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mercredi, février 28, 2007

Y hoy


Sigue mi pesadilla con la computadora y me doy cuenta hasta qué punto es mi prótesis... También el hecho de que un objeto sea personal. Todo en mi es "affectio", no puedo escribir en un lugar cualquiera ni como sea, necesito un mínimo de personalización...
Por otro lado me repito que esos son engreimientos de pequeño-burguesa y que debo superarlos, entonces hoy me levanté con muchas ganas de escribir, miraba el discurrir del Boulevarde Clichy, las tiendas recién abiertas, la novedad de la mañana y sentía ganas de dejarme llevar por esa sensación sin pensar en lo que vendrá después. Pensé en las cosas que suceden en Lima y en el Peru y también en una invitacion de la ciudad del Cusco donde me encantaría estar; pero ese don de la ubicuidad.... imposible. Me prometí que si me ganaba algo me iré a escribir al hotel de Macchu Picchu.... Mnnnn... adoro ese lugar, Ollantaytambo, su clima (el del Cusco, menos)

Pensé de pronto en el valor de ciertas personas, en la manera como se enfrentan a las vida, mi madre, por ejemplo. Me impresiona su vitalidad, su forma de hacer frente a los inconvenientes, su capacidad para disfrutar, entonces me exijo mas y me doy cuenta que una de las cosas más importantes en la vida es saber interpretar y valorizar lo que nos sucede. Nuestra vanidad es muy importante para saber valorar las experiencias y aceptarlas como son. Siempre queremos embellecerlas... Es una lección de vida adaptarse a las circunstancias...
La intuición es justamente es eso...

Ayer dejé la computadora a una persona de la Fnac que me prometio devolvérmela hoy, pero no me dio ningún papel oficial. Y yo acepté porque peensé que debia confiar y no pensar que me podrian enganar...

La vida es una cuestion de confianza, siempre? No sé; tampoco me atreveria a afirmarlo. Escucho en la radio una historia increible sucedida en Brasil: unos jovenes franceses que trabajaban en una ONG humanitaria ayudaron a otro joven brasilero a integrarse a la vida social. Este joven trabajo en la ONG pero resultó robando dinero por lo que lo despidieron. Para vengarse, apuñalo a los tres jovenes en una playa de Rio de Janeiro... Me parece increible. Violentísimo y me pregunto porqué hizo algo así.

Anoche soné algo muy extraño, hermoso e intimidante a la vez: yo estaba en casa de una persona que conozco y que siempre tiene un rol organizador en mi vida, es la madre de una persona que yo quise de muy chiquilla... esa mujer siempre me pareció fuerte, un símbolo importante de la vitalidad de ciertas mujeres. Y había una gran ceremonia para celebrar el aniversario de una deidad árabe. Entonces estamos en una terraza que se parece a la "cour del Palais de Papes" en Avignon, y al fondo, como en un escenario, se ve la ciudad crepitar bajo cantos andaluces, luces y muchedumbre. Pero yo sé que esa celebración esconde otra cosa porque además en un instante en que voy a buscar algo a la casa de esta mujer (la casa es acogedora; con un jardin tipico de las casas de Lima, moderno y luminoso) veo una muchedumbre que viene hacia nosotros, hacia donde vivimos (un lugar burgués) clamando justicia y venganza. Y lo que me aterra es que son musulmanes! Luego, en plena ceremonia, yo trato de prevenir a mi hermana menor, Rossana, que siempre he sentido como la más vulnerable, pero ella esta muy tranquila contemplando el espectáculo. Trato inutilmente de llamarla a su celular y ella no me responde. Entonces aparece como un príncipe árabe y éste se inclina y elije a tres personas en el público, uno de ellos es un joven que él llama por su nombre: Samuel. Yo sé que los van a sacrificar, y entonces siento una enorme pena y frustración.
Fue cuando me desperté.
Bueno; salgo disparada... ejectée!!!

mardi, février 27, 2007

Clichy

Bueno, sucede de vez en cuando estos problemas de computadoras, y sucede que me he quedado sin la mia, lo cual me hace sentir amputada. Tengo que escribir desde un Cyber-café, a toda velocidad... La cosa ha sido impresionante. Nueva version de window vista no compatible con los servidores franceses, tipo Francetelecom, incursiones a la Fnac, a Francetelecom, sin resultados. Finalmente, hoy, decidi pasear por el barrio donde estoy, Clychy, frente a los jardines de Montmartre y Pigalle. Hoy me fui caminnando hasta la place de Clychy, pensaba en Hnery Miller que ha vivido alli por un buen tiempo, alto obligatorio en la Braseria Wepler, que conocia desde hace un tiempo, pero lo que mas me gusta, lo que mas me seduce en este barrio, es su lado cosmopolita, casi todos son extranjeros. Desde americanos, hasta asiaticos o indus que se han instalado aqui, también existye una cierta burguesia "culta" que se ha instalado por aqui, pero los otros, los pirmeros, siguen estando.
Asi que la computadora malograda me ha obligado a caminar por todo el barrio para encontrar un local de frantelecom, obligada a mirar los anuncios y a encontrar una semiologia en ellos...
no tan malo el balance, espero recuperar la computadora en poco tiempo:
in sha la!!!

dimanche, février 25, 2007

Strindberg


A veces sucede que escribimos algo y después, no sabemos cómo, desaparece... es lo que siempre sucede con las computadoras... palabras idas al espacio sideral, como cuando hablamos y todo se olvida, todo se va. Mi texto era sobre Auguste Strindber, porque fui a ver una pieza suya en el teatro italiano de la Madeleine. Eso fue antes de ayer, y no colgué el post, así que se perdió. Repito entonces, Strindberg era un excéntrico, un catatónico, un paranoico. Los límites entre la enfermedad y la locura sirvieron para que Karl Jaspers eccriba un libro muy interesante sobre Strindberg y Van Gogh. Yo empecé a seguirle los pasos cuando me enteré que era le escritor preferido de Igmar Bergman. Luego lei Inferno, y quedé impresionada. En la pieza actuaba Charlotte Rampling, como la esposa del personaje principal que es un alter-ego de Strindberg. La danza de muerte es la crítica feroz que este autor le dedica a la burguesía, a la hipocresía entre las relaciones personales, de amistad o de amor, a la envidia, a la pequeñez en general- Es cruel porque no hay Arcadia posible sino el Infierno. Por supuesto se trataba de un pesimista. La sala estaba llena, la gente perturbada, salvo una pareja muy joven que estaba en un palco y que parecía no creer lo que estaba oyendo...
La familia está encerrada en una isla (Bergman vive en El faro) y ese es el huit-clos de las perversas relaciones de familia, sobre todo, la de la pareja con 30 años de casados. Puede ser que toda relación familiar sea como una isla en la que no me encerraría nunca. Lo digo por mí y no por Strindberg ni por Bergman...
Charlotte Rampling tiene una gracia, una forma de llevar su cuerpo, sorprendente. El actor, Didier Sandre, podría haber estado mejor... En todo caso el texto es muy bueno y eso ayuda a la puesta en escena.

Biblioteca nacional

El otro día fui a la Biblioteca nacional y, convencida por una amiga, saqué el carnet. La verdad que esa mañana me desperté con ganas de escribir (estoy haciéndolo en francés y no me explico el por qué), tenía ideas y escenas... Fui a la Biblioteca y primo: el viento de la explanada era violento, cosa que violentaba al caminar y hacía llegar helada al interior. Luego, interrogatorio para el carnet, cosa que detesto, por impaciente. Después, recorrido por todas esas salas inmensas, gigantescas, sin encontrar nada extraordinario, o en todo caso, la dimensión me agobiaba. Secondo, agotamiento y dispersión. Tercio: no trabajé. Asistí a una conferencia sobre Sigmund Freud en La Sorbonne, me enteré de cosas que ya sabía y pocas que no sabía de Rilke y Lou Andréas Salomé, y regresé con la idea determinada de trabajar. Me doy cuenta que en estas cosas, como en todo en la vida, lo que cuenta es la calidad de lo que vivimos, no la cantidad. No acumular experiencias, si no estar presente ante ellas. La biblioteca nacional de París es estupenda, pero se necesita un estado de ánimo particular, una determinación a entrrar en el ritmo mundano, no íntimo, no sé si me explico bien, hay que trascender todos esos inconvenientes sensoriales para estar dentro, y yo no me olvido del cuerpo. Quiero decir que si voy a un lugar donde tengo que caminar mucho o pasar esos vientos de la explanada, no, no me apetece. Prefiero la biblioteca de Beaubourg, su vista de París, además, está muy bien equipada: vas, coges un libro, te mezclas con todo el mundo, sin estatus de nada.

Esta mañana estuve leyendo echada en la sala El marido eterno, de Dostoiesvki. Lo empecé a leer porque Nathalie Sarraute me dijo que era uno de sus preferidos. Eso, cuando la visité en su departamento del barrio de la Tour Eiffel, poco antes de su muerte. Había estado en Lima, me dijo, y que recordaba muy bien el mar. Me encanta Dostoiesvki, es mi lado complemento, la novela escénica, dramática y teatral.
Miraba los techos de París, y quería seguir leyendo hasta que recordé que no había colgado lo de Strindberg.
Y luego lei algo de Edouard Glissant, escritor antillés. Un texto sobre poética en el que le dedica varias páginas al Perú y sobre todo a los artistas plásticos (de paso, tengo un cumpleaños en la casa de un pintor cusqueño que vive en París, coincidencia??).
Me doy cuenta de que hay cosas que no vemos por estar muy cerca. Hoy está gris en París, seguro que en Lima todo el mundo se va a la playa, es cielo estará azul y el mar relampagueante.
Foto: Auguste Strindberg.

mardi, février 20, 2007

Las enemistades y la universidades no universales


Hoy pensaba en esos famosos malentendidos que terminan con una amistad o un amor. La ruptura pública de Sartre y Camus, la de Nelson Algreem y Simone de Beauvoir, o Ezra Pound y T.S. Eliot. Hay que decir que la frustración y la cólera han hecho estragos y han roto comunicaciones interesantes. Pero es una cuestión de apuestas, pasacalianas, casi. O sea, aquellos que deciden actuar como cirujanos y amputarse un brazo o una pierna (y siempre necesitarán una muletilla), y los que comprenden que no vale la pena enemistarse con alguien, que siempre somos víctimas y victimarios al mismo tiempo (lo dijo Simone Weil, no yo)y que el que padece la cólera, es el que más sufre, porque el o la que perdona, encuentra de alguna forma el sosiego, lla benevolencia. No hay sentimiento más pequeño que el odio, que es un senitmiento nihilista y pequeño.


Llego de La Sorbonne. Me decía, estando en los corredores de la universidad que el ambiente lo dominaba una calma morosa, una cosa entre el tedio y el sopor del calor de la caleffación, inútil ahor que casi no hay invierno. No hay esa dinámica, esa vitalidad que yo siempre he imaginado y visto en las universidades, en San Marcos, por ejemplo. Y me lamentaba de que Mayo del 68 haya quedado en fojas cero. Las jerarquías estables y la iniciativa de los estudiantes neutralizada por estos rigores de la formalidad, la verdad, patéticos.
Yo entré pensando permanecer en mi registro, desobedecer esas reglas, y lo hice, ¿pero durára? Le tengo mucho temor a la castración intelectual, a perder la libertad que se necesita para pensar y escribir. Espero que el viernes, en la reunión de homenaje a un escritor estadounidense no me someta a una aburrida olímpica; el protocolo lo detesto, aborrezco de las formas.

El Colegio de Francia

El College de France es una institución gratuita, abierta a todo el mundo. Por ahí han pasado Ferdinand Saussure, Lévi-Strauss, Althuser, Magris, Lacan, todos ellos para dar conferencias al público interesado en general. Existe desde el siglo XVI... ¿No es una proeza?

Y ahora, a desobedecer, viva la desobediencia!

lundi, février 19, 2007

Sorolla


Ayer por la tarde fui a ver la exposición de Joaquín Sorolla, pintor valenciano, influenciado por Velázquez; yo diría, además, El Greco, y por supuesto, Goya. En eso, los españoles son para mí los campeones de la pintura moderna. La exposición era en el Petit Palais, antes, habíamos pasado por el Gran Palais, para una exposición aburridísima sobre los tesoros perdidos de Egipto. No porque Egipto no se a apasionante sino porque en el Louvre está casi medio Egipto! Y para ver videos de los buscadores de tesoros, mejor ver un reportages de National Geographic! Me aburre ese público dimanchero de los Campos Elíseos, es la síntesis de todo lo que me hace detestar algunas veces París, frivolidad, pose, ausencia de contenidos... no sé solo es una impresión, pero ese ambiente me suena falso, incluso el Puente Alejandro II (ayer) me parecía fatuo, con una belleza pretenciosa y de mal gusto, esa obsesión que viene de Napoleón I por mostrar La “grandeur de la France”, como suele decir Jacques Chirac en un francés aseptisado...

Justamente, leía el diario de Catherine Pozzi, una burguesa se París que pudo haber sido una Madame Bovary (sin el físico) perfecta, además de consciente e inteligente. Pozzi era muy rica y burguesa pero abominaba su condición de burguesa parisina, casandera, hija de mamá y se aburría a muerte en su medio social. Totalmente crítica e irrascible, e inclemente, con su condición de mujer y de mujer rica.

Pero Sorolla, estaba allí, por el azar del tiempo, en el Petit Palais, como un español a quien los españoles turísticos descubrían con una mirada de orgullo (oh, oh, mira que es español!!). A mí lo único que me importaba eran los colores de las escenas de sus cuadros, esos niños pobres españoles gozando con el mar que me hicieron recordar a los de la playa de Lima y que mi amiga Rosella comentó en medio del ambiente popular en La Herradura: ¿parece un cuadro de Sorolla, no? A mí me gustó mucho que lo dijese así, con emoción. Sí, había algo de Sorolla, de la luminosidad de sus cuadros, algo de una forma simple de gozar, típica de los niñoas, como si él pudiese acercarse a ellos y arrancarler de veras algo esencial con su pincel.

Noche en el Marais, conversando con Valeria, mirando las caras de los paseantes, parejas gay en mayoría... mujeres y hombres, algunos rostros bondadosos, a veces, un rostro es toda una epifanía.

samedi, février 17, 2007

Melanie Klein


Me apasiona algunas idas de Melanie Klein, quien invirtió la idea de Freud (más predecible) de la envidia del pene en la fase edípica de la niña por la del seno (bueno o malo) de la madre y la necesidad del pene del padre. Para Klein, lo que la niña desea no es poseer el pene del padre, odiando a la madre por no haberle dado uno, sino incorporar el pene de su padre como objeto de gratificación oral. Ese pene estaría presente en el cuerpo de la madre a través de la copulación. Me parece muy interesante, el análisis que hace por ejemplo las tendencias homosexuales de la infancia que más tarde determinan un comportamiento sexual individual. “En mi experiencia, dice Klein, todo niño pasa d euna fijación oral de succión al pecho de la madre a una fijación oral del pene del padre”.
Luego añade que la posición heterosexual depende de la primera fase femenina del desarrollo del niño (que sublima a través del juego, Lacan diría los singnificantes, el lenguaje), pasa primero por las ganas de destrucción del cuerpo de la madre que contiene el pene del padre, fase edípica, y se resuelve cuando vence los sentimientos de culpa y de angustia que lo atacan. Al margen de toda esta teoría que es interesantísima, no hay que olvidar que el psicoanálisis, a partir de Freud y su teoría de la libido(y luego Klein, Lacan, Jung...etc), ha sido el mayor esfuerzo por entender lo más importante en la vida de toda persona: su equilibrio y salud mental, y evitar así el sufrimiento. Las patologías no resueltas tienen resultados concretos, desadadaptación, soledad, y culminan, en casos extremos, en locura o suicidio. Por eso me interesa el psicoanálisis: eros y tánatos, instinto de vida e instinto de muerte, culpa, restitución. El únido aspecto que no me convence en Klein son los modelos tradicionales de hombre y mujer, que tiene que ver con una época, por ejemplo, la pasividad en la mujer sino asume de manera feliz la necesidad de gratificación oral del pene paterno. Al haber centrado su análisis en la figura preponderante de la madre (lo que era normal!!) realizó una revolución coperniciana, pero, más aún, con esta idea del pene nutridor, desmitifica la idea de masculinad tradicional (según ella un hombre asume esa fase homosexual sublimándola y transformándose en padre y madre de la mujer. Son aquellos hombres que comprenden mejor a las mujeresy no tiene conflicto con ellas) otorgándole otro rol simbólico en el desarrollo del niño. Ahora, otra cosa que no hay que olvidar es que es el arte en general, y sobre todo la literatura, son las que trabajan estos aspectos, no analizándolos, sino dándoles una expresión sensible. Si el texto emerge como en un palimsesto, lo que parece son los múltiples juegos simbólicos del lenguaje con la realidad. Hay un análisis de Freud sobre la homosexualidad de Leonardo Da Vinci que me intriga...
Pero también me intriga la relación con un hombre que pueda ser maternal, bondadoso en el sentido Kleiniano. Curioso, por otra parte, que Winnicot, uno de sus discípulos haya mantenido esa influencia en la penumbra... Y ahora, salgo a la biblioteca de Beaubourg, Centro Georges Pompideu por más información. La tesis puede esperar...


Foto, Melanie Klein, nótese la bondad de su rostro.

vendredi, février 16, 2007

la ficción

Nunca he podido dejar de soñar, con un mínimo movimiento, con un mínimo de cosas. Sé que sueño con una camioneta corriendo por la Panamerica Sur hacia el Cusco, imagino la magnitud del paisaje, el silencio de las montañas de los Andes.
O cuando camino por las calles de París y una persona, una presencia, me hace imaginar lo que podría ser su vida, lo que podría vivir o sentir esa persona.
A veces, siento que debo pedir disculpas por ser así, por haber perseguido mis sueños sin pensar mucho en los demás. Miedo de no estar sufiente tiempo del lado de los que de veras me quieren, miedo de fallar. Sé que no es muy responsable soñar tanto, sé que no se pude vivir la vida así, pero... este atenuante... tal vez no sea más que una forma más de vivir...

Leo la vida de Stendhal y qué? 380 páginas para entender a Matilde (Del amor), otras tantas para contar su vida, La vida de Henry Brulard... Por qué sentirse mal de ser así? Quizás porque es un trabajo que es considerado como un lujo, cuando debería ser posible para todo el mundo... poder soñar. Quiero decir, preservar la inocencia, siempre proteger, siempre la alteridad, y el deber de injerencia. Lo siento, no veo otra salida.

jeudi, février 15, 2007

El nihilismo

Después de conversar con mi mi amiga Elba, me he dado cuenta de que es cierto, no he justificado el cambio de mi blog, y eso debe parecer raro al lector, como una especie de instancia superior que decide unilateralmente. Por eso, preferiría saber qué piensan quienes se atreven a decirlo.

Hoy he pensado justamente en lo primero. Observando la organización francesa, la administración, he visto que es como estar atrapado en una especie de maquinaria infernal. Tiene que ver con el Kafka del Proceso, y con la Divina Comedia, de Dante. Dónde termina ese espiral absurdo? El Estado es un aparato administrativo que supone saber lo que es bueno para sus ciudadanos, los de primera, y segunda categoría. Para preservar ciertos valores (republicanos), la familia, sobre todo, los que están en le territorio tienen que adaptarse a las reglas, pero estas ignoran completamente a los "invididuoas", incluso a los nacionales y los someten a una especie de standarización social que considera valores que no siempre son los de los que se encuentran en el territorio. Por ejemplo, han tenido en cuenta cuál es la cultura africana para entender a los emigrantes de todos los países de ese continente, sobre todo ex-colonias? No se trata de culpabilizar al estado francés, sino de ver que un modelo así, produce siempre exclusión. Pienso ahora en los "índices de felicidad". Una sociedad donde todo está categorizado, donde la persona no existe sino bajo una etiqueta, como en una industria, no es una sociedad modelo, es una sociedad por revisar. Por supuesto, la organización produce estas cosas, pero hay que permitirlas? No habría que crear formas de preservar una dignidad inalienable en cada persona para que sea capaz de decidir por sí misma, para que no se anule? Luego, pensaba en el metro, después de leer el suplemento literario de Le monde, donde no encuentro nada... Nada. No es la culpa de los escritores, de aquellos que han hecho de la literatura un arte decorativo separado de la vida, que nadie lea, que nadie pueda decir, ni suscribir lo que vive como si viviese ausente de su propia vida, como un Mersault, de El extranjero (asesina sin saber por qué), de ahí la frase de los jóvenes de las revueltas que hubo en París: yo solo siento rabia, no sé quién soy. No sabemos quiénes somos bajo la frustración, incluso yo, dejo de ser quién soy y ofendo a personas que quiero. Entonces, no sé. Hay que buscar un modelo de vida más auténtico, menos falso y menos vacúo, uno, que considere de nuevo valores muy frugales, que pueden ser los más duraderos. Incluso la campaña de Royal, la candidata socialista, me parece fatua. Y no creo ser la única. La Vita Buona, es la vida rica en calidad afectiva, austera en cosas materiales. No nos olvidemos que los sabios siempre buscaron el desierto, incluyendo a Jesuscristo. La ausencia de objetos y de personas.

mercredi, février 14, 2007

ïndices de felicidad


He estado leyendo el libro de Hugo Neyra, "Del pensar mestizo", que acaba de salir en Lima, y hay cosas interesantes: la valorización comparativa de un pensamiento latinoamericano que empieza a deshacerse de sus deudas y pretende andar solo. Más que eso, me gustó una parte en la que Neyra habla del valor que tienen las democracias modernas en el bienestar de sus ciudadanos. Por ejemplo, las Naciones Unidas ha establecido un "índice de la felicidad", además del índice per capita como fuente de información. Es decir, no solo importa que la pobreza material desaparezca, sino que no aparezca una forma de pobreza espitirual, afectiva; malestar que existe en las sociedades post-industriales, la soledad, el aislamiento, la falta de comunicación en general y sobre todo, de afecto.


Es cierto, en situaciones de carencia extrema, el lenguaje se debilita, y en experiencias demasiado violentas, como las guerras de exterminio, este se hace invisible, no puede comunicar nada. Bruno Bettelheim dice en su hermoso libro "La fortaleza vacía", que algunas víctimas del campo de concentración habían perdido su humanidad en reacción a situaciones extremas, y trata de saber cuál es la relación comparativa con el autismo de algunos niños, estos niños que son mudos, que se niegan a integrar el mundo y a hablar. Y hace poco tuve una intuición: muchas personas no decimos realmente con las plabras, quiero decir que el lenguaje no expresa lo que realmente sentimos y pensamos, sino que cumple un papel formal o estético, comunica, pero no comunica con nosotros mismos: lo más importante. Tal vez hay personas que son incapaces de establecer esa relación lenguaje-verdad porque estaríasn obligadas a asumir cosas que se han negado a asumir, por temor, por fragilidad. Y aquí pongo un ejemplo: si le haces una pregunta a cierto tipo de personas, como atrapadas en la sociabilidad del lenguaje, quiero decir en sus expresiones comunes de uso, hay un desfase entre el gesto y la palabra. Si dice que está bien, su expresión no es de bienestar, o sea que su lenguaje oculta porque "no es bueno decir que no se está bien", etc.... Por eso es importante hablar con una persona "cara a cara", de ahí esa expresión: "tenemos que hablar de frente", que existe en todos los idiomas.


Entonces, creo que podría haber una relación menos esquizofrénica entre la palabra y los sentimientos en sociedades no totalmente industriales. Otro ejemplo de la relación afectiva que se da en le lenguaje: acabo de cambiar la plantilla de mi blog, creo que así se dice, y los comentarios que he recibido son de lejanía, es decir, la inpresión visual que da la pantalla es demasiado técnica, y eso aleja a los lectores, los expulsa. Es la frialdad de la técnica. Hay lugares que por su aseptiazación expulsan a la persona. Y por eso vuelvo a pensar en Bettelheim, quien había creado un colegio para niños autistas en el que se trataba de hacer que el niño se sintiese protegido, acogido, libre. Se trata de hacer ciudades y lugares donde la persona humana no desaparezca aplastada por la mole técnica o arquitectónica (no crear distancia entre ellas, sino acercamiento para que su lenguaje fluya fácilmente), la coda de todo esto es que si la técnica facilita la vida, la hace más ligera, puede enfríar las relaciones interpersonales porque crea sujetos pasivos, o los asusta.


pensaré lo de mi blog porque los silencios son elocuentes.


terminé el Blanchot de Millet, estupendo, muy bueno... Me hace gracia el pudor de Millet, como si siempre dudase de que es escritor, yo empezaba a leerle en voz alta: je ne me suis jamais considerée... bla...bla... y Millet se removía sobre su silla de editor: arrete, arrete, o je le jette a la poubelle (basta, basta, o lo tiro a la basura)...


Una pequeña muestra de ete libro que ojalá se traduzca integralmente:


Yo no soy un fetichista. Si me gustan las biografías y los escritos íntimos, en general no me gusta conocer a los escritores, otra forma de decepción, la mayor parte del tiempo, que me ha conducido a pensar que ninguna amistad es posible entre escritores de la misma generación (y Miller y Nin, Millet?) , o que solo puede suceder en la lectura. La única visita que hice, muy joven, acomodándome a un rito, fue a Louis-René des Forets, luego de que Pascala Quignard le hubiese mostrado mis primeros relatos, relatos que sabía inacabados, sino ilisibles, y por eso sin otra apuesta que un encuentro, una forma ingenua de felicidad entre un maestro y un joven hombre que se quería escritor, pero que se hubiese consumido de verguenza antes que considerarse como tal. Otro gesto de la misma naturaleza fue mandarle mi primer libro a Blanchot, sin esperar nada, de todas formas, no hubo respuesta (a Blanchot no debió gustarle mi libro), y no fue otra cosa que rendirle homenaje.


Blanchot leía muchísimo, curioso que no le haya dicho nada a RM... , pero, bueno, es conmovedora su relación con él, siempre de discípulo, son esas admiraciones que siempre se tienen, simbólicas y apasionadas.
Foto: Millet en Gallimard.

lundi, février 12, 2007

Blanchot


Hoy ha sido un día extraño, digo eso, porque al mismo tiempo que ha sido rico en experiencias, ha sido pobre en otros aspectos. Por ejemplo darse cuenta de la calidad de ciertas relaciones humanas. Me salva Blanchot. Hoy estuve en Gallimard y recuperé el libro que ha escrito Richard Millet sobre él, de una sobriedad aplastante, lúcido, afectivo, intenso. Yo sé de esa visita, lo sé porque Millet me la contó con el entusiasmo de un niño, entonces, no puedo sino agredecerle esta entrega, porque una persona (y una mujer que escribe) es como alguien que busca la aguja en le pajar, el oro que brilla entre la lata y este libro es algo así. También me llegó una carta de Eielson, una luna brillante, hermosa. Y me da pena no haberlo conocido, me da pena que habiendo puesto un título: El último cuerpo de..., no lo haya leído. Prefiero pensar que es porque simplemente se escribe porque sí, porque no hay salida y Eielson estuvo presente, eso, solo yo, lo sé.

Solo transcribo unos fragmentos de Millet:

Plaza de los pensamientos, sobre Maurice Blanchot, Gallimard 2007.

Resumo la introducción, la descripción que hace Millet de la casa de Maurice Blanchot (recuerdo que me habló de esa visita con el entusiasmo de un niño a la que no pude asistir) es de una Zona residencial (como él dice: la mano puesta de la técnica sobre el lenguaje, casi un eufemismo), con escasos espacios verdes, una casa austera, con muchos libros y pocos objetos, un solo espacio para trabajar, sin ventanas, sin vista: "Blanchot trabajaba mejor en su habitación que en una mesa redonda, y de todas formas como no tenía vista sobre nada, sin nada que ver"...

(Si Maurice Blanchot no se mostró), es por esa degradación del rostro que es la imagen, es mi autenticidad que es negada (y aquí Millet habla en primera persona!), es la manera como presento al otro, en mi desnudez, como herida y consolación, nuestro tiempo podría aceptar la ausencia de imagen mientras corresponda a un rol, pero no el anonimato como signo de pureza (de la necesidad) de la experiencia interior: cómo, a la luz del día hacer escuchar estas dos palabras: soledad esencial?

Un hombre viejo, sí, que creíamos inmortal porque habiendo, con su poca salud, de alguna manera encarnado mejor que nadie la desaparición del escritor, muriendo de no morir, y sin embargo sobreviviendo, vigilante intransigente, el más dulce de los hombres, de una gran bondad, me decía su hija adoptiva en los años 90, cuando empezó a ocuparse de él como que se nutría de cremas volteadas y de sopa liofilizada, pero atento a todo lo que concernía lo humano, sobre todo a los amigos, y siempre capaz de indignarse políticamente.
Foto: Blanchot (derecha) al lado de Emmanuel Levinas, una de las pocas fotos rescatadas del autor anónimo voluntariamente.

samedi, février 10, 2007

Elecciones en Francia



A propósito de las elecciones el próximo 7 de abril en Francia, leo un reportaje en el Nouvel Observateur sobr ela opinión que tienen 100 mujeres importantes sobre la candidata socialista, Segolène Royal. Las transcribo porque me parecen interesantes, no todas coinciden. Y, hablando de machismo, por qué se excluye la opinión de los hombres? En fin...

Annie Erneaux (escritora)

A propósito de Segolène Royal se expresa siempre el mismo inconsciente machista. Una especie de condencendencia larvada. Hay algo de muy conservador. De todas formas no excluyo la posibilidad de votar por ella, ya que el pequeño caporal Sarkozy representa a mis ojos un enorme peligro: ultra-liberalismo y la mano puesta sobre todos los poderes. Es rara esta campaña, a la vez blanda y terrible. Se teme una enorme sorpresa, como en el 2002.

Catherine Breillat (directora de cine)

Si fuese una actriz de cine, sería una heroína de Hichcok, la veo muy bien en "Los pájaros", avanzar derecho, bajo el ataque de los cuervos negros con pico puntiagudo. Segolene Royal es una mujer resplandeciente, una flecha de cristal. Incluso si no va al Eliseo el solo hecho de haber sido elegida entre las momias socialistas y que se presente a la presidencial, es una revolución en sí misma. Por otra parte, me parece formidable la actitud de Francois Hollande. Eso también es una primicia. El es el hombre. Es el compañero de la campeona sin ser ridículo. No está a su servicio, pero la defiende.

Isabelle Adjani (actriz)

La llegada de Segolene Royal no se reduce ni a un nuevo corte de cabello, ni a una nueva sonrisa, ni al hecho de ser madre y candidata a la vez! Es mucho trabajo para llegar hasta allí, y los hombres de poder se resisten en reconocerlo... Es un poco raro silenciar años de estudios, , una larga experiencia en los gabinetes ministeriales y a la cabeza de dos ministerios, más de dos presidencias regionales. Lo que más me gusta en ella es que lleva a debate elementos que no son considerados por los políticos. La noción de humanidad, por ejemplo, que para otros políticos se asimila a la debilidad. Ella habla también de "emoción", de compasión, de sentimiento. De que hacer erizar el pelo a los campeones de la testosterona.

Virginie Despentes (escritora)

Cuando Sarkozy reclama la policía en las escuelas, o Royal, el ejército en los barrios difíciles, no se trata de una figura viril de la ley que introducen en los niños, sino el poder absoluto de la madre. Solo ella sabe castigar, enrumbar, mantener a los hijos en estado bebé prolongado. Un estado que se proyecta en madre todo-poderosa, es un estado fachistoide.

De paso, VD acaba de mandarme la dirección de su nuevo blog, como no sé cómo colgarlos, la pongo enseguida: http://despentes.vox.com/

vendredi, février 09, 2007

París por Patricia De Souza



Se me ha ocurrido poner algunas imágenes de los lugares, los espacios, que más me gustán. No siempre son aquellos que la mayoría de gente gusta, por ejemplo, el metro de París que yo encuentro poético, cuando se leja en el túnel y se pierde con todo su brillo. Esa serenidad de los movimientos de la ciudad que son como una caricia y que sé acoger cuando estoy en armonía, sin ruido interno. Son espacios concéntricos, de voces que me hablan, de pasado y de presente, son porosas, cálidas, envolventes, no pervierten la escritura, la realzan, la magnetizan y la hacen durable.


El metro de París






Cuando estoy en la estación, esperando por el tren, me gusta mirar el rostro de alguien que se va, esos rostros múltiples, de rasgos distintos. Dentro, difruto oyendo las voces en idiomas distintos o la forma de vestir de algunas chicas y hombres... A veces quisiera acercarme a ellos, los sufiente como para sentir su calor... Y cuando el metro se va, curvado, sinuoso, y en silencio, pienso en una escena de infancia, un júbilo, un instante.



La Biblioteca de La Sorbona






Este lugar siempre está lleno de estudiantes, todos hermosos, con la ilusión del futuro. Los anaqueles son de madera tallada, las mesas también. A veces veo un rostro conocido, pero sin saber quién es. Hoy leía a Proust, a Albertine desaparecida y me doy cuenta de que, hombre o mujer, la desaparición de una persona es un acontecimiento: o trágico, o indiferente. Pensaba: ahí donde X pone ruido, yo trato de poner armonía.



Al bajar, en la sala Richelieu, un joven estudiante toca al piano, La passionata, ligeramente curvado sobre él, vestido como un príncipe. Es un joven hermoso, como salido de una película de Luchino di Visconti. Cuando termina, nos dice: gracias por escucharme, sin ustedes, no hubiese terminado de tocar.



El jardín del museo Rodin






Es un jardín romántico, digno de esa época. Ahí Rodin trabajó su mármol blanco, ese que provoca tocar cuando se visita la casa-museo. Y que está prohibido. Tanto los cuerpos esculpidos vibran, tanto están vivos. En el jardín está la escultura de Balzac, más allá hay unas tumbonas donde, echada, se puede ver el cielo de París. Esas nubes que avanzan, avanzan, hasta un espacio infinito. Pienso en mi madre y en cómo disfrutaría todo esto y cómo le iría contando cómo pasé por allí, qué hice o que vi.

jeudi, février 08, 2007

París

Y ahora, París. Nevaba al llegar, entonces es el taxi rodando sobre le periférico y unas ganas locas de regresar aunque sienta cierta fascinación por esa nieve que ha silenciado todo, como ne un poema en el cual cada objeto, cada gesto transcurre con la lentitud armoniosa de una danza, casi un ritual. Por las noches el silencio es total y es fácil dormirse en el sueño. Solo antes de ayer, dormía siesta en casa de mi tía. La cama estaba pegada a un ropero que había sido de mi abuela materna, y el espejo refelejaba mi imagen. Creo que pensé: estos olores, estos objetos me son tan familiares, que cerré los ojos para imaginar que se producía un continuum, que me quedaba allí y que la situacón se prolongaba. Pero luego despierto y sé que no estaré. Son las divisiones que produce elegir el desarraigo como método de autentificación, una ciudadanía que nos obliga a estra en contacto con los otros y admitir, por más duro que sea, nuestra precariedad como personas. Esa creo que es mi apuesta. Antes de dormir, sé que hay apuestas que cuestan, cuestan porque es más fácil permanecer en lo idéntico, en la proximidad afectiva, es más fácil, reposar nuestro miedo a la muerte y al tiempo, en los brazos de gente que nos conoce de toda vida, con besos de personas que conocemos, y voces fáciles de descifrar, más complicado estar allí donde todo cuesta y donde nuestra identidad es aquella que se construye a cada instante en adaptación al otro, donde la sensación de continuidad es solo un fantasma. No hay nada de heroicidad en esto, me pregunto sino hay mucho orgullo, y orgullo como mujer. Lo digo porque siempre, las mujeres, estamos protegidas por la sombra de un hombre, o por la familia.

Me llega el último número de la revista de la universidad La Sorbonne Paris III, Trans. textos sobre Barthes y Proust. Descubro temas para mi tesis, escucho música mejicaba pensando en el D.F y salgo a caminar por París. Es curioso, mientras hablaba por el messanger, miraba el cielo cargado de nubes oscuras, iluminado, por intermitencias, por un sol brillante; los muros de las casas son grises y hay pasado en ellos, tiempo y pasado. Es el lado fascinante de París y su lado melancólico. Quién habrá jugado en este patio (en el barro XVIII), quién habrá soñado con viajar, quién lo habrá mirado? El departamento donde estoy está cargado de objetos, pero, por primera vez, siento que mi cabeza se impone al exterior y no me molestan. Lo afectivo en el acto de escribir, empieza a ser un estado interno, protegido. Al menos, por ahora, me parece así.

lundi, février 05, 2007

Aquel verano en Lima (como Marienbad)

Empiezo por evocar el verano como algo pasado. Cuento las horas: no quedan muchas hasta tomar el avión. Trato de imaginar cuál va ser la sensación cuando esté en el frío de París. Y me pregunto si podré recordar todo esto con precisión, las texturas, los olores, sobre todo los rostros. Ayer noche caminaba por la calle con un amigo tratando de impregnarme de los olores. Esos olores sé que los perderé.
Entonces veo el rostro de... y la sonrisa de, y escucho la voz de... y sé que eso estará en tiempo pasado, muy pronto. Ah, el problema del tiempo, esa franja que siempre atravesamos y que se ensancha de acuerdo a las experiencias. Siento que han pasado más de dos meses, que me alejo de ciertas cosas, y que obedezco a la ley de mi especie, partir, siempre. Mi verano aquí es mi presente, pero también mi vida en Europa, y aunque no sé cómo conjugar esos espacios tan distintos, aunque no sé, nunca, qué cosa es más importante (como si fuese un poco ciega), sé que me guía la intuición. Y sé que confío en ella, y cierro los ojos y pido que una mano se coja de la mía y poder andar, al final, lo esencial es estar siempre en movimiento.
Tengo un día agitado, incursión al centro de Lima, despedidas, desarraigos, encargos, todo, así, en bloque. Es como una luz que nos penetra y nos enceguece por su potencia, pero conforme nos vanos acostumbrando a ella, empezamos a ver mejor.
Suelo pedir siemrpe una sola cosa a la vida (que es amí misma): saber dar el justo valor a las cosas, que es: !un mínimo de sabiduría!

vendredi, février 02, 2007

Sofia Coppola


Acabo de ver la película de Sofía Coppola sobre María Antonieta. La crítica en Francia la destrozó, convenciéndome de que no valía la pena verla. Finalmente, en Lima, termino por hacerlo sacando ciertas conclusiones. La película es una versión moderna de una parte de la vida de la esposa de Louis XVI, el encuentro y el ulterior matrimonio. Lo que me gusta es que se simplemente nos revela a un ser humano, a alguien que como todo el mundo, no siempre es actriz o actor de su vida, sino una espectadora. Quiero decir que no siempre comprendemos lo que nos sucede, que las experiencias nos trascienden, y de ahí que aprendamos con algunas, aquellas que nos dejan casi siempre una sensación de desarraigo (de no pertenecernos totalmente) y que ilustra muy bien la frase de Freud: Nadie es dueño en su propia casa.
Me encanta la música de esta película, es trepidante.

Creo que Sofía Coppola tiene la capacidad de ver lo que se esconde detrás de sus personajes, el lado humano y vulnerable, el verdadero. Entonces, casi vemos a una María Antonieta desvalida, sensual, casi en estado salvaje. Ese es su aspecto más interesante (más allá de las escenas en video clip), y también su lado trágico. Todas (y todos) somos unas Antígonas atrapadaos en el drama de nuestro presente.

Y ayer volví a ver "Cachée", Hanecke, película que había visto en Francia. Cierto, hay un juego con la imagen, una moral de la imagen, pero yo dormitaba en brazos de Orfeo y casi salí pensando que no era muy buena. Luego fuimos con un grupo de amigos, al jazz zone (en Miraflores), a escuchar música de verano, acordes de verano con el cuerpo quemando por haber estado expuesto al sol. Yo amo esa sensación...
(foto: imagen de la película sobre María Antonieta)

Vean la película de Coppola, de paso, pedí el texto publicado por la editorial El funambulista, en España: Mi testimonio... veremos qué pasa...

Una frase oída me hace pensar: La esperanza no es la convicción de que algo va a cambiar sino la certeza de que algo tiene sentido, o algo así.