De pronto, después de ver todas las imágenes y oír el primer discurso de Ollanta Humala, me pregunto ¿hasta qué punto podrá gobernar? ¿Cómo va a hacer para llegar a un acuerdo con los sectores más de conservadores e intransigentes del Perú, con los intereses de los inversionistas, cómo implantar un sentido de la solidaridad y de justicia social en un país acostumbrados a lo contrario? El hecho que haya ganado con márgenes mucho más amplios en provincias revela algo: que la vida en la gran ciudad no ha ofrecido aún una esperanza concreta de bienestar, ninguna promesa de futuro posible, ni una calidad vida en términos culturales y sociales, sino una vida cotidiana dura, abandonada a las reglas del capitalismo salvaje. Lo que olvidan fue que ha sido en la época de Fujimori en que se deshumanizó mucho más la ciudad y se convirtió en lo que se llama "cultura combi", una mezcla de improvisación en medio de la precariedad, de "sálvense quien pueda". Ha sido solo después de una recuperación moral, con la implantación de un gobierno democrático, después del paso desolador de ese gobierno, que hemos visto surgir una ciudad más sociable, menos fragmentada y que se ha podido votar por una propuesta más humana, a la alcaldía de Lima, con Susana Villarán. Nadie lo dice pero ella ha sido como la antesala que permitió el voto a la izquierda. Si la poblaciones más necesitadas se han movilizado (y con el sostén de una cierta clase media) se han visto incluidas en un proyecto de país que los llamaba al voto, es porque hay la esperanza de un cambio que debe tener lugar en un continente que padece la pobreza desde hace siglos. Para eso la relación entre los partidos políticos y la población tiene que ser creativa, democrática, a través de aparatos culturales que permitan procesar ese cambio, Confío en que estamos en condiciones de hacerlo. Mientras Europa se atrinchera cada vez más en el miedo y vota al otro extremo (las recientes elecciones en Portugal, las municipales en España) América Latina está buscando modelar su propio modelo, sin complejos y con más libertad en el actuar. Lo que no significa estatismo ni autocracias, redistribución de riqueza es apostar por un crecimiento sostenible que respete a cada persona que participa en el proceso de producción, incluyendo los sectores culturales. Esperemos que este gobierno sea viable, que gobierne no solo para los habitantes de Lima, sino para todas las provincias que han votado y puesto su confianza en él.
vaya, toda una analista política. No es mi registro, pero la circunstancia me empuja, me obliga a pensar porque creo que el lenguaje también se enriquece con estos procesos, se hace más auténtico, !puede soñar!!
vaya, toda una analista política. No es mi registro, pero la circunstancia me empuja, me obliga a pensar porque creo que el lenguaje también se enriquece con estos procesos, se hace más auténtico, !puede soñar!!
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