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mercredi, janvier 30, 2008

san agustin, jarmush


El otro día leía en el blog de Pierre Assouline que ha salido una nueva traducción de las Confesiones, de San Agustin, un libro que hay que leer y que inspiró la tesis doctoral de Hannah Arendt, La noción de amor en San Agustín, que es deseo de perfección (perfectia), fabrica dei, creación divina, el ser de la vida... Les confessions se ha convertido en Les aveux, que en castellano quiere decir también confesiones, pero en un sentido más secular. Deseo pasa a ser libido (conteniendo la idea conemporánea de sexualidad) y otras palabras que han cambiado. La traducción es ambién reescribir, así, para mí, escribir es siempre traducir.


Anoche, mientras me recuperaba de una mala comida, vi la película de Jinm Jarmush, Un día en la tierra. Retratos cortos de distintos personajes, dos mujeres interesantísimas, vistas sin un gramo de misoginia, la historia de Wyona Ryder, una taxista de Nueva york que desdeña un rol de super actriz para encontrar una persona que la quiera como ella es, y la segunda, Beatrice Dalle en París, ciega y brillante, confrotando a un taxista de la Costa de marfil a sus prejuicios de clase, de origen y de género. Ella está ciega pero ve y siente mucho más que su taxista que está empecinado en comprobar que todos sus prejuicios son exactos. Genial.


Hoy almorcé en el Café Tacuba con una amiga, leí, en un texto de Elena Garro una escena que sucedía allí y quería verlo. Es muy andaluz, lleno de mosaicos y de retratos de Sor Juan Inés de la Cruz, de paso, sé que debo darme prisa con terminar un texto.
foto: Beatrice Dalle, impresionante en su rol de ciega.

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