Es dura la vida en el Perú, no es fácil para los más jóvenes, ni para los mayores, y menos, para los que envejecen. Es abrumador porque es darse constantemente con une realidad muy dividida, muy egoísta y casi cerrada. Siento que se lucha por defender una ilusión, la de fiesta, la de la celebración, por más cursi que esta sea, porque Navidades con villancicos en todas partes me parece completamente articial e impostado. Parece que la sociedad en sus divisiones se rigidiza (haciéndose más conservadora), lo que genera una espcie de cultura de la disimulación, nada está tan bien como lo pintan, pero hay que hacer "como si". Creo que ahora esto me afecta porque crea un malestar constante, porque implica la responsabilidad sobre los demás y el no poder hacerse cargo de sus tristezas ni de sus carencias. Ahora pasaba por la plaza donde está el monumento a Ribeyro (en el último óval de la avenida Pardo, en Miraflores), una estatua de bronce que ha petrificado ese rostro que yo conocí y em encontré con una frase suya, inscrita cobre la placa que actuó como reconciliación: Toda mi obra ha sido concebida como La palabra del mudo, para dar voz a los silenciados. Por una vez me sentí feliz de haber sido su amiga, y de seguir escribiendo. Pese a todo, la palabra escrita, que da el derecho al uso de ella, dignifica en algo la vida de esos "silenciados"...
El mar está quieto, es la única cosa serena y abierta para todos, fuera del "apartheid" social que se eterniza, como en una pesadilla.
Convencimient d que no hay que segir la disimulación y estra lo más cerca posible de lo que se siente y se piensa. Solo los necioas van en busca del brillo fatuo, o sea que hay que ser incontestable por ese lado, sino creo que perderé el valor de muchas cosas, orque las palabras, sí, significan....
3 commentaires:
La disimulación es parte de la cultura de nuestros pequeños países. La disimulación hace que muchas veces no nos demos cuenta de la cantidad de silenciados que tenemos. Se siente el compromiso de darle voz a quien la necesita.
La navidad es tiempo de fingir de que todo está bien, tiempo de borrón y cuenta nueva.
Feliz Navidad!
Sabrás que los silenciados para los que él escribía se llevaron su cabeza de bronce para reciclarla; ahora, quizás, parte de sus moléculas adornarán, convertida en sabe que adefesio, algún escritorio de los que debieran tener mucho que decir, pero tampoco hablan; ¿Qué cuento maravilloso nos dejaría JRR de haberse enterado de esa extraordinaria trampa del destino? Sí, las palabras significan y los hechos también ¿Porqué no entendemos entonces?
Me preguntaba por qué ocurre todo esto —fiesta falsa, cultura de la disimulación—, si todo el mundo desea lo mejor para cada uno. Y respondo que la realidad dura se convierte en deseo, en postergación, en estar a la espera de un futuro mejor o en el advenimiento de un pasado que fue mejor. Se está viviendo el pasado o esperando el futuro, esperando los consuelos del mercado comercial. Dentro de este narcisismo postmoderno, se vive hacia adentro, se esconde, se calla, se disimula, se busca estar bien individualmente, y para no afectarse por la crisis del gran Otro, ocurre el aislamiento, la simulación. Baakanit, tienes razón cuando dices que esta fecha es borrón y cuenta nueva. Si todo lo que ya se ha mencionado son suficientes motivos para no celebrar, si sabemos que este malestar va continuar, ¿en qué momento se puede celebrar? ¿Las celebraciones auténticas no existen?¿La celebración de cualquier tipo es resignarse a que todo siga igual? ¿El triunfo contra el sistema es la única auténtica celebración? Por otro lado, más que una carencia económica, hay una carencia de sensibilidad, de humanidad, de trascender en el plano de la cultura, del conocimiento, de la creación, del diálogo verdadero, entonces me parece el único triunfo válido es la realización personal en estos planos luchando hasta el final por no caerse en el camino, y acercarse al prójimo con las mejores armas que disponemos.
Enregistrer un commentaire