Se puede vivir una vida como si nos deslizáramos sobre una línea recta, sin altibajos, sin baches, pero también se puede vivir a trompicones, con caídas y subidas y, tener que levantarse, siempre. Oyendo a Ana María Ortesse, una escritora italiana, viajera, como yo, pero mucho más intrépida y menos miedosa, me doy cuenta que hay elecciones que cuentan, además formas de mirar el mundo, por ejemplo, aquella de detenerse en los detalles más nimios y dejarse invadir por ellos, mirar, navegar lentamente. Aceptar.
Y otras formas de vivir la vida, la entrega, Y el dolor. Este testimonio valiente, terrible, y conmovedor de la autora de este libro, Desintegración de una pareja, habla del dolor de una separación que ha sido como una simbiosis, cerca de la sicosis, y esas cosas, no se eligen, suceden. Escuchen esta entrevista (abajo del video) y pensemos que la vida también es esa fuerza de decir lo indecible.
Cito una frase de Simone de Beauvoir, porque el amor muchas veces se parece a la locura o nos conduce a ella...
Le doy una dignidad metafísica a la locura. Yo leo un rechazo y una forma de trascender a condición humana.
La force de l age, SdB P. 206, éd. Folio.
http://sites.radiofrance.fr/chaines/france-culture2/emissions/jour_lendemain/index.php?emission_id=58
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