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mercredi, mai 20, 2009

Infancia


Leyendo el suplemento de El País, el Babelia del sábado donde aparece ua nueva entrevista Patrick Modiano, yo ya lo había entrevistado en La razón, vuelve ese tema de la infancia, que es recurrente en casi todos los escritores que trabajan con la memoria: la reconstitución de ese espacio del pasado desde un presente. Yo me doy cuenta de que el mío se impregna de toda una experiencia muy distinta y fragmentada que está en analogía con la historia mía y la del mundo que me ha tocado vivir (mi culrura, mi idioma, mi exilio). No es una queja, es una constatación. Por ejemplo cuando Modiano habla de sus paseos por París, encuentra casi las mismas calles, puede reconocerlas, impregnarlas en su retina y recrearlas. Yo creo que cuando yo regreso a Lima y al Perú, todo está muy cambiado, no siempre para mejor sino que hay un deterioro general, incluso no solo económico, sino moral (cuando una sociedad subsiste, los vínculos se debilitan y se hacen difusos). Pero es quizás lo que está sucediendo en el mudo entero, la subsistencia, el miedo a la inestabilidad está empobreciendo las relaciones (justamente lo que comentaba Maldoror de la vacuidad de la comunciación, de la economía de esfuerzos para pesar y comunicar). No puedo leer una página del diario de Simone de Beauvoir sin sentir envidia (y casi cierta indignación por ese determinismo social que es una fatalidad (dime de dónde eres y te diré lo que puedes hacer) pesante. En fin, sé que escribir es una actividad solitaria, y es curioso porque el impulso primero, es vital, es comunicar, resconstruir, armonizar, de ahí que se invierta tanta energía. Entonces pienso en que algunas personas podrán escribir páginas como las de A la búsqueda del tiempo perdido (las escenas en que Swan se siente parte de una sociedad privilegiada) y otras donde habrá más ausencia, como en El extranjero, de Camus, una especie de consciencia de que estamos muy soloas y muy separados de nuestros afectos, que es una época de crisis y que esto, sin duda, se refleja en las novelas...

Creo que para poder escribir ua novela larga tal vez tenga que abandonar este blog, no lo sé, pero sé que es difícil escribir ya analizar al mismo tiempo. Ya se verá y no pienso abandonar, lo malo es que me cuesta concentrarme en varias cosas.

Por fin salió el sol, y ahora... quisiera una conversación voluptuosa, febril, ligera y alegre: es mucho pedir?

Un fragmento del Libro del desasosiego, de Pessoa:

Sentí de repente por aquel hombre algo parecido a la ternura. Sentí en él la ternura que se siente por la común vulgaridad humana, por lo trivial cotidiano del cabeza de familia que va a trabajar, por su hogar humilde y alegre, por los placeres alegres y tristes de que forzozamente compone su vida, por la inocencia de vivir sin analizar, por la naturaleza animal de aquella espalda vestida.
Foto de infancia en Huampaní.

1 commentaire:

Maldoror a dit…

No creo que haya deterioro, al contrario a mi me parece que hay un renacer, aunque quizá demasiado maquillado por cifras macroeconómicas. Quizá la crisis sea un estadío, prefiero verlo así un proceso de cambio, de desaparición de antiguos paradigmas o algo asi.
En literatura, no tenemos una generación con una sola voz, tenemos diversos autores con diversas voces y que la critica trata de agrupar (por ejemplo los que hablan de la violencia política, los light, etc)
Cuando se habla de género, las escritoras que conozco, peruanas (sin incluirte) han optado por cierto apego a fórmulas irreverentes (varias editoriales ven algo "irreverente" en algún blog y al toque jala a una de estas, ya pronto saldrá otra bloggera que habla de sus intimidades y pasiones calentonas por una editorial jaja) Bueno esa es la fórmula, pero nada de un reconocimiento, ¿en qué nos reconocemos? ¿Qué rayos es lo que somos? ¿Una nación, naciones, individuos, compradores compulsivos, bombarderos, sobrevivientes del terror? ¿Podrá haber alguien o algunos que nos den una voz? Ese es nuestro vacío, nuestra crisis, la ruptura de paradigmas, no hay referentes o bueno, puedo y de hecho debo estar equivocado.

Mario Vargas Llosa dice que estamos en una cultura o civilización del espectáculo, de lo frívolo, ¿es esa nuestra voz? Rayos, no me encuentro como peruano, mejor aún, no me reconozco aún, no hallo ese reconocimiento. Acabo de recordar un brillante libro de Charles Taylor que evaluaba el problema del reconocimiento en Canadá (anglófonos vs francófonos). Quizá tengamos esa necesidad, la necesidad de reconocernos...y ya creo que de demasiado rollo a mi pseudo discursete, jaja
Saludos
Christian

PD: ah, a ver si deseas aceptarme entre tus contactos del facebook, no seré Philippe Sollers, pero al menos soy tu lector jaja