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vendredi, novembre 12, 2010

Las lecturas, el palimpsesto

Con cada lectura, emerge un nuevo texto, es decir, "el texto del texto", o lo que lo completa, la lectura de quien lo recibe y que se podría inscribir al pie del original. Hay lecturas rápidas, que sobrevuelan, y otras que entran en contacto directo con lo escrito y se distingue de la palabra común, o el lenguaje con el que comunicamos todos os días (en francés existe la diferencia etre "parole", la facultad de hablar, y "mot" el signo que la describe). Al escribir, se produce como un abandono, un despojarse de su propia identidad para inventarse otra en el instante de escribir. Es una entrega... y entonces, como lo acabo de ver en una serie de notas críticas, hechas por Catherine Chaurruau, traductora, crítica, y gran lectora,  aparecen cosas que no "hemos visto" en el instante en que trabajamos por escrito. Lo que se llama el palimpsesto, la escritura que ha trazado su propio trayecto. Y ahí, se produce algo sorprendente, es como si el pasado remoto, cosas que ni siquiera imaginamos, viniesen hasta el presente para salir en forma de texto. De ahí que a veces se crea que loas que ecriben posean dotes de videntes o sean predistidigitadores, justamente porque se dejan "invadir por esas reminiscencias. Creo que ese detalle sorprende a mucha gente y, a veces, inspiran desconfianza porque nos hace pensar que son seres superdotados, o "raros". Yo cro que hay "marcas", huellas, que vienen en el lenguaje y que nosotroas las detectamos, como los ciegos que pasan a mano por el alfabeto Braille...

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