Esta mañana oía en la radio a un escritor legislar y dictaminar sobre le cánon literario. Como escritora, yo creo que es un tema que me concierne, pero yo tengo mi propia intuición, porque no pienso que se pueda ser categórica sobre el tema. ¿Quiénes dictaminan qué es la Literatura, los que escriben, los que analizan, y qúé la define, el poder, las masas? Es bastante delicado desautorizar, podemos saber qué nos gusta, qué libro nos habla y cuál no, pero el resto, qué define la experiencia estética, es una lucha que consume mucha energía. Dije en otro post que había "una lucha política por las representaciones". Y es cierto, hay lucha de poder, qué es literura, que no... Mi posición es más de traductora, de vínculo, toda persona que escribe es un vínculo, una traductora, antropóloga, por decir algo, entre la experiencia y la vida. Y de alguna manera es enriquecer ese código, desmontarlo, aislarlo para para darle otro valor individual, personal. No inventamos nada, escribimos e imaginamos en un lenguaje que no es nuestro, hay reescritura, palimpsesto, adulteraciones, pero, en ese tranajo implicamos una fuerza enorme, una fuerza vital, por lo que la experiencia estética, el goce estético, es de orden individual y contiene una dosis de vida espiritual. Podría decir, me gustan los textos que me elevan por encima de la realidad, que me hacen flotar, pero eso no hace que no me guste una escritura realista, depende quién la diga y depende del código. Una de las razones por las que se ecsribe tanto es que necesitamos otras cosas además de las fundamentales para dar sentido a nuestras vidas. Y por eso escribir es como un devenir, un seguir creándose a través del lenguaje. Yo creo haber leído mucho sobre el tema del cánon, y siempre he pensado que la duda, el no tomarse muy en serio, es imprescible, lo que podríamos llamar "humildad", sin poses de beata. Simplememente aceptar que escribir no es gran cosa, una forma de subsistencia tal vez para mí, eso no me pone por encima de nadie ni me hace especial. Lo que yo sé es que soy feliz escribiendo y que, dárselo al lector, completa mi alegría, me hace tolerar más la vida, me hace trascenderme. Es una de las razones por las que los talleres de creación, donde se disertan teorías y recetas para escribir, me inspiran cierta desconfianza, aunque sepa que en el intercambio se producen diálogos, encuentros que enriquecen...Yo estoy más en una escucha solitaria a lo que me va sucitando lo que vivo, como si en medio del barrullo, tratase de oír una música sublime, auténtica, extranjera...
Sí creo que extranjera, algo que no me sea tan familiar, prefiero esa idea a la "originalidad", nadie es realmente original. Humilitas, sí, creo que por ahí camino yo. Lo importante es el hacer, el construir, estar siempre "en obras", pues yo estoy siempre "obras", con uniforme de obrera y no de patrona. No sé si gobierno en mi casa, menos en la de los demás y opinar es confiar una intuición, pensar que pueda surgir un acontecimiento, como el hecho de que un libro nos guste.
Esta mañana me levanté pensando: voy a filmar los dos volcanes, que ayer se veían nítidos y cubiertos de nieve, pero la puerta de acceso a la terraza estaba cerrada y la luminosidad es ahora tan fuerte, tan fuerte, que no se puede, habrá que esperar que baje la luz...
una anécdota para empezar el día.
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