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lundi, octobre 03, 2005

Ayer, después de una conversación telefónica, pensaba en que había tenido una discusión agotadora en la cual no había podido comunicar nada de lo que creía, ni de lo que esperaba. La comunicación todo el tiempo cortada por ruidos externos o por una falta de atención de mi interlocutora. Incluso, hubo incoherencias que yo traté de enderezar, preguntando qué se me quería decir, sin resultados. Escribo esto porque pienso que todo trabajo de Escritura (comentaré después cómo define la escritura el Estructuralismo de Roland Barthes) es una forma de imponerse a esa incapacidad de comunicación del lenguaje, en todo caso, es la apuesta de la que siempre hablo, casi una promesa porque para creer rozamos en algo un sentimiento religioso. La coherencia del lenguaje, su eficacidad, claridad y afectividad , la solidez del sintagma y la coherencia de la frase, están ligados en una confianza en el futuro, pero también a la posibilidad de poder contar nuestra historia (ver artículo de Paul Ricoeur en las Notas a Palincestos), y todos, todos necesitamos hacerlo para estar sanos. Es lo que decía Julia Kristeva a propósito del psicoanálisis,la posibilidades narrativas de nuestra historia, su perfomance, es la mejor prueba de nuestra salud mental. Me aterró cuando alguien me dijo que mucha gente clamaba el regreso de Alberto Fujimori, eso sí me pareció patético, y me hice de nuevo la pregunta: ¿cuándo tendremos tiempo de pensar con tranquilidad en nuestra propia historia? ¿Cuándo las capacidades analíticas, sintéticas, etc... dejarán de estar atenazadas por la pobreza y la miseria, por esa especie de estado de desconcierto que crea vivir al día, sin saber qué nos espera mañana? No lo sé. La desesperación es la peor de las consejerasy no deja pensar, y sin embargo es lo que siente todos los días una persona que se levanta y no tiene para lo indispensable, en esos pueblos jóvenes abominables que se extienden sobre el desierto de Lima. Simone Weil tiene un libro muy hermoso sobre las razones de la libertad y la opresión, una gran crítica a lo que fue la utopía marxista de la época, y un análisis interesantísimo de lo que es una sociedad libre. Hay que leer a Simone Weil (http://webs.sinectis.com.ar/hgonzal/lit/sweil1.html) no solamente por su manera sutil de analizar hechos contemporáneos, sino por su pasión y entrega a los otros, porque su vida fue exactamente como lo fueron sus libros.
En Notas a Palincestos encontrarán un artículo sobre Hannah Arendt, publicado en el diario La razón, de Madrid, que recomiendo leer. Y he creado otro blog con textos de ficción en francés para el espacio francófilo, Fuites. Se puede entra yendo al perfil del autor.

Seguiré con el diario del África en algún momento y con la traducción del texto de Madame de Stael....

1 commentaire:

Magda Díaz Morales a dit…

Cuantas cosas interesantes dices, y todas las comparto, hasta las lecturas que mencionas son las mias, esto me da mucha emoción.

¿Cuando tendremos tiempo de pensar nuestra propia historia? ... pregunta por lo más importante, pero desencantante, creo que falta mucho para esto suceda. Si allá hay personas que reciben a Fujimori con alabanzas, aquí existe el profundo temor de que regrese el PRI al poder, parece ser que seguimos sin memoria.

La educación... ¿cuando tendremos la suficiente?

Un beso para ti, excelente texto.