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jeudi, août 25, 2005

La isla imposible

La isla imposible

Estoy leyendo la novela de Michel Houellebecq, Una isla posible, editada por Fayard, París. Me deslizo por sus páginas reptando. Esta vez, empuja la sociología positivista al máximo. Entonces su tono proverbial y patético, cansa. ¿Los escritores son visionarios? Tal vez, pero la visión que él nos da, es de una parte del mundo, de Europa, la Europa Occidental (Turquía casi entra a formar parte d ela Comunidad, pero se resistieron los conservadores). Un mundo jerarquizado hasta la alienación completa en el cual la imaginación, el sueño, toda forma de poesía han desaparecido. Una industria de la humanidad en la cual toda imprecisión, cualquier forma simbólica o mítica de ver el mundo, ha sido arrasada. Esa es la visión lúgubre de Houellebecq quien no duda en poner nombres propios, algunos medios de prensa, personajes internacionales. Daniel, un imitador cómico es el centro de la novela, un cínico desesperado, un poco como el autor, lleno de dinero y consciente de que con él puede comprarse cualquier cosa, sobre todo, el placer. Pero en el fondo es muy, muy infeliz. Ninguna posibilidad entonces de soñar con otras cosas, preferir otros valores. Todo el mundo (es categórico) desea lo mismo, juventud, dinero y la excitación constante. Su carpe diem es una ecuación. En general el libro lo es. Por el momento, Houellebecq se parece cada vez más a Paco Rabane, a un predicador, sin oxígeno. Con el mismo tan tan.
Esto me ha llevado a preguntarme en si se puede llegar a sentir semimientos como el amor y la ternura en un cosmos como el que Houellebecq describe. Mientras estemos vivos, mientras un gesto humano nos conmueva, nada está perdido. Lo que me impresiona es la falta de compasión. Es decir, todos esos personajes alienados, incapaces de salir de su prisión, tal vez sólo inspiren ternura. A lo mejor, más adelante, aparezca algo así en el libro.
Hay una película de Francesco Rossi, no estoy segura, sobre la vida de San Francisco, y en ella hay una escena en la cual él se cruza con un leproso. San Francisco se conmueve al verlo, se echa a llorar porque no soporta ver ese rostro destrozado, y entonces, para demostrarle sus sentimientos, lo besa. Y el leproso no reacciona. Simplemente se aleja, y San Francisco se queda triste y desconsolado.
el site del autor web:http://www.houellebecq.info/

3 commentaires:

Magda Díaz Morales a dit…

Si, muy cierto, tenemos un mundo totalmente jerarquizado adonde el que rige es el dinero y la poesía es casi una caricatura.

Pero dentro de todo este caos, todos estos intereses que difunden, crean, generan y guardan celosamente quienes como única mira valoran el poder, hay el otro lado de la moneda, que aunque pequeña, minoritaria, es muy importante: quienes aun creemos en posibilidades diferentes ¿será utópico?

Muchos saludos.

Rain (Virginia M.T.) a dit…

Justamente estaba leyendo sobre la
Utopia, o lo que vendría a ser la Utopía de los tiempos venideros.
Lo relacioné leyendo tu post.
Greg Egan un escritor australiano autor de la novela de Ciencia Ficción 'El instante Aleph', donde sustenta lo que podría ser una isla liberada. Lo puedes hallar en el blog 'Rizomas':
http://rizomas.blogspot.com
Al entrar a los enlaces del escritor sobre el que escribes, se señala que 'está de moda'. De todos modos, quisiera leer sobre él....
Pensaba también movida por tu post en todas las impplicancias del poder que tan a fondo exploró, estudió Foucault a quien conoces
bien- y veo el entramado del micropoder que es el que ejercen quienes en uno u otro terreno tienen una influencia, un 'mando', una voz, por eso veo con escepticismo a los líderes. ¿Qué opinarás tú Patricia?.
Por eso también creo que muchos nos protegemos en el saber y en lo
lúdico. Y es una cuestión elemental
ver cómo generar fondos para sostener proyectos en esta línea. Ya que los gobiernos, claro que no están interesados en apoyar lo que devenga en algo incómodo a la larga.
Creo en el librepensamiento y me gustaría que si quisieras, escribieras alguna vez sobre Sloterdijk. Con tu franqueza habitual, sería muy interesante leer un post que le dediques.
Y sobre lo último que dijiste acerca de
Paco Rabanne, me llama a indagar más sobre él y su obra. Lo que pasa es que siempre me ha atraído
su manera de ver 'las modas', lo mismo que Giorgio Armani. Sí, y me parecía que aunque estaban -y están- inmersos en ese mundo de luces y más...-, me parecían dos excepciones en la creatividad.
Patricia,creo que esta vez me extendí mucho,¿eh?. Y es que leer tus posts me invitan a expresarme, como suelo hacerlo cuando loleído me suscita ideas, tal vez algunos pequeños flashs ...

Un beso.

Jacinta a dit…

A mí lo que me llama la atención es lo que decís sobre el mundo sin compasión ni ternura ni poesía reflejado en el mundo novelesco de Houellebecq. Pero me parece que hay una tendencia generalizada de la novela contemporánea a esos mundos violentos, atroces, áridos, que reflejan demasiado exactamente la realidad.
Me pregunto ¿qué pasó con la imaginación, con el deseo de vivir aventuras, como el desconocido del diario africano que encontraste? (que por lo demás, es una anécdota tan maravillosa que trasciende lo literario).
Saludos desde Centro América.