Hay lugares en París, ciertos bares, que respiran el olor a la realidad social, gente muy desprotegida, porosa, que no tiene nada que ver con la imagen del parisino frío. Es como un mosaico de lo que es París, un conglomerado de rostros diferentes, humanos, cálidos. Allí se detiene la frontera, los límites de indentifición. Y hay que observar y observar, con vocación y con entrega.
2 commentaires:
Me recuerdas La Coupole, aquel lugar a donde me trasladaba imaginariamente en mi adolescencia, para observar, desde algun lugar privilegiado, los rostros y ademanes de Sartre y Beauvoir en medio de sus conversaciones...sin embargo,todo seguira alli, suspendido en el ambiente de sus ficciones, y es que nunca quise someterme al interrogatorio del visado para traspasar las fronteras legales...algun dia, algun dia...
tendre el agrado de leer mas sobre los bares de Paris?, te agradeceria mucho. suerte en todo.
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