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jeudi, novembre 11, 2010

El desclasamiento

Después de mi eufórico mensaje de ayer, quisiera analizar un poco lo que estoy viviendo en Venezuela. Nunca he visto uan sociedad tan escindida, socialmente (y culturalmente, con valores y realidades an distantes), son como islas que flotan en el mismo espacio, pero pareec que no comunican. Por un lado una sociedad en mímesis con la norteamericana, flotante, sin otra identidad que no sea el estatus económico (nunca he visto tantas camionetas 4x4!) y con una calidad de vida que hasta hace muy poco, era una de las más privilegiadas de América latina, por el otro, pobres que padecen las penurias del capitalismo, una vida ruda, durísima. Los ricos en Venezuela no pagan impuestos, pagan poquísimo por los servicios, la gasolina es regalada, el agua, y la luz, idem. No sé de los otros impuestos. Y eso, es extraño, es el único país donde los servicios públicos son tan baratos, por otro lado, la comida es cara, los restaurantes, los cafés, y sin embargo, el consumo es alto. Este malestar general, que tiene sus razones en una falta de diálogo y un exceso de protagonismo de su Presidente, parece más ligada a un miedo profundo de ser "desclasado", de convertirse en un pobre, y que Chávez expropie todo, incluso sus almas!! Es un miedo que ve en el otro un agresor, un especie de monstruo, de malhechor, y de traidor en potencia. De ahí que la teoría de la "conspiración"  sea dominante, siempre se dice que alguien conspira para destruir completamente el país.,... Y yo, ¿qué veo? Una sociedad violenta, sí, sobre todo paranoica, y que no desea dialogar, opinar, pensar, sino insultar, agredir. Esto hace que el que consideramos como malo, pernicioso, termine actuando el rol que le atribuyen. De hecho, yo no he salido mucho como para saber qué tan violenta es la sociedad venezolana, ni tengo 4x4, sino una bicicleta que ahora no puedo usar, y no me siento intimidada en tomar los micros ni andar al pie... pero... a veces me digo que yo soy un poco vehemente y que tal vez no deseo reconocer que a veces siento miedo. Miedo, porque me repiten ese mantra de que aquí todo el mundo te mata para robar un blackberry, pero yo tampoco tengo blackberry...

no sé, pero ¿no es la sociedad consumista que se ve atacada en su puno más frágil, es decir, poseer cosas que otros consideran que son un robo indirecto, una usurpación?... voy leyendo eso, y me sorprendo de los desfases. En la televisión oficial los anuncios serenos, no estridentes,  de logros sociales, y por el otro, una sociedad que se queja todo el tiempo. Hay otro detalle, el oprimido nunca se identifica como tal sino que se mimetiza con el que tiene poder (el poder es el deseo en su mayor potencia) y nunca se considera pobre o explotado hasta que su lenguaje (que debe pasar por la educación), le diga, le lea, que sí es pobre....

sí, sí... hay demasiados carros de lujo, demasiado derroche, para decir que estamos en una sociedad "socialista", creo que es una utopía y Venezuela no es Cuba por más convenios que se firmen. Chávez tiene una oposición feroz, lo que hace que no les tenga ninguna simpatía. No solo es feroz, sino racista, cruel, y de extrema derecha... no cree en la democracia, y no le interesa sino mantener una serie de privilegios que, en cualquier otra sociedad cvilizada, no existen. No se puede ser siempre una sociedad semi-feudal...

ah, y lo que impresiona de Caracas, aunque esté en lo alto de la montaña, es el ruido, ese ruido de la improvisación y del caos, que por momentos impide pensar. Ese ruido de la modernidad en su forma cruel, el que aliena, somete y entorpece los sentidos. Como hace calor, los grupos electrógenos son una constante, las turbinas que hacen  funcionar el aire acondicionado, las bocinas de los conductores de las camionetas 4x4, que conducen agresivamente, las de los "motorizados" como les dicen aquí, que circulan por centenas sin ningún orden... México D.F, es más silencioso....sí...pero, esto no es de ahora, Caracas ha sido concebida sin la más mínima planificación urbanística, es decir, las casas hermosas están en las colinas, son enclaves en los que se entra y se sale en carro, protegidas por la vegetación exuberante que hace que sea indulgente, además hay un cielo siempre intenso.... y bueno, cuando se está en plena ciudad, sorteando huecos y protuberancias, como en un Rally a pie, se oye una música alegre, con timbables y percusión, entonces, te dices (esperas) que alguna vez se organizará todo esto y se podrá caminar sin mirar el piso (por si hay un hueco), por las calles de la ciudad, los ancianos y las personas minusválidas, salir de sus casas,que será, en resumen, una ciudad más humana...

y ahora, debo imprimir... regresar a México y escribir varias cosas más... y esta película, de Jacques Tati es una crítica adorable a esa consolidación de una clase social acomodada, y el temor de no "aparecer como tal", el ruido, y el estrés de la sociedad moderna... es solo un anuncio de lo que vivimos ahora...épouvantable...

a plus tard...

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