Un premio no necesariamente nos descubre un trabajo de alguien que escribe (hay muchísmoas que nunca han ganado un solo reconocimiento), si no su personalidad, lo que sería también su alma, en términos casi arcaicos para esta época descreida y concreta. A José Emilio Pacheco lo vi una tarde en el local de la editorial Jus en la calle Donceles, y me impresionó por su humildad y su amor por la literatura que era el amor devoto de alguien que pasa la vida tratando de construir con las palabras, muy consciente de su relatividad. Y ahora, Pacheco recibe un premio (de paso, la leyenda de la noticia es un poco rara, cómo que "mexicano y mendicante"?), y decide ir a la premiación. Lo que me queda del personaje, es que se trata de un hombre que está a la altura de su trabajo, que, cuando se le caen los pantalones (por accidente y de nervios) mientras entra al lugar, dice que "esa es una lección para la vanidad", y que dice también que los escritores son una "orden de mendicantes", porque siempre tendrán vidas complicada si se arriesgan y si se entregan.
son anécodotas que em empujan y me dan más ganas de escribir...
Y cuando tengo entre las manos mi Correspondencia escogida de Gustave Flaubert, y leo una de sus cartas a Louise Colet, me doy cuenta de que él, que se veía como un "hombre-escritura", escribía estas cartas porque necesita decirse a alguien, y si Louise no hubiese existido, tal vez hubiese tenido un blog donde anotar todas las cosas que sentía y leía: Yo creo que soy capaz de ver cosas que otros no ven.... Tú me dices que mi libro (La tentación de San Antonio) está lleno de perlas, pero las perlas no hacen el collar, es el hilo....
Curiosamente, mucha gente ve en Flaubert un gran estilista y un obsesivo de la forma, pero no era solo una obsesión estética, era una ascésis del cuerpo y el alma, una unión perfecta y quizás eso explique que haya sido tan solitario, casto, y maniático con su tiempo. El nunca renegó de sus obsesiones ni de sus contradicciones, las mostró, las descubrió, las entregó. Vivió sin máscara y murió sin ella.
2 commentaires:
Patricia
Eso es lo que más me gusta de José Emilio Pacheco: su sencillez y modestia (los periodistas españoles han resaltado mucho esto, parecen muy sorprendidos de que un escritor "reconocido" sea así de humilde)- En un mundillo como el literario -ya lo hemos comentado aquí-, donde los vedetismos, vendettas y otras cositas, a veces parecieran la norma, el hombre reivindica al oficiante de la escritura.
La frase de Flaubert que citas, me encantó
"(…) pero las perlas no hacen el collar, es el hilo." Uff
Saludos
Tal vez escribir tiene que ver mucho con las personas y sea una cuestión de personalidad. El texto no se separa de la persona.
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