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vendredi, avril 08, 2011

Sol de México

Estoy en México y no quisiera partir. Ayer, mientras tomaba café en un lugar de las Lomas (una de las zonas más bonitas, es cierto) me decía que la calidad de vida aquí podría ser envidiable (los parques, los mercaditos callejeros llenos de colores, los jacarandas floridos, el cielo, el sonido lento de una guitarra, todo, todo era acariciador). Luego regresé a La Condesa, y tenía la impresión de seguir viviendo en la calle Amsterdam, los mismos gestos cotidianos, el mismo café, la conversación sosegada con Nicolás en un el Conejo blanco, la caminata hasta el parque México... mnnnnn... me estoy poniendo melancólica, México es mi sol, es mi playa espiritual.

Pienso en una frase de Rousseau que se puede integrar en los discursos de los candidatos en la campaña presidencial del Perú:

Los ricos dan trabajo a los pobres, pero si no hubiesen ricos, no habría pobres...

A veces pienso que puede haber una movida paranoica (con la subida de Ollanta y Keiko), intolerante y radical, no me olvido que el Perú es un país que puede fácilmente inclinarse hacia la sanción, la censura, la amalgama fácil. En un debate democrático, se debe dejar actuar a los organismos democráticos, la prensa, la movilización civil pacífica, etc... veremos...

Hoy, recorrido por Coyoacán, La condesa, lectura (leo un excelente diálogo entre Juan José Saer y Ricardo Piglia, con prólogo de Nicolás Cabral, excelente, que me reconcilia con mi mundo literario)... y cena en casa de amigos,... elle n est pas belle la vie?? A veces sí, es hermosa, generosa, intensa, como el sol de México...

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