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mardi, août 09, 2005

Espejo y jazz

Escribir es como mirarse en un espejo y hay días en que el espejo está un poco empañado. Porque escribir es de alguna forma una apuesta por la verdad, una apuesta entre Dios y la nada,como escribía Pascal. No puedo escribir si no soy capaz de reconocerme o sino puedo decir todo sobre mí misma. No quiero mentir, aunque suene falso porque la verdad tampoco existe, pero sí deseo pensar que no rompo mi pacto con el hecho de mi deseo es decir toda absoluta y dramáticamente, la verdad. Pongo un fragmento del libro de Michel Leiris, La edad del hombre, libro que me encantaría traducir. La primera vez que lo leí, pensé: yo quiero escribir así...

Michel Leiris

La edad del hombre (L'age de homme)


Acabo de tener treinta y cuatro años, la mitad de la vida. De físico, soy de talla mediana, más bien pequeño. Tengo cabellos castaños, muy cortos para evitar que se ondulen, por miedo también de que se desarrolle una calvicie amenazante. Hasta donde puedo ver, los rasgos característicos de mi fisonomía son: una nuca muy estrecha, cayendo verticalmente como una muralla o un acantilado, marca clásica (si creemos a los astrólogos) de personas nacidas bajo el signo de Tauro, frente desarrollada, más bien hinchada, de venas temporales exageradamente nudosas y prominentes. Esta amplitud de mi frente está en relación (según dicen los astrólogos) con el signo de Aries; porque he nacido el 20 de abril, por lo tanto, en los cambios de los dos signos: Aries y Tauro. Mis ojos son castaños, con el borde de los párpados siempre inflamados, mi tinte es coloreado y tengo verguenza de una molestosa tendencia a los rubores y a la piel brillante. Mis manos son delgadas, bastante velludas, con venas muy marcadas. Mis dedos mayores curvados hacia el extremo, deben denotar algo de debilidad o de huidizo en mi carácter. Mi cabeza es más bien gruesa para mi cuerpo y tengo las piernas un poco cortas con respecto a mi torso, los hombros demasiado angostos en relación con las caderas. Camino con lo alto del cuerpo inclinado hacia adelante y tengo tendencia a encorvarme mientras estoy sentado. Mi pecho no es amplio y no tengo músculos. Me gusta vestirme con un máximo de elegancia, sin embargo, a raíz de mis defectos mencionados en mi estructura y mis medios que, sin que pueda considerarme pobre son limitados, me juzgo generalmente como alguien sin elegancia por lo que detesto verme de improvisto en un espejo sin haberme preparado. Me encuentro de una fealdad humillante. (la traducción es mía).


Una voz me dice que quisiera escribir, y le contesto, sin pensar que le pueda enseñar de veras nada, que hay que hacerlo con los instrumentos que se tienen, asumiendo sus límites, y poniéndolos a prueba. Forzar. Avanzar.

Antes de ayer fui a verun concierto de los de Jazz in Marciac, uno de los festivales de jazz más importantes en Europa. Tocaban Omar Sosa y su grupo, Abdullah Ibrahim y Kenny Barron con Mulgrew Miller. Lo que me pareció soberbio fue Sosa, este músico cubano que ha hecho una serie fusiones con música del mundo entero, noablemente con la música de África del norte. El considera que el virtuosismo del jazz va en contra de la elevación espiritual que puede insipirar esta música. La verdad yo creo que es su pequeño genio. Yo lo había oído tocar con Dhasser Youssef, en el Instituto del mundo árabe de París, que además es un lugar de una arquitectura sublime, obra de Jean Nouvel (el mismo de la torre de Barcelona en plena construcción) desde donde se puede ver toda la ciudad y respirar sus humores (también adoro subir al Pompidou y mirar desde el último piso París). En Marciac han pasado Dizzy Gillespie, John Coltrane, Stan Getz, Diana Krall, Nina Simone, Cesarea Evora, Ibrahim Ferrer (quien cantó el martes)... y una larga lista de artistas que han tocado bajo ese cielo lleno de estrellas, en un pueblo de 50.000 almas donde se alza una pequeña torre. Marciac está en pleno corazón del Gers, la tierra de D’artagnan y el Armagnac, que todo el mundo bebe antes de tocar. Es un lugar inflado de colinas y se parece a la Toscana italiana, pero está en el suroeste de Francia.

2 commentaires:

Rain (Virginia M.T.) a dit…

Ibrahim Ferrer. A veces una se confunde, porque ya se fue a la otra ribera, un músico de 'Buena Vista social Club'. Qué maravilla que I.Ferrer esté vivo, Patricia.

La traducción que haces, pienso, expresa descarnadamente lo que dice M.Leiris. Fuerte.
Es verdad, este autor tiene una fuerza... recuerdo . Mas, creo que no es suficiente lo que he leído por mi parte de él. Definitivamente...

Jazz. Patricia, albricias, qué dicha ver y oír a músicos como Coltrane.
Ah, estuve pensando en cómo habrás recibido a Luna-emilio....

Nina Simone, la apunto para que esté en la radio del puerto. Bravo.

Salgo gratificada luego de leerte.
Tu presencia en esta inmensa blogosfera, es imprecindible.

Salutes.

Magda Díaz Morales a dit…

Gracias por tu opinión sobre lo es escribir, me ha encantado.