Nos hemos venido a Taxco, un pueblito encantador, enquistado en la montaña, lleno de calles adoquinadas, casas de piedra y ventanas con rejas de fierro, techos en teja roja, muros blancos, acariciados por buganvilias. La verdad que es un sueño, salvo por los Volkswagens que abundan y contaminan un poco el ambiente. Deberían circular solo por ciertas calles, que, con lo empinadas que son, no sé cómo las suben y bajan! Anoche. cena con la vista nocturna, impresionante de la ciudad de 200.000 habitantes... Ayer le dije a Frank, creo que me estoy encariñando mucho con México... Mnnnnn... Sí, est vero!!
Sigo con la lectura de la biografía de Virginia Woolf y luego, con la novela de Le Clézio, una idea para mi novela y esta mañana salté de la cama para venirme a escribir a la terraza, antes de salir a desayunar con Olivier.
2 commentaires:
Patricia
Tan lindo Taxo; yo nací más o menos cerca de ahí, en un peublito también serreño. Después de soportar el horrendo clima de Iguala -es como la antesala del infierno-, llegar a Taxco, es casi como arribar a un oasis.
Saludos
No conozco Iguala, pero Olivier me dijo algo parecido a lo que me comentas, Marichuy. A mí e encantó Tasco, y he colgado algunas fotos más...
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