Hacer días que no logro organizar lo que veo en México, primero, el D.F. Plaza Garibaldi a las once de la noche. Una sensación de feria, de juerga general. Los grupos de Mariachis, en pequeños pelotones en las esquinas, cantan, ofrecen canciones a parejas mejicanas que beben, casi siempre un hombre que le ofrece una ranchera a una mujer. Algo de anacrónico hay en todo eso, parece una plaza de provincia, acabamos de atravesar avenidas modernísimas y sin embargo, este espectáculo, parece haberse quedado inmovilizado en el tiempo. Luego, incursión a un lugar donde se toca salsa, Marambo, en la colonia La condesa (aquí no se llaman barrios, sino colonias). Otro ambiente, muy distinto de los que he visto en Lima, en Caracas, incluso en París. Hay una distancia con esa música, y un desfase. La amabilidad de los mexicanos es impresionante, pero también son reservados, con esa desconfianza que existe también en la gente de los andes, en Perú. No se establece una comunicación fluida ni espontánea, es formal. A veces, cuando intento hacer una broma, se me mira con mala cara, sobre todo, las que juegan con las palabras. El domingo, paseamos el perro de mario Bellatín, Perezvon, por el parque México. La historia de su nombre, me contaba con ilusión, pertenece a la novela de Dostoiesvki, Los hermanos karamazov. Alguien regala este perrito a un niño que está muy enfermo. Perezvon quiere decir en ruso campana, osea la alegría, la algarabía. El Perezvon de Bellatín es un perrito precioso, no recuerdo la raza., pero es blanco y negro, con las orejitas y el hocico largo.
Ahora estoy en Guadalajara, en casa de mi amiga Cristina, a unos pasos de donde se hace la Feria del libro... Anoche, una visión impresionante en una cantina del centro de la ciudad: un grupo de hombres hizo danzar a un cojo sobre una mesa, luego se negaron a bajarlo y a mí me pareció cruel. Los borrachos a veces pueden ser crueles. Una botella de tequila brillaba sobre la mesa.
Indagaciones sobre Elena Garro, una de las esposas de Octavio Paz. Me recomiendan que lea dos novelas suyas que aún no he buscado. El Fondo de Cultura Económica acaba de abrir una super librería en La Condesa, La Rosario Castellanos (sus ojos nos miran des uno delos muros). La librería es de una arquitectura blanca, perfecta. Hay sillones comodísimos para ponerse a leer sobre ellos. Cogí uno de los tomos de la obra completa de Octavio Paz (en oferta) y caí en una entrevista en la que hablaba de Góngora y Quevedo: En esa época los problemas con el lenguaje no eran los mismos, nadie se ponía en duda su linearidad, ni sus límites. Si Góngora se divertía escribiendo en un lenguaje críptico era a manera de un ejercicio de estilo, en cambio, ahora, sería una especie de imposiblidad, de impase metafísico, digamos. Era, resumiendo, la respuesta que dio y que no puedo citar porque no la tengo a la mano. Cuando Paz utiliza la frase del conde de Lautréamont, La poesía será hecha por todos, es porque todos hemos aprendido a escribir y podemos, cada vez más escribir mejor, pero eso no hará de todos los que escriben escritores ni artistas, simplemente que en esta época nuestras relaciones con el lenguaje son menos ingenuas, más desconfiadas y desesperadas...
Sigo con Anaís Nin. No da ganas de terminar su diario lleno de luces, de paseos por el interior de una persona de una lucidez extraordinaria. Creo que hay pocos testimonios como los de ella. Hay que leerla. Su análisis sobre Proust, sobre Miller, su relación con el peruano Rango, con Juna Barnes, para citra algunas, son realmente interesantes....
4 commentaires:
Hola Patricia, solo para hacer un breve comentario y saludarte.
A propósito de la X en la escritura de México (México es con x, aunque los españoles lo pongan con J) y sus derivados ( por ejemplo Oaxaca, Texas, Mexicanos, etc.), no hay que olvidar que la X se pronuncia como J, ya que fonéticamente el sonido J se escribe X. Así, por ejemplo, que en la serie Chus Norris "Rangers de Texas" el doblaje es erróneo, al pronunciar Texas a lo gringo, o sea como X en vez de como J que es lo correcto.
Muchos saludos
¡No sabía que estabas en México!, bienvenida, qué gusto. Ojalá vinieras a Xalapa, está la Feria del libro. Por favor, si algo se te ofrece estoy a tus órdenes, tienes mi correo-e, no dudes en contar conmigo para lo que sea. ¡Ven a Xalapa!!
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Pero debe ser una conversación deshilvanada sobre algo olvidado y que tiene que reprogramarse. De esas en que se cada uno insiste en la importancia de no atrasar mas el asunto. Esas son la medida mínima de la compañía.
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