. Me temblarán los labios. Sé que sufriré, por qué no?

3 commentaires:

Fernando a dit…

Well, Yo tengo envidia de el. Existe siempre la probabilidad de que no haya mas hombres asi porque no hay tantas mujeres como ella.
Lucky him!...
Hacer ajustes es siempre mas facil cuando se esta en presencia de alguien extraordinario y de circunstancias extraordinarias...

Fernando Visbal Uricoechea a dit…

Cuando te leo y cuando te escribo. Cuando tus heteróclitos personajes aparecen, renace mi deseo de que un nuevo erotismo aparezca en la red. Distinto a la imagen que se ofrece y agota en el boom de millones de onanistas frente al porno virtual. Prefiero el roce de tu voz.

Baakanit a dit…

"La vida sexual de Catherine M"

Escribir sobre las cosas que sólo nos decimos a nosotros mismos es sumamente difícil, no todo el mundo tiene la valentía de Catherine Millet.

Alors... Yo me pregunto que tan real puede ser su libro? El título atrae, es llamativo, su vida sexual sólo la conoce ella. Cuando uno habla de sí de esa forma también está involucrando a la pareja actual.

Se referirá ella honestamente sobre su marido? Dirá cosas buenas, cosas malas? Una relación podría irse a pique si las confesiones no son agradables. No sé... tengo mis dudas.

Saludos.