Me impresiona el cielo de México, sí, tan intensos, tan xtremos. Hoy pensé una cosa: cuando se tienen sentimientos intensos se está en relación con la muerte. De ahí la relación de México con este tema. Hay que leer a Malcoln Lowry para entender un poco este sentimieno extremo... Y lo raro, es que no es desesperado, es sereno, lento.
HOy leí una frase en Les inrrokuptibles que pertenece a Zadie Smith, escirtora inglesa que posee una inteligencia dinámica, viva, y con humor, aunque esa frase sea más lúcida que otra cosa:
Francamente pocas veces tenemos la ocasión de teer que decidir si debemos abandonar a alguien sobre un campo de batalla, o si debemos matar a nuestro padre o nuestra madre: La verdadera decisión que debemos tomar es: debo quedarme con mi marido, mi esposa, o dejarloa. Puede parecer burgués pero es el problema cotidiano de la mayoría de las personas, que hay que tomar muy en serio ya que impone a todos las mismas preguntas: verdad, compromisos, valores.
El otro día leía una entrevista a un crítico literario norteamericano que decía que la crítica latinoamericana era neo-conservadora (yo diría que no existe crítica!!). A mí me ha pasado, durante mi estadía en Lima, que siento un desfase enorme con las opiniones de los que se dedican, como yo, a escribir, que no poseemos los mismos valores, y que se vivía una especie de tiempo cerrado, nada dialogante, un poco intimidante, la verdad. La sensación de pasar por "una rara", se imponía constantamente, entonces, se elige el exilio para estar en armonía, o los espacios (y las personas) que nos permiten crecer interiormente aunque lamentemos la pérdida de ciertos afectos.
2 commentaires:
Ayer leía un comentario en un blog, de una chica que descontinuó el suyo. Su comentario quedaba. Decía que no le importaba crecer interiormente ni buscar nada profundo, ya que eso implicaba un desgaste de energías, y preguntaba ¿para qué?.
Esa falta de sentido que ella le veía a buscar un crecimiento interior es común. Por una parte, se apela al vértigo de la vida, a su disfrute, todo muy epidérmico, muy hacia afuera.
Por eso al leer tu post, lo pienso más e inevitablemente pienso en mi niño.
Gracias, Patricia.
También recordé a una amiga mexicana caminando bajo ese cielo que has descrito, como en una pintura de Frida Kahlo.
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