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dimanche, octobre 28, 2007

música

Sí, parece que fue un español. La noticia salió un poco enredada en el diario El país. Y hablando de maldad, hay una larga entrevista a Jonathan Littel, escritor norteamericano que escribe en francés, en el Babelia de ayer. Es un gran lector de Maurice Blanchot y otors autores franceses. Esa novela, Las benevolentes en castellano, habla desde la perspectiva del verdugo, desde sus alienación. Justamente, él nos dice que durante la Segunda Guerra, mucha gente escuchaba música clásica mientras se masacraban a miles de judíos. Esa es la relación superficial con la cultura, no es epidérmica, es mental, abstracta. Por eso siempre el exceso de racionalidad, me da miedo. Y por eso ahora fuimos a un concierto de música clásica en una iglesia de Le marais, el barrio judío de París. Bach, Ravel, o Mozart no son suficientes para limpiar un alma envilecida por la frustración, me decía eso mientras miraba la sala donde iba Madame de Sevigné a reunirse con un amante, conocida por sus memorias en varios volúmenes. No, no basta.

1 commentaire:

C. Negroponte a dit…

Es curioso lo de la música; en algunas películas que retratan la dictadura argentina, en las escenas dentro de los calabozos, los torturadores tienen una radio que encienden cuando están a punto de comenzar la tortura , como en La noche de los lápices por ejemplo.
Leí la entrevista a Littell y me pareció interesante la perspectiva desde la que está planteada la novela. Coincido además, en que es difícil ser un “buen cristiano” cuando se ha dejado de creer en Dios. Alguien me dijo alguna vez que entonces queda la fe en el hombre, pero también está la cuestión en qué clase de hombre queremos creer.
Espero poder leer pronto Las benévolas; cada vez agradezco más los libros que me dejan durante días reflexionando como lo fue Monstruos de buenas esperanzas de Mosley, me parece que el de Littell también lo será; curiosamente el protagonista también se llama Max.
Un saludo