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jeudi, octobre 28, 2010

hablar... con Sartre...

de nuevo, hablar, escribir, pensar, dormir, mirar la montaña, de un lado y del otro. Pensar: tengo una vista privilegiada,sí, tengo suerte. En la calle, el ruido, el movimiento. Caracas tiene una energía solar.... sí, es solar, atravesada de cantos de pájaros salvajes, de motores, ruidos, a veces estrepitosos... Me acuerdo de mi sueño de la noche pasada, soñé con Sartre y Simone de Beauvoir, estábamos en un barco, en el mar. Yo converso con Sartre, no recuerdo bien el diálogo, tal vez hablábamos de Flaubert. Yo siento la calidez de su voz envolviéndome. El casco del navío se sacude y puedo ver las crestas de las olas (son de un color ocre, quemadas por el sol), pero no siento miedo, estoy con ellos. Simone está en la cubierta, conversa con alguien, la veo alta, delgada, resplandeciente. Me despierto sosegada.... sans souci...

almorzamos en un nuevo restaurante peruano, completamente lleno. Perú vende el concepto de comida sofisticada, pero si deja de ser buena, solo quedará el concepto...
tomado litros de agua y té, con panes kosher (que se encuentran por todos lados) humeantes y untados con matequilla...
y ahora, leer, por fin, después de estra sumergida en una corrección, puedo volver al ritmo íntimo de escribir y leer.... pero me espera otro largo recorrido por otro texto... Todavía no he ido al mar Caribe, dicen que es hermoso, sublime... espero, pronto.

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