Justamente sobre el post de ayer, pensaba en los primeros atentados que se produjeron en los aos 80. Estábamos en nuestra casa de Chaclacayo y, con mis hermanas, veíamos desde el baclón, castillos de fuego (torres incendiadas) y oíamos explosiones. La primer avez no entendí, luego, sentí miedo, o la intuición de que iba ser algo siniestro y creo que tuve un ataque de cólera cuando mis hermanas reían al ver las explociones, sin sbaer qué signficaban y tomádolas por un espectáculo. Todo esto sucedía en los cerros de Chaclacayo donde había una parte importante del circuito de alta tensión que abastecía a la ciudad de Lima. Entonce sla palabra "apagón" se hizo familia, atentado, coche-bomba, etc... Yo he pasado mi infancia paseándome por esos cerros (no tal alto como las torres) soñando con ciudades perdidas, en pleno far west, con botas y buscado minas perdidas. Me fascinaba imaginarme viviendo en una cabama en esos cerros. Ees ese paisaje un poco salvaje y monumental lo que ha alimentado mi imaginación. Me bastaba con sentarme a mirarlos desde la terraza de mi casa. Hace años que no voy a Chaclacayo, pero sí pienso ir. Le contaba a Richard Millet sobre estas cosas y me decía que debía escribirlas... sí un día, tal vez necesito distancia. Ah, y siempre había música, siempre... Por eso pongo un link que dejon que descubran... Esta canción la he decubierto el año pasado!!
http://www.youtube.com/watch?v=9NVmSUvGGQM
1 commentaire:
mira tu, teniamos por costumbre recorrer los mismos senderos de aquellos cerros ripiosos y circundados por una acequia rumorosa y con sus tentaculos de algas verde esmeralda. recuerdo la satisfaccion espiritual al coronar la cumbre y observar el valle desde aquel imponente y litico silencio. luego el terror que se instauro, nos quito por largo tiempo aquella costumbre, ahora recobrada.
en esa epoca estudiaba en san marcos y vivia en el centro de miraflores, objetivo simbolico de los muchos atentados que se instalaron en nuestro subconsciente e hicieron su trabajo silencioso en la manera de comportarse de nuestro ser urbano en medio de una arquitectura de guerra.
aun ahora cuando voy a chacla, lo primero q hago es instalar al grupo y correr hacia los cerros, aunque en este tiempo se encuentren casi desolados pq ni salamandras en podido observar, pero lo que si aun todavia queda, es ese silencio elevado q despierta ese incipiente misticismo q aun no puedo eludir.
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