Acabo de venir de ver el mar, tan inmenso, tan solitario, de pronto, unas mimosas, de pronto, un barquito suavemente mecido por el viento, de pronto, la barca de un pescador...
anoche, hablado mucho en medio la luz tenue de un restaurante en Barranco, búsqueda de libros de Vallejo para escribir un prefacio para Barataria. Ayer, justamente, hablábamos de Vallejo... De mis paseos por el cementerio de Montparnasse...
me voy acostumbrando a Lima, al final, es mi lugar, mi origen, conozco sus veredas, sus calles, sus árboles... hace un día, no soledado como ayer, pero diáfano, dulce...
pueda que baje un rato a remojarme en el mar...
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