Bajé al desván de la casa de los padres de Olivier, ahí donde duermen cajas repletas de libros, fotos, anotaciones, ediciones dedicadas por Pierre Klossowski, por Nathalie Sarraute, por Alain Robbet-Grillet, algunas más personales y secretas, como las de Jean Echenoz o la de Julio Ramón Ribeyro, pero no recordaba que tenía todavía ediciones de Shakespeare y César Vallejo, dedicadas por mi padre, o no recordaba que las tenía, aquí, en Toulouse. La escritura es geométrica y nerviosa, de trazo decidido. Siempre nos nombra con nuestros primeros nombres, y en orden de edad. Es extraño, pero nunca había dado importancia esas "dedicatorias" y solo ahora siento que en esa frase "de papá", se lee un deseo de paternidad, una elección, un querer estar a la altura. Finalmente siempre tenemos un modelo y no sabemos cómo convertirnos en lo que inventamos. A veces, la experiencia nos lleva a explorar otros ámbitos, más rudos, menos nobles. He recogido mi libro de las obras completas de Shakesperare, en la edición Aguilar con la escritura de mi padre, lo he traído a la habitación y he empezado a hojerarla. Espero poder ir pronto a Lima y decírselo. Por instantes siento que si yo hubiese considerado ese cariño de mi padre como algo más concreto, hubiese desconfiado menos de mí y de mi capacidad para hacer que me quieran. Ese descenso al Desván, ha sido ir hacia el pasado, regresar, y estar convencida de que sí hay un hilo conductor en mi vida. Mi padre me (debería decir "nos") regalaba esos libros para que los leyésemos en vacaciones, mi madre escribía poesía, no es extraño que yo tenga tanto que ver con la literatura.
Estoy literalmente, "catapultada" de libros, no sé dónde ponerlos, pienso que tendré que regalar algunos... Estoy contenta de haber bajado al" desván"...
2 commentaires:
Y para mi ha supuesto catarsis compartida.
me alegra...
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