Escribo en el sillón de mi sala, mirando la quebrada de Caracas erizada de altos edificios. Pese a ser una ciudad caótica (sin veredas, urbanísticamente, como dice Chávez, hay que humanizar esta ciudad) ofrece la indulgencia de su exuberante vegetación, que es reposante, serena. Y acaricia. Hace un instante, mientras caminaba, vi como... ¿un hurón?, animal peludo que perseguía un ave, una bandada de guacamayos, colibrís, y claro, los mosquitos que son multitud....
escribo y no me dan ganas de salir, me dan ganas de escribir sin detenerme, salvo para comer (me comí una ensalada niçoise deliciosa) y dormir y conversar... Casi, puedo decir que soy feliz, y no sé por qué siempre, siempre, siento que no tengo derecho. Es una relación con el mundo, con su peso, que siempre está sobre mí.
Bueno, asumo ese peso y lo disfruto.
A vois haute.
2 commentaires:
Quizá el hurón al que te refieres es el que llaman "rabipelado" en Caracas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Didelphis_marsupialis
a ver... lo miraré enseguida... gracias!!
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