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vendredi, août 11, 2006

Los débiles y los fuertes




Hay imágenes que marcan, aquella de dos niños que tratan de huir de sus perseguidores y en la que solo uno se salva: el que corre más rápido. En la vida sucede algo así, no perdedores ni ganadores porque el ganar es una convención que puede ser desmontada fácilmente, pero sí fuertes y débiles. Los que se suponen débiles son los más sensibles, los que no han aprendido las leyes sociales de la supervivencia y viven a partir de un saber interno e intuitivo. Los supuestos débiles son los que más sufren, pero también los bienaventurados porque son los que sienten con más intensidad. Entonces hay que revertir los valores, los fuertes son los que ha aprendido a sobrevivir sin dañarse, sin rasgarse, y sin embargo, pasan sin ver muchas cosas. El fuerte es solipcista, impermeable, el débil es poroso, todo lo impregna. Y siempre quiere dar, desea, anhela dar afecto y, como no puede prescindir de los demás, acepta las reglas del juego... es cuando los fuertes le pueden pisar la cabeza. Pero el supuesto débil asume también la responsabilidad del acto del otro, no lo abandona, lo acoge. Así los que se supone que son los débiles son los que nos dan lecciones de vida, son los que nos enseñan a amar sin esperar nada. Al final de cuentas solo se quiere y se desea (afirmación snsualista de la vida), lo demás es superstición, creencia.
Con Millet hemos mirado los precios para ir a Sils María, en Suiza, el lugar preferido de Nietszche. Pero los precios eran alucinantes: 200 euros como minimo por una habitación. Así que el sueño de ver este lugar en la montaña de los Alpes europeos terminó por ser solo un sueño. En fin, algún día pasaré por Sils María. Sin pensarlo, un día estaba a dos pasos de Torino y terminé viendo el lugar donde Nietszche pasaba ciertos veranos, la casa, la plaza, los pasajes de Torino... preciosos.

Ahora que me paseo por un Paris medio desierto, es delicioso sentir a la ciudad solitaria... Paso por la libreria La compagnie, El Balzar (lugar frecuentado por Bachelard, Derrida) y mas alla del fetichismo , que no es mi nota musical, es que esta todo ahi, ahi. En la libreria La compagnie encuentro una edicion completa, en Quarto, Gallimard, de Simone Weil. Estan sus escritos desde Marseille, y la Carta a un religioso, que adoro. Bueno, me dirijo a la biblioteca de La Sorbonne que esta como nunca, en calma, y ahi leeré a mi Simone Weil. El sabado pensaré en ella en Marseille...

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