Hoy ha amanecido soledado. Y mucha gente se prepara para ir a votar. Hay serenidad, excepticismo teñido de un halo poético: la sorpresa. Podría ganar Segolene Royal? No lo sé, sería sorprendente, pero no imposible. Liberation tituló ayer su primera página: La apuesta (Le pari, a la manera de Pascal, todo, o casi, todo es una puesta ciega) por Royal, la apuesta por una forma de pensar más flexible, por una Francia abierta y en movimiento, plural, en contacto con el mundo. La otra noche, mientras comíamos en el Palais de Tokyo, con Elba y Fernando, Valeria y Alex, mirábamos la Torre Eiffel, emblema de París, y se me ocurrió una cosa que ya he pensado antes: el hecho de que París ya no era (para mía) ese mito que yo había conocido por primera vez a los 19 años. Ahora es una ciudad de personas en carne y hueso, de experiencas concretas y diferenciadas, de desplazamientos de experencias interiores (las mías) a este espacio urbano poblado de rostros. La ciudad, lo he pensado, se convierte en un paisaje para nuestro espacio interior (pienso en la idea de la desaparición de las ciudades que traté de hacer ver en Electra en la ciudad), el espacio subjetivo es más importante y se desplaza por esa facilidad que permite mantener la dinámica del diálogo, protegiendo la desaparición de la subjetividad a través de los medios de comunicación, sobre todo, Internet. Porque, para mí, la identidad es, más que otra cosa, la toma de palabra y la dinámica que establece el diálogo trascendiendo las fronteras. Es una sociedad de sujetos que dialogan sin fronteras culturales y utilizando la ciudad como un espacio de convivencia que yo veo el futuro inmediato. Por eso creo que los discursos que mantienen una idea de nación cerrada o excluyente, no tienen razón de ser. Nada detendrá el proceso de mestizaje, de formas de pensar polvalentes, abiertas, porosas. Y en es sentido, nada parece ser una fatalidad. Cierto, confío en que existe la capacidad de ciertas sectores, en términos sociológicos, marginales de producir contenidos, formas de saber hasta ahora no admitidos por la elite, por ejemplo, lo que se conoce como "cultura poular", casi estoy segura, pero también creo que los sistemas de dominación funcionan y que solo por una acomodamiento de azares felices, la creación es el más vasto, las personas logran escapar a un determinismo social. Tal vez es necesario dar otros paradignas a los jóvenes en sociedades post-industriales, como la francesa, pero también en las nuestras. Quiero decir, si tanto se ha hablado de valores es porque es el tema central. Esos nuevos valores no son los valores maniqueos de un Nicolas Sarkozy, bien o mal, nación, orden, jerarquías, etc... Son valores nuevos que tienen que ver con asumir el riesgo de pensar por nosotroas mismoas, son valores de autonomía, independencia en el actuar, en suma, valores individuales que nos permieten vivir mejr en comunicad y se convierten en la praxis, valores, en resumen, que exigen flexibilidad y valentía para no sentir vértigo de carecer de verdades. Si no tenemos a la religión, al menos, nos tenemos a nosotros mismos, y como escribió Rilke: Nosotros que somos tan arriesgados.
Pensaba también en las promesas económicas: cómo reducir esa separación enre ricos y pobres? Es siempre un desafío, pero incentivar el consumo es la única solución? No están algunas sociedades en posibilidades de de-crecer, por qué hasta dónde se puede crecer económicamente y hasta dónde va ese delirio por poseer? (pienso también en la promesa de Sarkozy e hacer de Francia un país de pequeños propietarios), no es más importante empezar por poseerse a sí mismoas para poseer realmente algo? Una sociedad de trueque, de solidaridad extendida (si todos compartieran lo que poseen, no habría pobreza) cambiaría el mundo, pero, sin soñar con utopías, simplemente una sociedad en que los valores no estén inspirados en la plusvalía del intercambio, sean capitales económicos o humanos, no cambiraría las cosas?
Releo a Pierre Bourdieu sobre el tema de la "desposesión" de los pobres, esta ausencia de toma de palabra que produce la dminación económica. Quizás lo que ha cambiado son las reglas del juego, los desplazamientos (como diría Ranciere, me oyes Cecile?) de los espacios de producción de saber... Voila...
Recomiendo leer, La dominación masculina, de Pierre Bourdieu, o Meditaciones Pascalinas, del mismo autor, ambas, creo, en Anagrama. Jacques Ranciere forma parte de la nueva hornada de filósofos políticos franceses, muy crtíticos con Bourdieu y, sobre todo, con Althuser. Espero que pronto se traduzca al castellano. Pero también espero que estas elecciones en Francia nos hagan pensar más allá del hecho que sea una mujer la que se enfrenta a un hombre o que se hay vuelto a la bipolaridad izquierda-derecha, más allá de eso. Si hay tanta gente que vota (incluso por Sarkozy) es que hay una desorientación general y un malestar innegable. La prioridades están maquilladas de propaganda barata, y es com un dedo puesto en un sol...negro, a veces.
Y pronto se irán Elba y Fernando y mis soles parisinos se hará menos iluminados hasta que pise Lima....
Foto: uno de los libros de Ranciere, En los límites de lo político... la traducción es mía.
1 commentaire:
¿Y ahora con Sarkozy la ciudad se oscurece?
Habrá que repetir entonces los versos de Gangotena:
Les anges, au gré du vent, dans les frimas, comme blanches paupières anxieuses,
Battent des ailes,
Brûlent le songe dans la maison du noir.
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