J'arrive á croire aujourd'hui de temps en temps que l'amour ne peut rien être d'autre qu un drioit volontairement donnée à lobjet que l'on aime de nous tyranniser, Memorias del subsuelo... Este es el título con el que se conoce al libro de Dostoiesvki ydel cual cojo este epígrafe. Una lectura un tanto cínica de lo que es el amor, no comprendido como ejercicio de libertad sino como una prisión. Sucede que a veces pienso en esos instantes en que me he sentido completamente autorizada a ser yo misma, a no sabotearme, a sentirme bien con mis defectos y mis limitaciones, no como una necia vanidosa, sino como una criatura, humana, imperfecta, con ganas de trascenderlas. De hecho, yo solo creo en el amor como en una fuerza creadora y no en lo contrario. En realidad, muy pocas veces amamos, usando el activo de ese verbo en toda su dimensión.
Hoy almorcé con mi madre en un restaurante de mar que se llama Alfresco, la veía tan contenta, y yo soy a veces tan impaciente con ella, como solemos ser todas las hijas mujeres, que me conmvía su alegría y me sentía mezquina, una horrible persona. Por un insgtante sentí esa idea atravesarme el rostro, y si solo con el tiempo nos volvermos incapaces de amar, si solamente se nos presenta una sola y afortunada vez, la gracia, y la dejamos pasar? Mnnnn... Tal vez solo las personas realmente talentosas saben ser generosas con los demás y con sigo mismaos... pero, si aprendemos, si tratamos, ejem...
Nieva en Francia, es tan fascinante este mundo globalizado, escribo en la sala de la casade Elba Y Fernando, mirando las palmeras azotadas por el viento (hace un tiempo tropical, lluvia ligera, bochorno) y escucho la radio francesa, escribo en español. Pienso en mi madre y cuando recuerdo que pronto partiré, otro "arrancarse"...
Olivier está en avión de Francia a México...
Y releo Amour noir, de Dominque Noguez, un librito que me gustó mucho, intenso, compacto... El encuentro de Noguez con su "amour noir", sucede en Biarrizt, cerca del café de la Grande Plage donde también me gustaba ir a tomar un café mirando el Atlántico (hoy miraba las Islas hormigas, en frente de la bahía de Lima con mi madre, un instante agradable)...
Y escribo... empiezo a sentir a Lima más cerca, en síntesis, me cuesta mucho acercarme para luego pasar por otra separación.
Traduzco solo un fragmento de esta novela, una delicia en el estilo:
Y había también sus dientes, de una blancura espléndida, con esa separación adorable entre los incisivos del medio. Un día, jugando, ella me había mordido la muñeca dejándome unas huellas bastante profundas inscritas en la piel, que mostraba con un aire confuso y orgulloso al mismo tiempo. Sucedió en el Balzar, cenábamos luego de haber ido a ver al teatro Chatelet "L'enfant et les sortileges"...
(Vous vous rappellez Monsieur, je vous avez mordue et vous avez clamé le ciel!!)
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