dimanche, janvier 01, 2006
2005
Anoche, año viejo, o nuevo. Un año que se termina, que se va para siempre. La noción del tiempo me ha parecido tan abstracta, tan lejos de nuestra capacidad de adaptación. San Agustin, en el libro XI de sus Confesiones, se pregunta: Dios mío: ¿qué es el tiempo?. El año 2005 se fue con sus rostros, sus anécdotas, sus instantes de intensidad y de falta de sentido. Yo, en mi caso, pienso en nombres, en personas que me han dado tanto y que no veré o no veo, pero que siguen estando presentes en las palabras. Anoche, en una fiesta bulliciosa en Barcelona, encuentro con una persona que había conocido a Julio Ramón Ribeyro, quien me regaló una publicación en la que había incluido un epígrafe de La tentación del fracaso: la vida sólo se justifica cuando es un combate pr el perfeccionamiento. Esa era la frase y esa sola frase en esa noche tumultuosa de la ciudad, con los borrachos silenciosos, desesperados por ser felices, por esa soledad de las personas que regresaban ebrios, como si tuviesen una nueva luz y creyesen en un futuro mejor, me pareció la mejor forma para empezar el año. Ese perfeccionamiento tiene que ver con ser incompasible con nuestas propias debilidades, en el hecho de no cederles por miedo, por ganas de acomodarnos en la vida, o por indiferencia (todavía peor). Hay que decirlo todo, más que todo y sólo Todo. Ese juego de verdad, sí vale la pena, porque de no aspirar a ese perfeccionamiento del que habla Ribeyro, la vida sólo se resume a una serie de hechos sin importancia, un latido seco y sordo como el de la muerte, pero una muerte en vida. Decir a las personas que queremos, que las queremos, entonces, recordar ese rostro, precisamente ese, claro, limpio, entrañable, dentro del auto Renault. Y la montaña, y el cielo azul , y decirle que ha sido una de las cosas más importantes en la vida. Gracias a un azar feliz, a ese encuentro, yo soy esta y no otra.
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
3 commentaires:
Si, un año que termina llevándose con él sucesos tristes y alegres, logros y no logros, etc. Antes para mi estas fechas eran siempre alegres, ahora no, ahora ls veo con ganas de que no pasaran, de que fueran como todos los dias. Quizá son las circunstancias que a veces nublan las cosas alrededor, pero me gustaría mucho poder quitar lo que las nubla, que no existiera nada que impidiera terminar, e iniciar, con una sonrisa.
Un abrazo.
A la larga el 31 de diciembre es una fecha más. creo que si de reflexionar se trata, es mejor frenar la existencia en cualquier momento y ver hacia dónde se está yendo.
Lo que expresas con tu singular voz, concentra tanta verdad que inevitablemente mi cara se humedece...
Esta madrugada de verano, lunes ya , 9 de enero, imagino a la escritora que eres, allá en la ciudad soñada, sonriendo, siendo la que es y no otra...
Enregistrer un commentaire