Acabo de terminar el libro La vida periférica, de Roxana Villareal, autora mexicana que se estrena con este conjunto de relatos cortos, arrancados al tiempo tirano de la vida doméstica. Una mirada que se detiene en el propio cuerpo, las uñas, en algún instante, o en el exterior, en viajes, vagabundeos. Es un texto de fragmentos bajo la luz portentosa del tiempo moderno, acelerado y sin afecto. Roxana llena ese tiempo de los hechos cotidianos simples y los convierte en hechos fundamentales. Me hubiese gustado que algunos relatos fuesen más extensos, pero, en su brevedad, logran otro efecto, inmediato, fugaz, como una estanpa, o una nota rápida dirigida a quien los va a leer.
La escritora Elvira Navarro estaba al ranto de la selección de los autores de la editorial Caballo de Troya, y creo que ha tenido excelente ojo, porque Roxana tiene nervio, tiene un ojo que mira y mira hasta desnudarnos la realidad. Por otro lado, el uso de expresiones mexicanas dan un tono, una presencia. Hay muchas cosas más en este libro que he leído en medio de un resfriado colosal por el clima que cambia según el recalentamiento global, nuestra pesadilla de ahora. Dando vuelta en torno a los temas que se desgranan como collares de perlas que contiene este libro. Es un poco lo que sucede con la vida Periférica, vagabundear por los rincones, husmear. Como no esperar nada de la vida, salvo fragmentos, islas. Y con eso basta.
jeudi, décembre 03, 2015
mardi, novembre 24, 2015
Una realidad todopoderosa
La intención era ponerse a escribir no bien llegada de los Estados unidos, describir espacios, situaciones, hacer escenas. Sucede que la realidad ha sido muy fuerte, que esos días los acontecimientos han sido pesados y han desplazado lo personal a lo colectivo. Mi interior ha estado rodeado de eventos violentos, una estridencia que no lograba que alcance espacios más íntimos, más frugales, aquellas tierras humildes de mi imaginación donde me gusta descansar. Tal vez la crisis de la civilización sea también la crisis de sus objetos de culto, entre ellos, el libro. Y, en medio de tanta imagen, el lenguaje se calla, se asfixia. En medio de una época en que la pobreza crece el libro, y el aburguesamiento de quienes aspiran a escribir, me parece una impostura, un gesto casi esquizofrénico. No sé si en un momento de tanto mercadeo escribir no sea servil, en todo caso, he sentido que mi música no es la música de mucha gente y que me cuesta encontrar acompañantes. No era así cuando Simone de Beauvoir escriba en los años cincuenta o Marguerite Duras en los ochenta, había cosas todavía intactas. La confianza en el lenguaje, el esfuerzo por mantener una independencia, todas esas necesidades primeras han sido devoradas por la megalomanía de este tiempo, por al apetito voraz del capitalismo y sus servidores y servidoras... Voy a arrancar la hierba mala para ver mejor. Fotos, con los adorables alumnos de la universidad pública de Madison-Wisconsin y con Glen Close, profesor de panoramas hispanoamericano, una persona adorable ídem.
Nueva York
espacios abiertos, a veces unos cielos azules, rojos que me golpeaban el rostro como una cachetada. El movimiento es continuo, hay silencio pese a tanta gente, tanta oferta, tanta vitrina, tantas ganas de consumir. Y tanto plástico. Me impresionó la cantidad de envases de plástico que se desechan en una cultura del fast-foood y self-service (recuerdo haber esperado en vano que alguien viniese a tomarme el pedido!), sin la mayor preocupación ecológica. Los caños gotean, las ventanas pueden cerrar mal, la basura se acumula en bolsas de plástico en las calles, me recuerda al D.F, aunque en los mercados de México ya no se den bolsas de plástico, en NY, te obligan a llevarlas! . Entre clase media y clase media baja, hay una cosa en común, lograr sobrevivir en una ciudad tan cara. Frente a esa realidad, las comunidades latinas son las más solidarias, era todo un regalo recorrer en el metro una buena parte de la ciudad y ver subir y bajar a familias dominicanas, portorriqueñas o mexicanas tomadas por las manos, sonrientes, o hablando con distintos acentos, diminutivos, frases de cariño, besos, gestos que me son familiares. En general, su inglés es impecable y se mezcla con el castellano de cada país. Me dio la impresión que la comunidad peruana es la más diseminada, la más desclasada y la que mantiene las mismas divisiones de clase que en el Perú. Hay cosas que son imposibles de pensar si no se está allá, la falta de nexo afectivo que genera este estado de consumo constante, que es casi una sicosis. Si no compras no existes. Eso no me ha dejado la cabeza tranquila pese a que he disfrutado de ciertas caminatas por el Central Park, la West Broadway o incluso el Soho con sus tiendas pedantes y su público snob. De pronto puede emerger un café, en calla Macdougal, por ejemplo, donde a pesar de que el público es de clase media alta hay un poco de mezcla, la mínima para ser tolerante. Es que Nueva York es en el fondo una ciudad muy popular, en su barrio chino, en su barrios latinos del Bronx y del Queens, muy negra también, y asiática, el barrio chino es una delicia, aunque no solo sea el de Manhattan, hay barrio chino en Jackson Hills, feudo latinoamericano, el enclave más hispano en la ciudad junto con Nueva Jersey que me gustó con sus casitas bajas, sus calles arboladas y sus restaurantes con música de olores intensos. Me sedujo esa mezcla, esas tiendas atiborradas de productos de cada país, los quioscos de fruta enquistados en las esquinas y los vendedores ambulantes de tortillas y burritos. Se lo dije a mi amigo Fernando que, con el corazón noble que tiene, adivinó mis ganas de conocer ese lado de la ciudad. Todo una fiesta, las cosas son un poco más baratas, frente al escándalo de los precios de Manhattan o el Queens, la verdad que nunca, salvo en estos restaurantes latinoamericanos, o en los cafés de New Jersey, he consumido algo a precio razonable. Todo tiene un precio excesivo. Fotos: Nueva York vista desde Nueva Jersey, caminante sobre le puente de Brooklyn.
Madison
El viaje a Madison me dio ese espacio que me faltaba en Nueva York, salvo los dos primeros días de hotel, luego no tenía internet y no podía seguir lo que pasaba en Francia, necesitaba leer para comprender, enterarme de lo que se estaba diciendo, no estar en la nebulosa. Nadie me cree que no podía tener internet, pero, la casa donde me alojaba desconocía el código, así que salvo en los Starbucks, donde me podía quedar algún tiempo sentada cómodamente, no tenía conexión. Así que la habitación amplia de Madison con vista al lago fue ideal. Las intervenciones fueron cálidas, arropada por mi amigo peruano Jaru (Jaime para mí) y su manera tan familiar de hablar, alguien que conoce mi trabajo y con quien no me cuesta ser como soy, independiente. Por fin, después del acordonamiento de NY, donde todo me parecía más actuado, más pensado y más snob, liberaba las amarras para ponerme a hablar con los estudiantes. Pienso en mi desconcierto cuando la persona que me había invitado a la NYU me comentó que mi intervención había encañonado a mi compatriota Daniel Alarcón, quien escribe en inglés y maneja varios registros, uno de audiovisual, bastante interesante. Me dijo que había desconcertado al público (sic) cuando yo creí haber logrado expresar ideas claras que podrían interpelar al público presente. Fue raro porque las exposiciones fueron claras y tenaces, pero para que ellas fluyan el público tiene que estar interesado o dejarse llevar, y ese auditorio estaba quizás más acostumbrado a cosas más ligeras, más condescendientes. Yo no puedo renunciar a lo que soy, no me puedo usar en ninguno de los casos. Por ahora me interesa hablar de otras cosas. Madison decía fue un descanso, la comunicación fue fácil con los alumnos y alumnas, con los y las profesores, todos y todas muy interesados en lo que iba diciendo. Su atención logró fijarme sobre mi eje, hablar claro, hacerme preguntas, pensar acompañada. Y eso se agradece, logré sentirme en mis aguas y nadar a brazo abierto, arraigarme en mi desarraigo. Suena contradictorio pero es así. Solo lo que sucedía en Francia me empañaba el espejo. Ya llegada las ideas contradictorias abundan, me siento responsable y debo pensar, entender para poder dedicarme a "lo mío", es algo espontáneo. Yo no escribo para encerrarme sino para abrirme al exterior, pero, para que esto suceda, tiene que haber un mínimo de confianza en el a-venir, y ahora siento que esa desconfianza decae, que no sé si entiendo todo, el amor por la muerte de algunos jóvenes, su sacrificio disfrazado de temeridad... son cosas demasiado pesadas. Veo dos países en Francia, dos velocidades, dos discursos, dos visiones del mundo. Una realidad bipolar que no se logra unir. La única idea clara es rechazar la violencia, es decir, seguir valorando la vida por encima de todo, la pregunta sin respuesta es: ¿qué hace que mucha gente no tenga ganas de vivir, en qué punto nos hemos alienado como para no ver que la vida no tiene el mismo valor, cómo podemos ignorar algo tan duro, tan terrible y qué significa para aquella gente que se entrega a esa disolución del sujeto, en suma, qué es el sujeto en algunos casos, y si de veras existe? Es una larga pregunta. Yo sé que estoy marcada por una cultura más occidental que tiene resabios del pasado, y ese paso era violento, las guerras eran sanguinarias, como lo fueron en México donde los sacrificios humanos también existieron, todo eso, ahora, tanto en el Perú como en México, se ha borrado, de pronto, esta guerra del ISIS nos está diciendo que para ellos recién comienza, que quieren iniciar su historia ahora, que necesitan su espacio en la humanidad. Y empezamos a preguntarnos por todos los términos, como escritora, esto me crea grandes conflictos. Nunca he podido ser una alienada, siempre tengo que integrar o ponerme en el lugar de los demás, es una ley moral, Eso me impide ser tajante en mis juicios, me hace voluble, aunque sea determinada en el hecho de querer comprender. Creo que esta "globalización" hace que la mecha se encienda rápido, el miedo, la duda, la xenofobia, todas las patologías del miedo. Una noticia llega inmediatamente a todos los rincones del mundo y llega con el poder inmediato de la imagen, con su carga simbólica y sin lenguaje, lo que escribamos llegará siempre tarde, aunque estemos continuamente tratando de alcanzar esa tiranía de la imagen. Esa es mi sensación, que no puedo alcanzarlas, que me dejan rezagada. Y sin embargo, tengo que intentarlo, dejar que el texto se inscriba. Fotos: Una transversal de la quinta avenida. Presentación con Daniel Alarcón.
Nueva York
espacios abiertos, a veces unos cielos azules, rojos que me golpeaban el rostro como una cachetada. El movimiento es continuo, hay silencio pese a tanta gente, tanta oferta, tanta vitrina, tantas ganas de consumir. Y tanto plástico. Me impresionó la cantidad de envases de plástico que se desechan en una cultura del fast-foood y self-service (recuerdo haber esperado en vano que alguien viniese a tomarme el pedido!), sin la mayor preocupación ecológica. Los caños gotean, las ventanas pueden cerrar mal, la basura se acumula en bolsas de plástico en las calles, me recuerda al D.F, aunque en los mercados de México ya no se den bolsas de plástico, en NY, te obligan a llevarlas! . Entre clase media y clase media baja, hay una cosa en común, lograr sobrevivir en una ciudad tan cara. Frente a esa realidad, las comunidades latinas son las más solidarias, era todo un regalo recorrer en el metro una buena parte de la ciudad y ver subir y bajar a familias dominicanas, portorriqueñas o mexicanas tomadas por las manos, sonrientes, o hablando con distintos acentos, diminutivos, frases de cariño, besos, gestos que me son familiares. En general, su inglés es impecable y se mezcla con el castellano de cada país. Me dio la impresión que la comunidad peruana es la más diseminada, la más desclasada y la que mantiene las mismas divisiones de clase que en el Perú. Hay cosas que son imposibles de pensar si no se está allá, la falta de nexo afectivo que genera este estado de consumo constante, que es casi una sicosis. Si no compras no existes. Eso no me ha dejado la cabeza tranquila pese a que he disfrutado de ciertas caminatas por el Central Park, la West Broadway o incluso el Soho con sus tiendas pedantes y su público snob. De pronto puede emerger un café, en calla Macdougal, por ejemplo, donde a pesar de que el público es de clase media alta hay un poco de mezcla, la mínima para ser tolerante. Es que Nueva York es en el fondo una ciudad muy popular, en su barrio chino, en su barrios latinos del Bronx y del Queens, muy negra también, y asiática, el barrio chino es una delicia, aunque no solo sea el de Manhattan, hay barrio chino en Jackson Hills, feudo latinoamericano, el enclave más hispano en la ciudad junto con Nueva Jersey que me gustó con sus casitas bajas, sus calles arboladas y sus restaurantes con música de olores intensos. Me sedujo esa mezcla, esas tiendas atiborradas de productos de cada país, los quioscos de fruta enquistados en las esquinas y los vendedores ambulantes de tortillas y burritos. Se lo dije a mi amigo Fernando que, con el corazón noble que tiene, adivinó mis ganas de conocer ese lado de la ciudad. Todo una fiesta, las cosas son un poco más baratas, frente al escándalo de los precios de Manhattan o el Queens, la verdad que nunca, salvo en estos restaurantes latinoamericanos, o en los cafés de New Jersey, he consumido algo a precio razonable. Todo tiene un precio excesivo. Fotos: Nueva York vista desde Nueva Jersey, caminante sobre le puente de Brooklyn.
Madison
El viaje a Madison me dio ese espacio que me faltaba en Nueva York, salvo los dos primeros días de hotel, luego no tenía internet y no podía seguir lo que pasaba en Francia, necesitaba leer para comprender, enterarme de lo que se estaba diciendo, no estar en la nebulosa. Nadie me cree que no podía tener internet, pero, la casa donde me alojaba desconocía el código, así que salvo en los Starbucks, donde me podía quedar algún tiempo sentada cómodamente, no tenía conexión. Así que la habitación amplia de Madison con vista al lago fue ideal. Las intervenciones fueron cálidas, arropada por mi amigo peruano Jaru (Jaime para mí) y su manera tan familiar de hablar, alguien que conoce mi trabajo y con quien no me cuesta ser como soy, independiente. Por fin, después del acordonamiento de NY, donde todo me parecía más actuado, más pensado y más snob, liberaba las amarras para ponerme a hablar con los estudiantes. Pienso en mi desconcierto cuando la persona que me había invitado a la NYU me comentó que mi intervención había encañonado a mi compatriota Daniel Alarcón, quien escribe en inglés y maneja varios registros, uno de audiovisual, bastante interesante. Me dijo que había desconcertado al público (sic) cuando yo creí haber logrado expresar ideas claras que podrían interpelar al público presente. Fue raro porque las exposiciones fueron claras y tenaces, pero para que ellas fluyan el público tiene que estar interesado o dejarse llevar, y ese auditorio estaba quizás más acostumbrado a cosas más ligeras, más condescendientes. Yo no puedo renunciar a lo que soy, no me puedo usar en ninguno de los casos. Por ahora me interesa hablar de otras cosas. Madison decía fue un descanso, la comunicación fue fácil con los alumnos y alumnas, con los y las profesores, todos y todas muy interesados en lo que iba diciendo. Su atención logró fijarme sobre mi eje, hablar claro, hacerme preguntas, pensar acompañada. Y eso se agradece, logré sentirme en mis aguas y nadar a brazo abierto, arraigarme en mi desarraigo. Suena contradictorio pero es así. Solo lo que sucedía en Francia me empañaba el espejo. Ya llegada las ideas contradictorias abundan, me siento responsable y debo pensar, entender para poder dedicarme a "lo mío", es algo espontáneo. Yo no escribo para encerrarme sino para abrirme al exterior, pero, para que esto suceda, tiene que haber un mínimo de confianza en el a-venir, y ahora siento que esa desconfianza decae, que no sé si entiendo todo, el amor por la muerte de algunos jóvenes, su sacrificio disfrazado de temeridad... son cosas demasiado pesadas. Veo dos países en Francia, dos velocidades, dos discursos, dos visiones del mundo. Una realidad bipolar que no se logra unir. La única idea clara es rechazar la violencia, es decir, seguir valorando la vida por encima de todo, la pregunta sin respuesta es: ¿qué hace que mucha gente no tenga ganas de vivir, en qué punto nos hemos alienado como para no ver que la vida no tiene el mismo valor, cómo podemos ignorar algo tan duro, tan terrible y qué significa para aquella gente que se entrega a esa disolución del sujeto, en suma, qué es el sujeto en algunos casos, y si de veras existe? Es una larga pregunta. Yo sé que estoy marcada por una cultura más occidental que tiene resabios del pasado, y ese paso era violento, las guerras eran sanguinarias, como lo fueron en México donde los sacrificios humanos también existieron, todo eso, ahora, tanto en el Perú como en México, se ha borrado, de pronto, esta guerra del ISIS nos está diciendo que para ellos recién comienza, que quieren iniciar su historia ahora, que necesitan su espacio en la humanidad. Y empezamos a preguntarnos por todos los términos, como escritora, esto me crea grandes conflictos. Nunca he podido ser una alienada, siempre tengo que integrar o ponerme en el lugar de los demás, es una ley moral, Eso me impide ser tajante en mis juicios, me hace voluble, aunque sea determinada en el hecho de querer comprender. Creo que esta "globalización" hace que la mecha se encienda rápido, el miedo, la duda, la xenofobia, todas las patologías del miedo. Una noticia llega inmediatamente a todos los rincones del mundo y llega con el poder inmediato de la imagen, con su carga simbólica y sin lenguaje, lo que escribamos llegará siempre tarde, aunque estemos continuamente tratando de alcanzar esa tiranía de la imagen. Esa es mi sensación, que no puedo alcanzarlas, que me dejan rezagada. Y sin embargo, tengo que intentarlo, dejar que el texto se inscriba. Fotos: Una transversal de la quinta avenida. Presentación con Daniel Alarcón.
mercredi, novembre 18, 2015
América un día y otro día
Entre lo que sucede en Francia, imágenes de guerra, respuestas de guerra, confusión y miedo exacerbado de un atentado se produzca en cualquier lugar y en cualquier momento. Ayer una pregunta de entrevista en la radio me hizo pensar: y si ya no encuentras al mismo país? Esa pregunta me golpeó un poco la conciencia como una bofetada inesperada. Mi viaje a Estados Unidos ha sido vitalizante, he estado rodeada de gente cálida, Jaime, entre ellos, que es un amigo de años, con quien la complicidad fluye y, aunque a veces haya tensión en el debate, la amistad es sólida. La gente del lado nortemericano, junto con los numerosos latinoamericanos y latinoamericanas que viven aquí, han sido de contacto fácil, interesados honestamente en lo que están viviendo. América del norte es un mundo de espacios amplios, de casas grandes, un mundo del poder del dinero, contra el cual mucha gente pelea sin resultados aparentes. El campus de la universidad Madison-Wisconsin es enorme, es una ciudad entera, con tiendas, supermercados, restaurantes, estadios, salas de cine, etc... toda la ciudad está en torno a un lago muy grande, que se pierde a cielo abierto. El agua curiosamente, lo mismo en Nueva York, es un tanto pegajosa, cuesta sentir que hemos quitado todo el jabón de encima, las duchas tienen el trompo y nunca la extensión que hay en Francia. Resulta ridículo cómo perdemos tiempo adaptándonos a estas nimiedades.
Escucho la radio y solo se habla de guerra, tengo miedo de hacer frente a esa realidad, una mujer kamikaze en Saint-Denis, cuántos más suicidad, que desprecian su vida?
ayer, Glen Close, profesor de literatura hispanoamericana me comentaba que luego de mi intervención, una joven le había confiado que iba a escribir. Es decir, este es un espacio de Vida que alimento y hago circular, del otro lado está el otro, tanático, ciego, doloroso.
Pero yo me instalo del lado de la vida. Hoy regreso a NY después de haber hecho una ´última entrevista en una radio local llena de acentos cálidos de distintos puntos de América Latina.
Escucho la radio y solo se habla de guerra, tengo miedo de hacer frente a esa realidad, una mujer kamikaze en Saint-Denis, cuántos más suicidad, que desprecian su vida?
ayer, Glen Close, profesor de literatura hispanoamericana me comentaba que luego de mi intervención, una joven le había confiado que iba a escribir. Es decir, este es un espacio de Vida que alimento y hago circular, del otro lado está el otro, tanático, ciego, doloroso.
Pero yo me instalo del lado de la vida. Hoy regreso a NY después de haber hecho una ´última entrevista en una radio local llena de acentos cálidos de distintos puntos de América Latina.
jeudi, novembre 12, 2015
en Manhathan
es la tercera vez que vengo a NY, y ando por Manhathan, es la tercera vez y no he hablado mucho, siempre me lo prometo, luego no lo hago evitando tocar la sensibilidad de personas que importan. De hecho no es fácil poner en tela de juicio un modelo de vida, un proyecto de vida. Para quine lo vive es el único con sentido, una forma de elección. Casi todos los servicios, cafeterías, bares, restaurantes de fast food, que son los que abundan, quienes sirven son latinos, o afroamericanos, pocas veces son blancos. Su situación me oprime, no me siento en condiciones de "order", que es ordenar, dar un mandato, y empiezo a intentar muchas veces molestando en español, buscando la complicidad. Tontamente pongo en peligro su "integración", sentirse parte de, estar en un proyecto. Casi siempre son mexicanos y mexicanas que bajan el tono de voz para hablarme en nuestro idioma. El exilio es absoluto. Miro la arquitectura, estos palacios de cementos, estas calles saturadas de comida y de tiendas, ese movimiento perpetuo indiferente a todos los dramas humanos que se viven en el planeta, y me pregunto cómo funciona, cómo puede ser que se viva tan en otro mundo. No lo sé, es la regla de la vida. La gente es amable, le gusta sentirse útil, orientar, al americano promedio le gusta hacer de buen samaritano, a los afroamericanos, hacer las cosas de manera clara, dejando entender que no son esclavos, y a los hispanos, como se les llama aquí, fundirse en la masa humana diversa que es esta ciudad de los Estados unidos. No tengo mentalidad higiénica, pero los lugares son oscuros, no se puede leer, y siempre hay música. termino en un café francés de la calle MacDougal (sic) porque hay luz para leer y no hay música. Esa es mi medida de la calidad de un lugar, el silencio, la luz... Esos lujos que nos han obligado a olvidar...
regreso más tarde, me duele el cuello de haber dormido, poco, y torcida....
regreso más tarde, me duele el cuello de haber dormido, poco, y torcida....
lundi, novembre 09, 2015
el viaje
es la tercera vez que voy a la ciudad de Nueva York, cada vez que he ido ha sido un poco apurada, no he pisado de veras esa ciudad. Ha sido ausencia, como si otra persona lo hubiese hecho en mi lugar. No he estado en realidad ahí. Solo he sido una mirada alejada, sin afecto. Pues esta vez quiero ocupar mi lugar. Quiero Estar... Claro, no basta con desearlo. Y alguien tan afectiva como yo, bloquea las puertas y se queda dentro, en su casa. Debo salir y mirar, aunque me parezca difícil, debo salir. Ganas de diálogo, de detenerse a mirar, de entrar a esa ciudad. Leído, América día a día de Simone de Beauvoir. Quiero describir ese viaje, recorrerlo.
Pienso, es esa necesidad de unidad interior lo que hace que nada penetre, que descarte lo que me parece aleatorio, prescindible. Hay una necesidad de austeridad, y las ciudades como Nueva York o París, son tumultuosas, están llenas de rostros, son, también, de alguna forma, frívolas, cosa que me pone fuera de mí. La frivolidad es la cosa que más maltrata mi sensibilidad social, es como si me pusieran frente a un abismo. No puedo con eso. Por supuesto la frivolidad no tiene nada que ver con la elegancia o el buje gusto, el lujo, tal como yo lo entiendo, es un estado de gracia, una manera de vestir y de andar, no tiene que ver con el dinero ni la economía. Lo vulgar está en la economía, el lujo está en la manera de interpretar y de llevar prendas, objetos... no sé si soy clara, yo sé que quiero decir. Tal vez los Estados unidos (como país) se haya rendido del todo al dinero y eso es para mí el sumum de la vulgaridad, es la dimisión. Aunque nada es homogéneo y se puede esperar que crezcan girasoles en las tierras más hostiles.
Me pongo a terminar maletas...
Pienso, es esa necesidad de unidad interior lo que hace que nada penetre, que descarte lo que me parece aleatorio, prescindible. Hay una necesidad de austeridad, y las ciudades como Nueva York o París, son tumultuosas, están llenas de rostros, son, también, de alguna forma, frívolas, cosa que me pone fuera de mí. La frivolidad es la cosa que más maltrata mi sensibilidad social, es como si me pusieran frente a un abismo. No puedo con eso. Por supuesto la frivolidad no tiene nada que ver con la elegancia o el buje gusto, el lujo, tal como yo lo entiendo, es un estado de gracia, una manera de vestir y de andar, no tiene que ver con el dinero ni la economía. Lo vulgar está en la economía, el lujo está en la manera de interpretar y de llevar prendas, objetos... no sé si soy clara, yo sé que quiero decir. Tal vez los Estados unidos (como país) se haya rendido del todo al dinero y eso es para mí el sumum de la vulgaridad, es la dimisión. Aunque nada es homogéneo y se puede esperar que crezcan girasoles en las tierras más hostiles.
Me pongo a terminar maletas...
lundi, octobre 26, 2015
la falta de experiencia material
¿la experiencia se adelgaza en Francia hasta casi desaparecer? Es lo que trato de entender mirando por la ventana una vereda por donde no pasa nadie. Hay calles vacías, y calles llenas donde hay tiendas, pero hay una ausencia de vínculo, de mirada. Inventar voces sin tener voces, rostros sin tener rostros, experiencias sin experiencias, es todo el desafío de la escritora. Sucede que necesito esas texturas, desplazarme a través de ellas, para poder sentarme a escribir. La vida no sucede y entonces todo se hace tan virtual que el lenguaje ya no tiene fuerza, se fosiliza.
no tengo ganas de sentarme a escribir porque no sucede nada y eso me lapida, me paraliza.
hacer que las cosas sucedan en el interior es un diálogo interior-exterior... difícil imaginar lo aburrida que es la vida en provincia, pero, París, París también me agota, se ha vuelto desencarnada, se ha vendido completa....
regresaré con más ímpetus. Hay pocas ganas de escribir, no hay texto, puesto que en general la vida me parece un texto que hay que descifrar, y descifrar en medio del aburrimiento, ¿es posible? Y si no hay nada que descifrar, si la poesía se detiene?
es fácil escribir, pero hay que ser un poco pantera, un poco salvaje, un poco ingenua, y eso, se me está quedando atrás...
no tengo ganas de sentarme a escribir porque no sucede nada y eso me lapida, me paraliza.
hacer que las cosas sucedan en el interior es un diálogo interior-exterior... difícil imaginar lo aburrida que es la vida en provincia, pero, París, París también me agota, se ha vuelto desencarnada, se ha vendido completa....
regresaré con más ímpetus. Hay pocas ganas de escribir, no hay texto, puesto que en general la vida me parece un texto que hay que descifrar, y descifrar en medio del aburrimiento, ¿es posible? Y si no hay nada que descifrar, si la poesía se detiene?
es fácil escribir, pero hay que ser un poco pantera, un poco salvaje, un poco ingenua, y eso, se me está quedando atrás...
lundi, octobre 12, 2015
¿Hacia la desaparición de los derechos de autorA?
Ayer, que visitaba una librería, cogí un librito que me dijeron que era gratis, el tema: ¿2015, el final de los derechos de autorA? Lo feminizo porque nos implica también a las pocas mujeres que nos dedicamos a escribir. Según este informe-texto de Richard Malka (abogado del semanario Charlie Hebdo), en Europa se ha pasado a un milímetro de la aprobación de una ley sobre los derechos morales de autor. El sistema, que tiende a liberalizarse en todas las esferas, quiere que se acabe con el principio de "derechos de autor". Lo primero es entender qué está pasando en esta época digital en la cual muy poca gente lee y si lo hace es dentro de otro marco, menos disposición de tiempo y tendencia a invertir cada vez menos en los libros. En la comisión europea (y bajo presión norteamericana) se ha estado peleando por una reforma que desea reformar varias cosas que atentan directamente la idea de derechos. La primera es la gratuidad a través de la digitalización de una gran parte de fondos literarios, lo que llevaría a las bibliotecas a disponer de ellos con una exoneración de derechos que irían en contra de quienes escriben los libros. No solo es esto, son una serie de reformas, como abolir las limitaciones técnicas en función de la geo-localizaciónl y la libertad creativa (por ejemplo un autor podrá utilizar un personaje creado por otro sin su autorización, etc) y derecho a la información. En realidad todo parece muy justo y necesario solo que estas liberalizaciones del mercado se dan a través de los monopolios que ejercen control de mercancías (miremos a la literatura como una más ya que estamos) y y censura, quien no se adapte al Maenstream, muere. Es lo que está pasando con las grandes editoriales que han dejado sin espacio a las independientes, es la forma más sencilla de dominación cultural (que sea Alfaguara, Radom House) y de sometimiento, hay que aceptar las reglas que tenderán a homogeneizarse acabando con la libertad de las personas que deseen, de manera, romántica, crear.
Si el autor y la autora dejaron de existir desde el instante en que la idea del texto inmanente y todopoderoso en manos del lector apareció con Barthes, quien estaba lejos de imaginar esta explosión antropológica del Internet, ahora, el mercado terminará con la idea de originalidad y de derechos de autor. O sea, Google y Amazon harán explotar las barreras geográficas para, se supone, "democratizar" el acceso a fuentes importantes de saber (sic). Yo creo que a mí también me lo pareció, el hecho de que la literatura siga siendo un hecho aislado y elitista, me parecía arcaico (de alguna manera la hago responsable de no haber sabido entender su tiempo, y con ello, a quienes la hacen, o sea, yo Pepe, Manuel, Jaime, María y Laura...) pero, si analizas lo que se publica, se tiende a una homogenización, es decir que solo se deja circular un tipo de textos y libros y a los otros se les cierra el paso con un mínimo de censura. El servidor de Apple, por dar un ejemplo, no pone en línea ciertos libros que puede censurar desde distintos criterios, la mayoría, conservadores, una portada considerada escandalosa, y un contenido ofensivo, etc... Pero, ¿quién decide qué es ofensivo, el hombre y la mujer de la calle o un hombre con corbata en medio de un sala fría desde donde se mira el mundo como algo plano.... ¿y dónde están las mujeres? Los cientos de editoriales, agentes y escritores y escritoras que sueñan con una lista de Piza, esperan impacientes que sus libros se vendan, pero este hecho de pensar que hay un Mercado para la literatura es un contrasentido, el mercado solo desea un beneficio para unos pocos, los y las que escriben irán perdiendo derechos (esta reforma de pasar será el fin del libro y de los derechos de autorA) y sin saber cómo manejarse en medio de este enredo. Ya ha pasado con la música Pop que se descarga y se piratea o se remata en los servidores de Deezer y Apple, pronto las tiendas de discos no servirán para nada. Las librerías están cerrando a una por semana en España, y las y los lectores no tienen tiempo para leer a menos que enloquezcan porque el "empleo del tiempo" de la sociedad ultra-liberal es la dictadura del tiempo corto, sin rito, sin celebración, o sea, sin lectura!!! Si no lo han entendido, creo que se les está pasando lo mas importante. En suma, estas reformas cada vez más liberales obligarán a los y las autores a sobrevivir en condiciones aun más duras, a convertirlos, si es que ya no lo son, en depredadores profesionales, en comunicadores (repetir lo que diga el Maenstream) y en servidores de los grandes consorcios porque la supuesta gratuidad será solo una fachada para hacer comprar otros productos, otra forma de penetración y de alienación para la que los libros servirán de mediadores o de propaganda (anuncios en la portada, olvidamos que ya había una generación Mac (sic), habrá una Malrboro, Facebook... (!)), en total servilismo. Un mundo que nadie hubiese imaginado, una pesadilla que mucha gente no quiere ver, quienes escriben soñando con el ascensor social, quienes editan creyendo que pueden vender mucho (sic), aplicando las técnicas del marketing, y quienes creen que pueden mediar en este laberinto (agentes). De paso, el lenguaje dentro de poco no sabrá distinguir la comunicación de la imaginación (comunicar: ceñirse a un formato ya existente; imaginar: hacer que el lenguaje se libere de su dominación y exprese otras dimensiones del lenguaje). Estamos llegando a una etapa casi fascista, sexista y absolutista, donde el mercado, después de haber terminado con la idea de autorA, habrá impuesto el servilismo, la reproducción idéntica y la imposibilidad de contestar este poder desmesurado. Tal y como se lee la carta económica del mundo de ahora, millones condenados a morir en el hambre y en la ignorancia....pues este mapa no hace más que crecer.
Creo que este análisis no concierne solo a Europa y Norteamérica puesto que en el Perú, por dar un ejemplo, seguimos la marcha del mercado liberal como zombis, y que se ve "que sí, que hay mucha gente publicando, que todo va muy bien", sin hacerse una sola pregunta de fondo. Le perdonaron la vida al libro este año, pero, es en serio, y ¿quiénes leen? La respuesta la tienen ustedes más que yo que me quedo abrumada después de escribir y constatar que somos "especies en extinción" quienes nos peleamos con el idioma, no dormimos y salimos a mirar la luna, mientras una persona necia solo mirará el dedo que la señala. Lo peor sería que este instrumento, que ha servido para romper algunos moldes arcaicos y dar la palabra a quienes no accedían, termine volviéndose en nuestra contra. Tal vez un foro internacional se impone para hablar de algunos temas de esta globalización que se está convirtiendo en una Torre de babel y que puede quitarnos lo que nos ofrecía: el derecho a la información, a la cultura y a la palabra.
Si el autor y la autora dejaron de existir desde el instante en que la idea del texto inmanente y todopoderoso en manos del lector apareció con Barthes, quien estaba lejos de imaginar esta explosión antropológica del Internet, ahora, el mercado terminará con la idea de originalidad y de derechos de autor. O sea, Google y Amazon harán explotar las barreras geográficas para, se supone, "democratizar" el acceso a fuentes importantes de saber (sic). Yo creo que a mí también me lo pareció, el hecho de que la literatura siga siendo un hecho aislado y elitista, me parecía arcaico (de alguna manera la hago responsable de no haber sabido entender su tiempo, y con ello, a quienes la hacen, o sea, yo Pepe, Manuel, Jaime, María y Laura...) pero, si analizas lo que se publica, se tiende a una homogenización, es decir que solo se deja circular un tipo de textos y libros y a los otros se les cierra el paso con un mínimo de censura. El servidor de Apple, por dar un ejemplo, no pone en línea ciertos libros que puede censurar desde distintos criterios, la mayoría, conservadores, una portada considerada escandalosa, y un contenido ofensivo, etc... Pero, ¿quién decide qué es ofensivo, el hombre y la mujer de la calle o un hombre con corbata en medio de un sala fría desde donde se mira el mundo como algo plano.... ¿y dónde están las mujeres? Los cientos de editoriales, agentes y escritores y escritoras que sueñan con una lista de Piza, esperan impacientes que sus libros se vendan, pero este hecho de pensar que hay un Mercado para la literatura es un contrasentido, el mercado solo desea un beneficio para unos pocos, los y las que escriben irán perdiendo derechos (esta reforma de pasar será el fin del libro y de los derechos de autorA) y sin saber cómo manejarse en medio de este enredo. Ya ha pasado con la música Pop que se descarga y se piratea o se remata en los servidores de Deezer y Apple, pronto las tiendas de discos no servirán para nada. Las librerías están cerrando a una por semana en España, y las y los lectores no tienen tiempo para leer a menos que enloquezcan porque el "empleo del tiempo" de la sociedad ultra-liberal es la dictadura del tiempo corto, sin rito, sin celebración, o sea, sin lectura!!! Si no lo han entendido, creo que se les está pasando lo mas importante. En suma, estas reformas cada vez más liberales obligarán a los y las autores a sobrevivir en condiciones aun más duras, a convertirlos, si es que ya no lo son, en depredadores profesionales, en comunicadores (repetir lo que diga el Maenstream) y en servidores de los grandes consorcios porque la supuesta gratuidad será solo una fachada para hacer comprar otros productos, otra forma de penetración y de alienación para la que los libros servirán de mediadores o de propaganda (anuncios en la portada, olvidamos que ya había una generación Mac (sic), habrá una Malrboro, Facebook... (!)), en total servilismo. Un mundo que nadie hubiese imaginado, una pesadilla que mucha gente no quiere ver, quienes escriben soñando con el ascensor social, quienes editan creyendo que pueden vender mucho (sic), aplicando las técnicas del marketing, y quienes creen que pueden mediar en este laberinto (agentes). De paso, el lenguaje dentro de poco no sabrá distinguir la comunicación de la imaginación (comunicar: ceñirse a un formato ya existente; imaginar: hacer que el lenguaje se libere de su dominación y exprese otras dimensiones del lenguaje). Estamos llegando a una etapa casi fascista, sexista y absolutista, donde el mercado, después de haber terminado con la idea de autorA, habrá impuesto el servilismo, la reproducción idéntica y la imposibilidad de contestar este poder desmesurado. Tal y como se lee la carta económica del mundo de ahora, millones condenados a morir en el hambre y en la ignorancia....pues este mapa no hace más que crecer.
Creo que este análisis no concierne solo a Europa y Norteamérica puesto que en el Perú, por dar un ejemplo, seguimos la marcha del mercado liberal como zombis, y que se ve "que sí, que hay mucha gente publicando, que todo va muy bien", sin hacerse una sola pregunta de fondo. Le perdonaron la vida al libro este año, pero, es en serio, y ¿quiénes leen? La respuesta la tienen ustedes más que yo que me quedo abrumada después de escribir y constatar que somos "especies en extinción" quienes nos peleamos con el idioma, no dormimos y salimos a mirar la luna, mientras una persona necia solo mirará el dedo que la señala. Lo peor sería que este instrumento, que ha servido para romper algunos moldes arcaicos y dar la palabra a quienes no accedían, termine volviéndose en nuestra contra. Tal vez un foro internacional se impone para hablar de algunos temas de esta globalización que se está convirtiendo en una Torre de babel y que puede quitarnos lo que nos ofrecía: el derecho a la información, a la cultura y a la palabra.
lundi, octobre 05, 2015
hablando con los muros
Una vez más, escribir, insistir, tratar de poner un orden y un sentido a lo que son intuiciones., tanteos en la oscuridad. Anoche soñé con monedas de metal, imagino que significan un valor sólido frente al valor devaluado, moralmente hablando, del dinero. Pensé que esas monedas podían representar la literatura. Es un secreto a gritos que la literatura atraviesa su peor momento pese a ciertas apariencias de brillo, porque ese brillo es fatuo pienso yo. Son como los indicadores macro económicos que esconden pobreza, desarraigo y soledad. Nunca hemos estado más abandonadoAs a nuestra suerte. Hay algunas excepciones pero la literatura no ha sabido resistir a la tempestad neo-liberal, no sabe cuál es su función, no sabe qué desea, si es un producto o un bien inmaterial (espiritual), no se sabe si es una marca o una trayectoria, en suma, está a la deriva. En medio de la adversidad, algunos recogen botellas, las que brillan, las que parecen más apetitosas para lanzarlas al público lector. Están los agentes que son quienes quieren hacer de mediadores, saber hacia dónde dirigir el trabajo de aquellos y aquellas que escriben, quieren poner orden en la anarquía del mercado que no respeta reglas que no sean las de codicia, la cultura del consumo y del deshecho, la futilidad, el mundo de hojalata que nos están imponiendo. En realidad, solo los y las autoras podemos entender un poco qué sucede. En plena revolución digital no hay manera de establecer un canon durable, y no hay manera porque se acabó la verticalidad. Es decir, que ninguna imposición de elite (académica) es posible, salvo como epifenómeno. Tampoco la imposición editorial, y menos, la de los agentes. La mayoría cree saber qué es lo que quiere leer y puede navegar libremente en un portal, ¿para qué leer una crítica, para qué buscar orientación?
Crisis simbólica
no es solo esta explosión del medio cultural convertido en industria y pronto, en vías de extinción si no cambia nada. El problema más grave es que nadie sabe "qué leer" porque hay crisis de representación (¿quién es capaz de encarnar este mundo tan alocado, tan violento, tan fragmentado?), no sabemos cómo representarnos el mundo actual, a quien oír y a quien seguir, ¿Michel Houellebecq un modelo en Europa, los ejemplares masculinos que llenan las páginas de actualidad cultural en América latina? Noooo.... ¿El narcisismo infantil de algunoAs escritoreAs que no cesan de mirarse el ombligo, atomizadoAs frente a una sociedad que se desmorona, moralmente devaluada, emocionalmente golpeada, otra opción? No, no debería serlo, pero lo es. Sucede que en nuestros países del Sur, este sentimiento de novedad todavía se impone, aunque temo que no dure. Y temo, porque dependemos demasiado de los grandes consorcios editoriales que siguen publicando mucho ripio, novelas que el público considera como un insulto porque subestima su sensibilidad. Hay libros que se venden con grandes campañas de propaganda sin lograr su principal objetivo: ventas. Es cuando los agentes y las editoriales abandonan el tema. La juventud de los autores, su imagen sobrevalorada en las redes, no es suficiente, no da para luchar e imponerse en el griterío general y la saturación de información. Por eso, no sabemos qué pensar, a quien creer, en quién confiar. ¿El papa Francisco convertido en líder de opinión? (sic), o los intelectuales franceses en plena crisis de sentido, nos hace pensar en que hay, más que nunca, confusión de términos, derecha, izquierda, racista, anti racista, etc... No se sabe muy bien qué estamos diciendo, es una torre de babel. Por ejemplo, a propósito del debate de los refugiados y emigrantes económicos (como quieren clasificarlos) en Europa nadie mencionó la conferencia de Lévi-Strauss ante la ONU donde expone que no existe la "raza". La lista de debates es extensa, se trata de desculpabilizar el racismo para dar rienda suelta a toda la frustración que mucha gente lleva dentro. Se les prometió un mundo mejor sin religión, con bienes solo materiales, resulta que es una "gran Mentira" y hay que encontrarle una explicación....Y culpables. Algunos intelectuales se involucran, otros y otras, escritores y escritoras, se mantienen al margen del debate. Esto responde por otro lado a la división que se hizo en Francia desde el Siglo IX (con Madame de Stael, ver Jacques Ranciere), es decir, la literatura como un hecho intransitivo, noción que se radicaliza con el estructuralismo y su idea de inmanencia del texto, del texto separado de la autora y del autor. Este tema es un debate no resuelto, quienes piensan que, enfocar la literatura desde un plano inmanente impide a crítica convertida, a su vez, en otro género relegándola a un terreno a-histórico o a-social y, finalmente prescindible por híbrido y autocentrado. Atención a esta última parte, puede que el servilismo de la literatura con el mercado la lleve a su extinción... mnnnn...
¿Qué hacemos quienes escribimos y pensamos que el lenguaje sigue siendo un instrumento de transformación, de trascendencia, aunque efímera, para crear poesía, para vivir de verdad? Pues no lo sé, seguimos escribiendo, a la deriva, en medio de un barquito pequeño, en plena altamar...
a la mar a amar!
Crisis simbólica
no es solo esta explosión del medio cultural convertido en industria y pronto, en vías de extinción si no cambia nada. El problema más grave es que nadie sabe "qué leer" porque hay crisis de representación (¿quién es capaz de encarnar este mundo tan alocado, tan violento, tan fragmentado?), no sabemos cómo representarnos el mundo actual, a quien oír y a quien seguir, ¿Michel Houellebecq un modelo en Europa, los ejemplares masculinos que llenan las páginas de actualidad cultural en América latina? Noooo.... ¿El narcisismo infantil de algunoAs escritoreAs que no cesan de mirarse el ombligo, atomizadoAs frente a una sociedad que se desmorona, moralmente devaluada, emocionalmente golpeada, otra opción? No, no debería serlo, pero lo es. Sucede que en nuestros países del Sur, este sentimiento de novedad todavía se impone, aunque temo que no dure. Y temo, porque dependemos demasiado de los grandes consorcios editoriales que siguen publicando mucho ripio, novelas que el público considera como un insulto porque subestima su sensibilidad. Hay libros que se venden con grandes campañas de propaganda sin lograr su principal objetivo: ventas. Es cuando los agentes y las editoriales abandonan el tema. La juventud de los autores, su imagen sobrevalorada en las redes, no es suficiente, no da para luchar e imponerse en el griterío general y la saturación de información. Por eso, no sabemos qué pensar, a quien creer, en quién confiar. ¿El papa Francisco convertido en líder de opinión? (sic), o los intelectuales franceses en plena crisis de sentido, nos hace pensar en que hay, más que nunca, confusión de términos, derecha, izquierda, racista, anti racista, etc... No se sabe muy bien qué estamos diciendo, es una torre de babel. Por ejemplo, a propósito del debate de los refugiados y emigrantes económicos (como quieren clasificarlos) en Europa nadie mencionó la conferencia de Lévi-Strauss ante la ONU donde expone que no existe la "raza". La lista de debates es extensa, se trata de desculpabilizar el racismo para dar rienda suelta a toda la frustración que mucha gente lleva dentro. Se les prometió un mundo mejor sin religión, con bienes solo materiales, resulta que es una "gran Mentira" y hay que encontrarle una explicación....Y culpables. Algunos intelectuales se involucran, otros y otras, escritores y escritoras, se mantienen al margen del debate. Esto responde por otro lado a la división que se hizo en Francia desde el Siglo IX (con Madame de Stael, ver Jacques Ranciere), es decir, la literatura como un hecho intransitivo, noción que se radicaliza con el estructuralismo y su idea de inmanencia del texto, del texto separado de la autora y del autor. Este tema es un debate no resuelto, quienes piensan que, enfocar la literatura desde un plano inmanente impide a crítica convertida, a su vez, en otro género relegándola a un terreno a-histórico o a-social y, finalmente prescindible por híbrido y autocentrado. Atención a esta última parte, puede que el servilismo de la literatura con el mercado la lleve a su extinción... mnnnn...
¿Qué hacemos quienes escribimos y pensamos que el lenguaje sigue siendo un instrumento de transformación, de trascendencia, aunque efímera, para crear poesía, para vivir de verdad? Pues no lo sé, seguimos escribiendo, a la deriva, en medio de un barquito pequeño, en plena altamar...
a la mar a amar!
mercredi, septembre 16, 2015
afinidades electivas
retorno de viaje a Barcelona por la Costa Brava, lo más visible es cómo la naturaleza se va trasformando, desde que se abandona la región de los Pirineos y se entra en el mediterráneo cambiando abedules, alisos, o castaños, por pinos y cipreses. Hay algo más liviano en esos bosques que se empinan sobre montañas más áridas, algo más ligero, más juguetón. Luego el paisaje cambiará de manera más radical, las construcciones en España (luego paso a explicar qué es la región catalana) son distintas, pasan a ser más ligeras, menos macizas que en Francia donde todo se hace en función a un clima más frío, la durabilidad es un criterio distinto que ordena las ciudades de otra manera, la calidad del aire, la frecuencia de lluvia, incluso el cielo, es menos denso en el sur debido al sol que pega más fuerte. Yo siento ese descenso inmediatamente. Y bueno, hablar de España, no es hablar de toda España, sobre todo ahora que la región catalana se inclina por su independencia. La verdad que me cuesta mucho entender. Desde varios puntos de vista, extranjeros y locales, las visiones son distintas. Para quienes son de la región y hablan la lengua catalana, es una reivindicación noble, de pueblo oprimido y perseguido desde hace siglos y más aun durante la dictadura de Franco, pero, para ciertos extranjeros que viven allá, es una opción más bien egoísta que desea una identidad más cerrada, excluyente y, sobre todo de fondo económico. En Francia se ve a España como un conjunto, muchas veces, como se tiende hacer aquí, es una caricatura más que una identidad real, más compleja. Desde fuera, da la impresión que España tiene un carácter cultural general, vida de calle, cafés, bares vetustos, comidas, y una música del idioma, que sea castellano o catalán, fuerte. Pero, ¿es así? Ninguna identidad es cerrada y menos homogénea. No me queda claro que se reivindica puesto que la autonomía del gobierno de la Generalitat es ya importante. El punto es si esta es, como decía una amiga, una reivindicación de una burguesía local muy capitalista. Es decir, que, sabiendo que los ingresos comerciales y de impuestos son altos, se quiere la independencia para manejarlos a su antojo y dejar de repartirlo con otras regiones, por ejemplo, las del sur. (olvidando que el florecimiento de esa región es también gracias a la UE) Yo no creo que sea esa razón tan mezquina pero sí que su mirada no es transformar su sistema político y económico, sino fortalecer el que ya existe. De ahí que me quede en al aire cuando algunos amigos me dicen que buscan ser independientes como "nosotros hemos llegado a serlo" al separarnos del yugo español hace doscientos años (?). Esa comparación, me sorprende. Algún episodio no entiendo o no he entendido. No me seducen estos nacionalismos que surgen en Europa y que no los leo de la misma forma que en América latina. Trataré de explicarme: yo creo que son muy distintos porque no son solo económicos, recuperar el manejo de ciertos aspectos de la economía para detener un saqueo constante en nuestras regiones, sino que son políticos, significan incluir a una parte de la población, la más numerosa, la más vulnerable, en un proyecto de país. Sobre todo son contrarios al racismo porque no hay que olvidar que los países llamados "progresistas" reivindican una visión nacional pluricultural, y otro pequeño detalle, tienen también una intención no-patriarcal de la sociedad (solo que no se traduce en hechos concretos, el avance es lento). En una Europa de guerras las exigencias son otras y se entienden de otra manera, la gente vive manipulada por el miedo, y el miedo es al Otro y Otra con otra manera de vestirse, de hablar, y con creencias distintas. Ese es el talón de Aquiles de los nacionalismos europeos que terminan inclinándose a la extrema derecha, rechazando todo lo que signifique falsamente un peligro, y que les impide poner en duda el modelo consumista aletargado por los programas de austeridad que se han impuesto en países como Francia. El miedo es a la inseguridad, y, en lugar de pensar en cómo salir de ella votando por otro tipo de representantes, o renovando sus clases políticas, activando la participación ciudadana, cambiando de perspectiva, solo se busca un culpable, atrapar al extranjero, emigrante o refugiado como el culpable. La emigración que recibe Europa es mínima compara con Libia, con Irán o Turquía (4 millones en Libia, 2 en Turquía y no sé cuántos en Irán). Un ejemplo en América del Sur, es como si Venezuela que ha recibido a 5 millones de colombianos, de los cuales una gran parte han sido desplazados por las guerra interna que dura ya cincuenta años, dijera y crearía una alarma sobre este tema. Es que es un falso positivo que tapa el problema más importante: cuál es el proyecto de la Unión europea. Creo que es imposible que la gente razone con serenidad, la mayoría reacciona mal. A veces me pregunto cómo se ha llegado a esta crisis de valores sociales, es decir, hacerse la pregunta fundamental: ¿ hay que ser solidarios o autocentradoAs, no es acaso esta sociedad basada en el consumo y en el tener lo que hace que las vidas solo tengan sentido en lo material, qué somos sin marcas, sin ataviamos, sin falsos valores ornamentales? Tener lo justo no es el problema, es no poder seguir consumiendo. Y ahora me aparto de este tema porque poco a poco empiezo a pensar que hay esa "avería simbólica" en el lenguaje en general que impide que alguien se represente a una persona como un todo y no como una proyección de sí mismoA, como algo entero y no fragmentado, como un igual, un par, un hermano o hermana. A una parte de la población esto les suena a discurso angelical, a ingenuo, es mejor sacar garras, denigrar. Las relaciones sociales, sobre todo las de la clase media en Francia (hay excepciones, de hecho, es lo que permitirá un cambio, de hecho la población más joven), la que Emmanuel Todd calificó de "zombi", prefiere ser desapegada y cínica, se envilece cada vez más llena de frustraciones de consumo y miedo del futuro que se encarnan en el "migrante". Su fuerza no está en el interior, en la imaginación, en la creatividad (fuerzas dinámicas y vitales) sino en la mezquindad, en el desprecio del otro (un gesto deleznable es mirar la ropa de los demás, la piel de los demás y no conmoverse sino alegrarse de que esté desgastada, sea modesta, etc), es una población sin estado de alma, sin poesía, a la que le han dejado sin voz a fuerza de convertirlas en máquinas de administración, con vida de contables, y seres de consumo. Sobre todo, la población con más temor a ser desclasada. A veces me pregunto qué hace tanta gente comprando, por qué la gente que ya tiene lo necesario desea más, por qué cuando ya has vivido tu vida deseas más objetos si no es para llenar el vacío de una vida vivida solo para ser una cifra en una estadística. Es terrible y es la mueca que desfigura el rostro de mucha gente. Pienso: la única forma de luchar contra eso ese seguir haciendo poesía, es el canto en lugar del grito, el lenguaje en lugar de la propaganda, persistir.
.....
Pasamos una noche en casa de Fernando Tola, que es un filólogo divertidísimo, hermano del pintor, José (amigo de años), de una pintura extraordinaria y de una intensidad rara. Creo que desde hace tiempo no dormía tan bien, no solo la calidez de los dos, Nonoi, su compañera es de esas personas que disfruta de la compañía, que recibe de verdad. Son, lo que llamo, "afinidades electivas", pese a ser de generaciones distintas, hay algo que fluye de manera natural, es el arte de la mirada a través del arte, eso era su casa, un objeto puesto de una manera distinta, unos muros de piedra que respiraban el pasado, arrojando su cálida luz,, unas camas suaves y generosas, una cena con una conversación deliciosa, unas anécdotas divertidas, un cielo claro, una terraza inmensa y corazones abiertos, dispuestos a la vida y a la alegría. Me encantó dormir rodeada de objetos hermosos, cuadros de José Tola, Syzslo, cerámicas del Perú, puertas venidas de México, otras de la región, escuchar el catalán de la mañana, en suma un mitsein perfecto.
Pensé en lo que siento cuando a veces estoy en un lugar como el Louvre o en algún espacio donde se juntan arte y presencia humana (no aquellos y aquellas turistas que asisten como sonámbulos a tomar y tomar fotos, sino esas personas que a veces se acercan silenciosas, extasiadas, a entregarse al lugar) y me parece que en ese lugar no te puede pasar nada. Esa serenidad, completamente interior existe. Eso es lo que la gente boba y necia que protesta y siente miedo que le quiten un poco de su comodidad no entiende, no entiende que un plato de comida compartida es mejor, que una sala compartida es más grande, que una casa con gente es vida. De paso, nunca he comido tan rico, en una taberna, garbanzos con un boudin rojo, pescaditos, una delicia. El día anterior una amiga, Valerie, que es norteamericana y es fresca y sonriente como un girasol, nos recomendó otro en BCN que estaba también perfecto, ligero, sofisticado y delicioso, además de muy barato. Cosa que hace bien, como una dimensión más en las simetrías...
fotos, vista de la una parte de la masía de la familia Tola en Moià, la hermosa entrada que me trajo reminiscencias del Perú.
mardi, septembre 01, 2015
Número monográfico dedicado al Perú
Words Without Borders, es una publicación de mucho prestigio que promueve la literatura de diversas geografías en los Estados unidos. Este número dedicado el Perú, reúne a una parte de los escritores y escritoras peruanas que están publicando estos últimos años. Gracias al trabajo esmerado de Valerie Miles y Eric Becker, así como los distintos traductores y traductoras, este número aparece bajo una pintura de José Tola, amigo pintor. Echen una mirada a los textos que son muy diversos, tanto en temática como en la forma, lo que confirma que el Perú es una realidad "pluricultural".
Aquí la interesante presentanción de Valerie Miles: Peru is one of the truly enchanting, enigmatic places on earth, and Lima—its gritty, vibrant capital of ten million—one of the hottest literary and gastronomical scenes in Latin America today. In 2006, Simon Romero wrote in the New York Times about two Peruvian writers who had recently won significant Spanish literary prizes, Santiago Roncagliolo and Alonso Cueto (who will have a piece in a future issue of WWB dedicated to gastronomy), and in a tone of cautious optimism pointed to the appearance of breakout indie imprints like Estruendo Mudo, or the venerable Peisa, dedicated to promoting the work of Peruvian writers. He also mentioned a new magazine, Etiqueta Negra—based on the model of successful Colombian and Mexican magazines Malpensante and Gatopardo and under the direction of Julio Villanueva Chang—that fostered narrative nonfiction in the New Yorkervein. Since then, new magazines like Buen Salvaje have appeared and expanded their presence with sister-magazines all around the Spanish-speaking world, and another attraction, the Lima Book Fair, as I had a chance to see for myself last year, now draws huge crowds of readers and writers from around the world. Clearly, the country is experiencing a literary renaissance, thanks to continued socio-economic and political stability, and undoubtedly the result of the 2010 Nobel for Mario Vargas Llosa, the last of the great Boom Generation writers who emerged in Latin America during the sixties and seventies (along with Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, etc).
In a conversation with Javier Cercas in June of this year, Vargas Llosa indicated that when he was growing up in the forties and fifties “nobody in Peru dreamed of becoming a novelist, it was simply inconceivable. People wrote, but it was a hobby, not a profession. Today that’s completely changed.” At that time, Paris was the mecca for Latin American writers; after the Second World War, during the fifties, sixties and seventies, as it was for Americans of the “Lost Generation” during the twenties and thirties. It’s where they went to meet, to read each other, or to seek refuge from the political turmoil in their own countries. Vargas Llosa had never read Borges before arriving in Paris, and other Peruvian writers like Julio Ramón Ribeyro and Alfredo Bryce Echenique lived there for many years. These were some of the most influential writers for the generation of Peruvians who were born in the 1960s, some of whom are included here, like Enrique Prochazka, Fernando Iwasaki, Patricia de Souza, and Ivan Thays.
Peru possesses an exceptionally rich amalgam of voices, peoples and languages, a kaleidoscope of indigenous cultures, Spanish creoles and mestizos, and immigrant communities from Africa, China, and Japan. The Incan language, Quechua, is still the mother tongue for millions of Peruvians, and some sixty other native languages are still active, many with robust oral traditions. We’ve included an audio clip in this issue of a Tikuna cosmography, told in the language of the largest tribe in the Amazon. In fact, more than half of the country is covered in tropical rainforest, though only five percent of the population lives there. Lima’s urban landscape, its colonial center a UNESCO World Heritage Site, peeks out over the Pacific where the frigid Humboldt Current passes, one of the most productive marine ecosystems in the world. The highest glacier in the Peruvian Andes stands at a stately 22,000 feet above sea level. It’s a country of extremes that reveal themselves in the literature.
Herman Melville was not immune to the literary charms of the melancholy, “tearless skies” of Lima when he visited one winter in 1844, just a little over twenty years after independence from Spanish colonial rule. He wrote a haunting description of the city in Moby Dick: “Nor is it, altogether, the remembrance of her cathedral-toppling earthquakes; nor the stampedoes of her frantic seas; nor the tearlessness of arid skies that never rain; nor the sight of her wide field of leaning spires, wrenched cope-stones, and crosses all adroop (like canted yards of anchored fleets); and her suburban avenues of house-walls lying over upon each other, as a tossed pack of cards;—it is not these things alone which make tearless Lima, the strangest, saddest city thou can'st see.” But it was more than a sad city during the dictatorships of the seventies and eighties and throughout the grim, violent years of the nineties, when the city fell prey to corruption and drug trafficking, and the Maoist guerrilla war led by Abimael Guzmán and The Shining Path moved from the rural areas to the heart of Lima, claiming nearly 70,000 lives. This issue is arranged as a mosaic of voices and forms—short fiction, poetry, and reportage—that builds a portrait of two generations that came of age during these bleak years, when Vargas Llosa, after losing his presidential bid to Alberto Fujimori in 1990, considered Perú “not one country, but several, living together in mutual mistrust and ignorance, in resentment and prejudice, and in a maelstrom of violence.” The fact that Peru finds itself in the throes of a cultural renaissance, aided by political and economic stability, shows that a recovery can flourish in the bleakest of landscapes.
Most of the writers in this issue were born in the sixties and seventies, excepting Carmen Ollé, who is from the generation of writers that emerged in the 1970s and an established, highly respected poet. The other writers all came of age during the political and social turmoil of the eighties and nineties, and many suffered displacement along with their families or found educational or economic opportunities in other parts of the world, forming a diaspora.
This selection is but a fraction of what it could have been: many vibrant emerging voices are not included here, like Daniel Titinger, Karina Pacheco, Juan Manuel Robles, Jeremías Gamboa, and Gustavo Faverón.
We’ve selected three pieces of reportage that tip their hat at the narrative nonfiction form that Etiqueta Negra has fostered and promoted over the years and which has become a trademark of Peruvian reportage. Both Santiago Roncagliolo and Gabriela Weiner narrate adventures in the deep jungle. Santiago discovers how between poverty and dignity “the difference lies not in the budget, but in the creativity and organization of its use and disbursement. And, perhaps, a touch of magic.” Gabriela’s delirious journey is precisely to that magical side, where she finds the nirvana of ayahuasca. Sergio Vilela writes poignantly of the desperate times in Lima during the war and how a culinary star like Gastón Acurio began to change the idea Peruvians had of their own country, turning it into a place “that was unthinkable in the war years in which I grew up.”
Julio Durán writes from Iquitos, Ivan Thays, Carmen Ollé, and Victoria Guerrero from Lima, Patricia De Souza from Paris, Gabriela Wiener from Madrid, Enrique Prochazka from Norway, Fernando Iwasaki from Seville, Carlos Yushimito and Claudia Salazar Jiménez from the US, Sergio Vilela from Bogotá, and Santiago Roncagliolo from Barcelona. Most of them spend large amounts of time in Peru. Many from the diaspora have already returned to take part in this burgeoning new atmosphere, or are planning to do so. And interestingly, this dynamic cultural milieu is being vigorously cultivated by the public institutions, contrary to short-sighted trends in European countries that are gutting cultural budgets as the first to go during times of austerity. Tourists do not flock to see the beauty of a country’s banking system.
The stories here are indicative of the wide variety of styles in contemporary Peruvian literature, where individual approaches trump the need to fit into some imposed stylistic collective. Though they belong chronologically to specific generations, there is no manifesto. They aren’t following an established aesthetic, but have found the means to express their worlds in singular and original ways. Much of the writing is set in urban environments, though that doesn’t always mean Lima, given the locations of so many of the writers. This is evident in Patricia de Souza’s bitter story of being a poor philosophy student in a place like Paris, which like Mario Vargas Llosa’s novel The Bad Girl revisits and challenges the myth of Paris as the center of literary culture, as Bolaño did in The Savage Detectives, showing that the City of Lights is now rather past its prime. Enrique Prochazka’s story, which is part of a novel in progress, shows careful pacing and the spooky thrill of man versus man in the frigid Andes. The issue of tourism is inferred in the background.
The writers here demonstrate a clear desire to tell a story more than experiment with form for form’s sake. They tend to eschew the conceptual, being at once deft and in intimate control of narrative techniques to extract the best effect from the story itself: to move, to disturb, to titillate, to elicit strong emotions from the reader. This is done through plotting and technique more than in pyrotechnical feats of language—with the possible exception of Carlos Yushimito, who uses language to create a sort of derangement des senses, a constant displacement so that meaning is hinted at, never fully disclosed. His story is split into three installments; the two that will follow in future issues show this in passages of incantatory vision.
These are two generations made up of the sort of professional writers whom Mario Vargas Llosa identified as a burgeoning new literary flora and fauna. They aren’t self-indulgent writers, they don’t write with their backs to the readers. They’re cosmopolitan, even when in strict dialogue with Peruvian traditions because they’ve read widely, speak other languages, and are engaged with world literature. The thing about being in a country that’s on the periphery is that they have read across many other traditions—European and American, Joyce, Kafka, Dinesen, Faulkner, Woolf—but they’ve also read their own: Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Bryce Echenique, José María Arguedas, and the other Latin American and Spanish writers, from Borges to Bolaño to Javier Marías to Silvina Ocampo. As a result, they are largely more cultivated and more widely read than their American colleagues. Myriad experiences in the diaspora or as students abroad serve as source materials they bring in to the mix, but their activity on blogs and social networks means they are never too far from home and in touch with their natural Peruvian readership.
All this goes into building a geography of the contemporary Peruvian literary imagination whose points include the dark humor of Claudia Salazar Jiménez, the precious, evocative cruelty in the fictive worlds of Carlos Yushimito or Patricia de Souza, the eeriness of ritual and death in Fernando Iwasaki’s story, and the roiling tension and heartbreak that human violence inflicts in the stories of Julio Duran and Ivan Thays. They evoke the private landscapes of characters desperately struggling not to lose themselves in the maelstrom of being alive. And not always succeeding. Carmen Ollé is one of the cardinal points for younger poets like Victoria Guerrero, whose harrowing poem of a sister’s illness has the effect of lingering long after it’s read. And finally, the narrative testimonies of their time and their Peru, penned by Santiago Roncagliolo, Gabriela Weiner, and Sergio Vilela, dialogue with the backdrop of a creation myth of the Tikuna people, an example of what lies quietly at the bottom of it all, the ancient cultures that still exist, holding on to their own rites and rituals in this boundless, compelling land that is Peru.
Read more: http://wordswithoutborders.org/article/geography-of-the-peruvian-imagination#ixzz3kYlcbyBP
dimanche, août 23, 2015
Una etapa que se aleja en el Perú
Esta mañana me hacía la pregunta de si sería posible soñar con un país, el mío, distinto del que desde hace tiempo he cargado como imagen: un país sin la televisión embrutecedora poblada de personajes como befo Ortíz, Magaly Medina, Sandro Mariátegui, Nicolás Lúcar, etc... salir de esa pesadilla que han significado estos años de neoliberalismo religioso, de esa miseria humana de la ganancia inmediata, del ascenso aplastando cabezas, del cinismo y de las prebendas. Dejar de oír gritos, estereotipos, que las frases sean menos ordinarias, que dejen esa vulgaridad del negocio y el mercadeo. Eso, pensaba esta mañana, evocando la candidatura de Verónika Mendoza como la posible candidata del Frente amplio de izquierda. No será nada fácil, se la quiere quemar con el argumento innoble de que Venezuela es una dictadura, pequeños incendios alimentados con frases fáciles, sumarias y lapidarias que no necesitan verificación. El Perú tiene un antídoto eficaz contra la puesta en duda de un sistema totalmente injusto que ignora a las mayorías siempre invisibles, castiga a las mujeres y persigue a toda aquella persona que se diga "de izquierda". El cóctel molotov es izquierda significa senderista. Desde ahí no existe diálogo posible, veinte años después, esta fórmula ha funcionado como disuasiva e intimidante, todo el mundo persigue. Y se persigue. Y hay, de hecho, una lógica de chivo expiatorio: hay que sacrificar a alguien para que no se diga que tú eres cómplice de una posible senderista, que tú eres una potencial senderista. Es fácil apelar a la cobardía de las personas y a la pasividad: seguir sin hacernos preguntas, mantenernos en un autismo prolongado, ignorar lo que sucede en el mundo entero. Con un 80% de medios en manos de un solo grupo, el de El comercio, la manipulación es inmediata y las campañas de desprestigio bloquea toda iniciativa de diálogo, empobrece la vida pública y sigue haciendo de esos años de Sendero un tema tabú. Si el Perú ya no es el país de antes es porque todo el continente ha cambiado, como está cambiando también Europa desde la aparición de Podemos en España, y de Syriza en Grecia que, aunque no responden a la misma trayectoria tienen que ver con una gran interrogante: ¿qué está pasando en el mundo de capitalismo globalizado? Está pasando que hemos regresado a los niveles de pobreza de antes de la Segunda Guerra mundial en Europa, que la riqueza de 80% del planeta la maneja solo el 6% de la población mundial, que la pobreza, las guerras civiles ocasionadas por las múltiples intervenciones de los países del norte (Libia entre ellas), y el problema climático, cada vez más acentuado, están produciendo un éxodo acelerado, una crisis humanitaria sin nombre, que la "crisis de civilización" es un desconcierto general de no saber a qué valores adherir, que la indiferencia y la desesperanza son generales. Con todo lo que está pasando en Francia, que es donde vivo, adivino tiempos oscuros que pueden terminar en un choc violento de culturas, en guerras absurdas y sangrientas. El panorama es angustiante. Entonces, aunque una buena parte del mundo advierta que, de no asumir que el mundo globalizado ha producido una exportación de fanatismos pero que también puede exportar reflexión y diálogo, es como si hubiésemos decidido seguir viviendo como un país a la deriva, fuera de época. Sé que la presión de los sectores reaccionarios, que han vivido esta "primavera económica" basada en la especulación y el subempleo, que amenaza el sistema ecológico de una parte del país a raíz de la minería a quien se ha entregado todo a ciegas, es enorme, no desean abandonar la mina de oro tan fácil primero cobrarán por hacerlo, exigirán un chivo expiatorio, casi seguro. No puedo creer que una o un candidato a la presidencia del Perú, se pueda permitir no hablar del tema ambiental y de la calidad de vida de millones de peruanos y peruanas, que no se hable del aborto, prioridad número uno, de las reinvidaciones de una diversidad sexual y religiosa, que sigamos en el siglo XIX.
LO más impresionante de todo esto es que bastó que la candidata, aun no es la representante del Frente amplio, faltan las primarias, dijese que reconocía "ciertos logros en Venezuela" para que a lancen a la cacería la horda de primitivos, los ataques clásicos, los clichés de la república bananera. Nada les hace poner en duda la estereotipada imagen del país vecino que sí, de hecho ha avanzado mucho en materia de educación, salud o participación ciudadana, pero que enfrenta una guerra económica cruenta ,y sostenida, desde hace varios años, además de afrontar el precio de la caída del petróleo. Venezuela ha resistido ataques feroces de la internacional reaccionaria, es castigada por haber osado oponerse a la hegemonía política y la dictaduda del capital, por haber pensado sola. En ese sentido su imagen se me aparece como una mujer que sale del redil. Que hayan errores, es algo comprensible, el desafío es alto y encarna lo que ahora Grecia, convertida en un protectorado por estar en quiebra, es el ejemplo más cruel, quien no se suma a esta doxa brutal del neoliberalismo en el capital, cae.
No pasa nada si un desfile de premios nobeles advierten de peligro de las políticas de austeridad a lo FMI, del desplome del capitalismo financiero, todo se silencia bajo amenaza y el Perú (o una parte de la elite) no conoce a Krugman (http://elpais.com/autor/paul_krugman/a/), a Stilglitz (http://elpais.com/autor/joseph_e._stiglitz/a/)ni a Pickety, en todo caso, en este sentido funciona bien la censura, se sabe en cambio que hay escasez de alimentos en Venezuela, que en México se vive "muy bien", aunque sea sobre muertos, y que la maravilla del neoliberalismo sigue produciendo riqueza en el resto del mundo, no hay crisis en Occidente, todo anda bien, no hay problemas políticos en Europa, no hubo la masacre del diario Charlie, no hay atentados, ni hay miedo, desconfianza, extrema derecha, etc... Al menos, eso se puede leer en la prensa adicta al dinero, la que promueve toda la brutalidad del sistema que hace que todo se venda, se corrompa, y luego se destruya, los programas de realismo trágico al granel.
De paso, miraba ayer el programa de Jaime Bayly que se transmite desde Miami... para llorar...
LO más impresionante de todo esto es que bastó que la candidata, aun no es la representante del Frente amplio, faltan las primarias, dijese que reconocía "ciertos logros en Venezuela" para que a lancen a la cacería la horda de primitivos, los ataques clásicos, los clichés de la república bananera. Nada les hace poner en duda la estereotipada imagen del país vecino que sí, de hecho ha avanzado mucho en materia de educación, salud o participación ciudadana, pero que enfrenta una guerra económica cruenta ,y sostenida, desde hace varios años, además de afrontar el precio de la caída del petróleo. Venezuela ha resistido ataques feroces de la internacional reaccionaria, es castigada por haber osado oponerse a la hegemonía política y la dictaduda del capital, por haber pensado sola. En ese sentido su imagen se me aparece como una mujer que sale del redil. Que hayan errores, es algo comprensible, el desafío es alto y encarna lo que ahora Grecia, convertida en un protectorado por estar en quiebra, es el ejemplo más cruel, quien no se suma a esta doxa brutal del neoliberalismo en el capital, cae.
No pasa nada si un desfile de premios nobeles advierten de peligro de las políticas de austeridad a lo FMI, del desplome del capitalismo financiero, todo se silencia bajo amenaza y el Perú (o una parte de la elite) no conoce a Krugman (http://elpais.com/autor/paul_krugman/a/), a Stilglitz (http://elpais.com/autor/joseph_e._stiglitz/a/)ni a Pickety, en todo caso, en este sentido funciona bien la censura, se sabe en cambio que hay escasez de alimentos en Venezuela, que en México se vive "muy bien", aunque sea sobre muertos, y que la maravilla del neoliberalismo sigue produciendo riqueza en el resto del mundo, no hay crisis en Occidente, todo anda bien, no hay problemas políticos en Europa, no hubo la masacre del diario Charlie, no hay atentados, ni hay miedo, desconfianza, extrema derecha, etc... Al menos, eso se puede leer en la prensa adicta al dinero, la que promueve toda la brutalidad del sistema que hace que todo se venda, se corrompa, y luego se destruya, los programas de realismo trágico al granel.
De paso, miraba ayer el programa de Jaime Bayly que se transmite desde Miami... para llorar...
dimanche, août 16, 2015
el lenguaje que se aleja
por fin, vuelvo a escribir. No es que no lo haga mentalmente, a veces repaso frases, me digo, debo ponerlas por escrito, pero la vida me gana. Las ganas de seguir leyendo, mirando, oyendo. De todas maneras estoy convencida de que los tiempos han cambiado. No hay manera de que leamos de la misma manera y de que comprendamos de la misma manera. El mundo se ha vuelto plano, plano, podemos atravesar países, ver gente, oírlos hablar, creer que conocemos todo y sin embargo estamos solas, tan solas. A ves es un sentimiento cósmico, tanto como una soledad moral. Al final entre todas las personas que vivimos en este planeta, hay pocas diferencias, la susbsistencia es la misma, estamos confrontadoAs a las mismas cosas, los mismos miedos, las mismas necesidades, lo que cambia es la manera como hacemos frente a todo lo que una vida exige. Entonces, los libros ¿qué sucederá con ellos? Me pregunto si cuando los discos en vinilo desaparecieron nos hicimos la pregunta. Tendrá el mismo soporte, ¿la gente seguirá leyendo impreso? Lo primero que se me ocurre es que es un gasto de papel inútil en muchos casos, verdaderos libros, hay pocos. Cuánta energía se pierde en imprimir libros que nadie leerá!! Nadie entiende que la escritura, y la lectura, están retrocediendo frente a la dominación de la imagen y la vida utilitaria de los tiempos modernos: nadie necesita leer tanto para hacer cosas en la vida, es suficiente con mirar en Internet. Si los libros antes descubrían un país, un territorio, ahora solo revelan cosas que la mayoría de gente ya vio antes, sobre todo los jóvenes. pese a todo no pierdo la confianza cuando leo un libro pensando en que voy a encontrar alguna frase que me aliente, pero, ni siquiera eso a veces es capaz de hacer que llegue hasta el final, y no sé si es la edad, que ya leí bastantes libros, que los clásicos contienen una buena parte de lo que los libros actuales intentan mostrar, no sé, pero me invade la sensación de "deja vu". Encima creo que nuestros mensajes, nuestros textos escritos con sangre, se pierden en una infinidad de mensajes. La democracia se ha vuelto verdaderamente igualitaria en Internet, pero, eso aparentemente. Es un poco como el fenómenos Ikea, compramos muebles de buen diseño, "bonitos", pero de materiales baratos, no durables. ¿ No sucede un poco eso con los libros?, compramos entretenimiento, pasar el rato, nada durable, nada que baje al corazón, todo se quedas flotando en la superficie. Me explico mejor: si antes nuestra importancia estaba legitimada por una legalidad que se hacía desde la supuesta autoridad, ahora todo el mundo puede publicar y editar libros, blogs, textos en general. Lo que antes pertenecía a la elite es ahora de todo el mundo. Sucede con la fotografía, todo el mundo saca fotos, dentro de poco decir "soy fotógrafoA" será ridículo, salvo si realmente hay una mirada extraordinaria, y ni siquiera. Todo tiene valor contante en nuestra aldea globalizada. Pero también, nuestra mirada se ha ensanchado y ha destruido ciertas categorías estéticas. Se acabó la dominación. Una persona que escribe y no ve esto, o es ciega, o no quiere ver lo que está sucediendo, escribir ya no es extraordinario, lo que es extraordinario ese seguir haciéndolo pese a todo lo que sabemos. Persistirán y sobrevivirán aquellas personas que estén en capacidad de apartarse del grupo, de no pensar tanto en comunicar sino en volar, en la poesía más que en la analogía con la realidad. En suma, que es muy complicado saber qué va a pasar. Salvo si lo imprevisto se impone, que el libro sea el valor refugio que siempre ha sido, que sea de nuevo ventanas abiertas y no mera reproducción, que sea selva y no desierto del alma... Por lo pronto, seguimos aquí, al pie del cañón, esperando que alguien, una sola persona, entienda lo que estás diciendo. No lo sé... el mundo se ha vuelto prosaico, banal y caprichoso.
mardi, août 04, 2015
Alain Badiou: La mundialización del capitalismo es un problema patológico
Definitivamente polémico, Alain Badiou (Marruecos
1937), no ha dejado de nadar en las aguas de la actualidad. Desde su
militancia en la Unión comunista de
Francia marxista leninista, junto a lingüistas como Jean Claude Milner y el
lacaniano Gérard Miller, nunca ha renegado de su genealogía calificando los
ataques contra su persona de “libelos de propaganda”. Discípulo de Louis
Althuser, su teoría del sujeto, expuesta en su libro más conocido, El ser y el acontecimiento, sostiene que las matemáticas son la verdadera
ontología. Como filósofo ha analizado temas diversos como el nazismo y el rol
de la mujer en la filosofía, incluso el tema del amor (Elogio del amor)en esta época de “democracia
en tanto que instrumento del capitalismo”, así como la crisis de la democracia
representativa en Francia. Aquí, en entrevista exclusiva.
1.- En su último libro, A la búsqueda de lo real perdido (Fayard 2015), usted dice que hemos llegado no al final de la
historia como pronosticó Fukuyama, sino más bien a la convicción de que el
capitalismo es el único sistema que puede gobernar el mundo. ¿Hay, desde ese
punto de vista, una visión pesimista del futuro?
AB:
Pienso que la “otra vía” , la otra orientación, ha sufrido un fracaso histórico
y que la tentativa de organizar la
economía sobre bases colectivistas y nacionalizar el sector privado dio como
resultado construcciones como la el Estado soviético y la China que se vinieron
abajo. Es el principal argumento del capitalismo que hoy en día nos repite sin
cesar: ya ven, esto nos ha conducido a cosas
terribles. Y han logrado convencer. Es como si nos encontrásemos en pleno siglo
XIX, es decir, en una época en la que podemos imaginar otra vía, podemos
proponerla, pero a escala mundial carece de imagen concreta. Nadie se la
imagina. Si antes estábamos entre “dos mundos”, durante el periodo de la “guerra fría”, ahora estamos en un mundo unificado,
unificado por el mercado mundial. Esta unidad no la tomo como definitiva, no es
el final de la historia, pero es un estado intermedio en el que habrá que
reconstruir otra alternativa, otra orientación como lo hicieron los militantes
y pensadores del siglo XIX. Es un proyecto en construcción.
¿Es
una crisis de civilización como se está diciendo?
AB:
Yo creo sí que hay una crisis de
civilización porque la mundialización capitalista es un problema patológico, ¿como
ha sido posible llegar hasta allí? Usted, seguro que se hace la pregunta sobre
cómo es posible que haya tanta resignación ante un tal consenso.
¿Es
así en todas partes, se dice que en cierta América latina se le resiste?
AB:
No se puede decir que la AL haya propuesto realmente algo nuevo por el momento.
Yo diría que el poder electoral de ciertas propuestas no tiene aun mucha solidez,
puede ser reemplazado por otro a través
de las elecciones, por lo tanto es frágil. Nosotros también conocimos lo mismo
con Mitterrand, quien nacionalizó bancos
y empresas, hizo algunas innovaciones, pero no fue realmente “otra vía” sino
reformas positivas e interesantes dentro del mismo sistema financiero. Bolivia,
Venezuela, son experiencias inciertas porque no tienen garantía y hay mucha
presión interior y exterior…
¿Podría
ser que en muchos países no se pueda renunciar a la idea del crecimiento
ilimitado, tan propia a la modernidad, aunque esta sea el centro de la crítica
actual de un sector intelectual al haberse convertido también en catástrofe
ecológica?
AB:
Hay una “tercera vía” que no significa regresar a la tradición anterior (la
religión es una de ellas) que, por el momento domina el mundo árabe y, muchas veces, de manera violenta. Mientras tanto la
modernidad está sobre todo bajo el dominio del capitalismo occidental. En todas
partes del mundo hay búsquedas de otras vías, y, justamente me he dado cuenta
de que en AL hace tiempo que se está buscando, y se busca, una manera de separarse de la modernidad occidental
sin rehacer la tradición. Un ejemplo es
la manera cómo gobierna Evo Morales, los derechos de la tierra inscritos en la
constitución, etc… Es lo que estamos haciendo un poco todos los que no queremos
completamente ni la modernidad occidental ni la restauración de la tradición.
Es esa la crisis de civilización, y es una crisis positiva. Quiero decir, que
vamos a encontrar cosas nuevas. El
conflicto ahora mismo, la guerra incluso, es entre tradicionalistas y
modernidad occidental.
Pero
¿en aquellos países que carecen, o donde no se ha respetado tradición, no es un
pasaje obligado?
AB:
Por supuesto que no me opongo a ese tipo de búsqueda en aquellos lugares donde
ha sido aplastada o dominada por ese “deseo de Occidente”, como lo llamo yo.
Entonces me parece justificado aunque me muestre a veces escéptico. Si queremos
reunir a las masas populares que han estado por mucho tiempo marginadas,
entiendo que se apoyen en parte en la tradición, lo entiendo perfectamente. Concretamente
en América Latina, e incluso en África, es lo que está pasando. Pienso que es una etapa, porque en algún
momento aunque se produzca un retorno a las tradiciones oprimidas, se tendrá
que inventar una nueva modernidad…
¿Menos
eurocéntrica?
AB:
Seguro que va a ser así. Ya vemos Francia ha sido una gran potencia imperial que se opaca.
¿Por
qué no quiere dejar de ser imperial?
AB:
Tenemos que inventarse una nueva cultura política y eso cuesta. No hay que
olvidar que parte de su brillo como país ha sido la Revolución francesa…
¿Qué
impide que se renueve?
AB:
No es que esté impedida o sea incapaz, es que hay una crisis simbólica,
cultural e ideológica a escala planetaria. Sobre todo en Francia al haber sido
una gran potencia cultural, cosa que hace más evidente el hecho de haberse
alineado con la modernidad imperante, la americanización y la ley del mercado.
Pues hay que salir de ahí.
¿A propósito
de crisis simbólica, no hay una narración que se ha roto, una narración desde
el punto de vista histórico, como si no pudiésemos entender qué está sucediendo?
AB:
yo creo que podemos seguir escribiendo la historia como la hemos entendido
siempre, con un hilo causal: la historia de nuestro tiempo es la de la hegemonía
del capitalismo globalizado. Describir el mundo según sus propias leyes de
funcionamiento es todavía posible. Mientras que antes había dos orientaciones, y
que la comunista era problemática, puesto que abortó, nunca antes las categorías
han estado tan delineadas. Por ejemplo, cuando Marx hablaba del mercado
mundial, no era nada comparando con lo que es ahora. Cuando Marx hablaba del
enfrentamiento de los grandes grupos industriales, comerciales o bancarios, esto
era ínfimo comparado con lo que es ahora. Sobre todo la concentración del
capital. Hoy sabemos que 1% de la población mundial posee la mitad de recursos
disponibles.
¿Es
posible que sea todo tan claro, tan predecible?
AB:
A mí me da la impresión que se le hace “una trampa a la razón”, es decir,
culpabilizar a otros de lo que nos sucede, a los árabes, a los extranjeros, hay
mucha superstición y no impera la razón.
¿Qué
piensa de esa Francia “zombi” que describe Emmanuel Todd en su libro ¿Quién es
Charlie? Donde analiza el perfil de quienes manifestaron después de los
atentados del semanario y el mercado
Kocher, esa Francia xenófoba que rechaza y tiene miedo del Islam?
AB:
Simpatizo con Todd en lo que se refiere a la manipulación e instrumentalización
política del drama que se vivió, aunque discrepo cuando trata explicar la
modernidad apoyándose en la tradición. El piensa que la tradición una vez
muerta, es decir, la católica, es todavía lo que determina los comportamientos
y las conciencias de las personas. En
parte es verdad, hay una burguesía católica en Francia que no confía en otra
cosa que no sea el capitalismo y que se rige aun por las categorías morales
tradicionales, lo hemos visto con las manifestaciones contra el matrimonio
igualitario, que son manifestaciones de adhesión a la tradición religiosa. Sin
embargo, por otro lado, es evidente que piensan que están en la modernidad y se
produce una aceptación del orden establecido, de este capitalismo global
convencidos que nada puede cambiar. Hay pasividad y resignación.
¿Cómo
se explicaría esa pasividad?
AB:
Hay una cuestión utilitaria. La propaganda de los objetos es la propaganda del
sistema global. Pero hay formas de resistir, la poesía, el arte.
¿No
es algo que se está quedando caduco?
AB:
La gente lee ahora es más que en el siglo XVIII o XIX, donde era un hecho
restringido a las clases dominantes.
¿Usted
cree que aun se sueña con el futuro?
AB:
tenemos pesadillas, sí. Sobre la destrucción del mundo. Eso es lo que vende. Todos los
grandes estados piensan en su poderío militar, mucha gente se inquieta
del armamentismo de la China y la americana consagra enormes cantidades a
mantenerla. Ese es un factor importante en las relaciones internacionales. Y es
utilizada para disputarse la hegemonía sobre África, a la manera una rivalidad
imperialista. Todo eso por los diamantes
o el petróleo. No podemos entender el capitalismo globalizado sin entender la
categoría del imperialismo, es decir la categoría de intervención y dominación
violenta en ciertos territorios. Lo vemos todos los días.
¿Qué
queda del sujeto independiente?
AB:
creo que efectivamente si admitimos que hay una relación entre el individuo que deseamos ser y la
realidad, hay un debilitamiento de la subjetividad. Hay que distinguir entre
individuo y sujeto. Individuo son los animales que hablan, pero sujeto es otra
cosa, es aquel que decide. El
sicoanálisis está fundado sobre ciertas formas de sublimación de los intereses
inmediatos y, si solo nos movemos por intereses egoístas, lo que rige el mundo simbólico no puede
asumir ningún pacto colectivo y razonable. Freud, en su libro “Malestar en la
civilización” sabía que la sociedad mercantil e imperial representaría un
problema para la civilización. Es lo que
está sucediendo.
@Patricia
de Souza
se apoyen en parte en la traducie se apoyen
en parte en la traduci muco tiempo marginadas, lo entiendo ni la
restauracividual e la tra
Definitivamente polémico, Alain Badiou (Marruecos
1937), no ha dejado de nadar en las aguas de la actualidad. Desde su
militancia en la Unión comunista de
Francia marxista leninista, junto a lingüistas como Jean Claude Milner y el
lacaniano Gérard Miller, nunca ha renegado de su genealogía calificando los
ataques contra su persona de “libelos de propaganda”. Discípulo de Louis
Althuser, su teoría del sujeto, expuesta en su libro más conocido, El ser y el acontecimiento, sostiene que las matemáticas son la verdadera
ontología. Como filósofo ha analizado temas diversos como el nazismo y el rol
de la mujer en la filosofía, incluso el tema del amor (Elogio del amor)en esta época de “democracia
en tanto que instrumento del capitalismo”, así como la crisis de la democracia
representativa en Francia. Aquí, en entrevista exclusiva.
1.- En su último libro, A la búsqueda de lo real perdido (Fayard 2015), usted dice que hemos llegado no al final de la
historia como pronosticó Fukuyama, sino más bien a la convicción de que el
capitalismo es el único sistema que puede gobernar el mundo. ¿Hay, desde ese
punto de vista, una visión pesimista del futuro?
AB:
Pienso que la “otra vía” , la otra orientación, ha sufrido un fracaso histórico
y que la tentativa de organizar la
economía sobre bases colectivistas y nacionalizar el sector privado dio como
resultado construcciones como la el Estado soviético y la China que se vinieron
abajo. Es el principal argumento del capitalismo que hoy en día nos repite sin
cesar: ya ven, esto nos ha conducido a cosas
terribles. Y han logrado convencer. Es como si nos encontrásemos en pleno siglo
XIX, es decir, en una época en la que podemos imaginar otra vía, podemos
proponerla, pero a escala mundial carece de imagen concreta. Nadie se la
imagina. Si antes estábamos entre “dos mundos”, durante el periodo de la “guerra fría”, ahora estamos en un mundo unificado,
unificado por el mercado mundial. Esta unidad no la tomo como definitiva, no es
el final de la historia, pero es un estado intermedio en el que habrá que
reconstruir otra alternativa, otra orientación como lo hicieron los militantes
y pensadores del siglo XIX. Es un proyecto en construcción.
¿Es
una crisis de civilización como se está diciendo?
AB:
Yo creo sí que hay una crisis de
civilización porque la mundialización capitalista es un problema patológico, ¿como
ha sido posible llegar hasta allí? Usted, seguro que se hace la pregunta sobre
cómo es posible que haya tanta resignación ante un tal consenso.
¿Es
así en todas partes, se dice que en cierta América latina se le resiste?
AB:
No se puede decir que la AL haya propuesto realmente algo nuevo por el momento.
Yo diría que el poder electoral de ciertas propuestas no tiene aun mucha solidez,
puede ser reemplazado por otro a través
de las elecciones, por lo tanto es frágil. Nosotros también conocimos lo mismo
con Mitterrand, quien nacionalizó bancos
y empresas, hizo algunas innovaciones, pero no fue realmente “otra vía” sino
reformas positivas e interesantes dentro del mismo sistema financiero. Bolivia,
Venezuela, son experiencias inciertas porque no tienen garantía y hay mucha
presión interior y exterior…
¿Podría
ser que en muchos países no se pueda renunciar a la idea del crecimiento
ilimitado, tan propia a la modernidad, aunque esta sea el centro de la crítica
actual de un sector intelectual al haberse convertido también en catástrofe
ecológica?
AB:
Hay una “tercera vía” que no significa regresar a la tradición anterior (la
religión es una de ellas) que, por el momento domina el mundo árabe y, muchas veces, de manera violenta. Mientras tanto la
modernidad está sobre todo bajo el dominio del capitalismo occidental. En todas
partes del mundo hay búsquedas de otras vías, y, justamente me he dado cuenta
de que en AL hace tiempo que se está buscando, y se busca, una manera de separarse de la modernidad occidental
sin rehacer la tradición. Un ejemplo es
la manera cómo gobierna Evo Morales, los derechos de la tierra inscritos en la
constitución, etc… Es lo que estamos haciendo un poco todos los que no queremos
completamente ni la modernidad occidental ni la restauración de la tradición.
Es esa la crisis de civilización, y es una crisis positiva. Quiero decir, que
vamos a encontrar cosas nuevas. El
conflicto ahora mismo, la guerra incluso, es entre tradicionalistas y
modernidad occidental.
Pero
¿en aquellos países que carecen, o donde no se ha respetado tradición, no es un
pasaje obligado?
AB:
Por supuesto que no me opongo a ese tipo de búsqueda en aquellos lugares donde
ha sido aplastada o dominada por ese “deseo de Occidente”, como lo llamo yo.
Entonces me parece justificado aunque me muestre a veces escéptico. Si queremos
reunir a las masas populares que han estado por mucho tiempo marginadas,
entiendo que se apoyen en parte en la tradición, lo entiendo perfectamente. Concretamente
en América Latina, e incluso en África, es lo que está pasando. Pienso que es una etapa, porque en algún
momento aunque se produzca un retorno a las tradiciones oprimidas, se tendrá
que inventar una nueva modernidad…
¿Menos
eurocéntrica?
AB:
Seguro que va a ser así. Ya vemos Francia ha sido una gran potencia imperial que se opaca.
¿Por
qué no quiere dejar de ser imperial?
AB:
Tenemos que inventarse una nueva cultura política y eso cuesta. No hay que
olvidar que parte de su brillo como país ha sido la Revolución francesa…
¿Qué
impide que se renueve?
AB:
No es que esté impedida o sea incapaz, es que hay una crisis simbólica,
cultural e ideológica a escala planetaria. Sobre todo en Francia al haber sido
una gran potencia cultural, cosa que hace más evidente el hecho de haberse
alineado con la modernidad imperante, la americanización y la ley del mercado.
Pues hay que salir de ahí.
¿A propósito
de crisis simbólica, no hay una narración que se ha roto, una narración desde
el punto de vista histórico, como si no pudiésemos entender qué está sucediendo?
AB:
yo creo que podemos seguir escribiendo la historia como la hemos entendido
siempre, con un hilo causal: la historia de nuestro tiempo es la de la hegemonía
del capitalismo globalizado. Describir el mundo según sus propias leyes de
funcionamiento es todavía posible. Mientras que antes había dos orientaciones, y
que la comunista era problemática, puesto que abortó, nunca antes las categorías
han estado tan delineadas. Por ejemplo, cuando Marx hablaba del mercado
mundial, no era nada comparando con lo que es ahora. Cuando Marx hablaba del
enfrentamiento de los grandes grupos industriales, comerciales o bancarios, esto
era ínfimo comparado con lo que es ahora. Sobre todo la concentración del
capital. Hoy sabemos que 1% de la población mundial posee la mitad de recursos
disponibles.
¿Es
posible que sea todo tan claro, tan predecible?
AB:
A mí me da la impresión que se le hace “una trampa a la razón”, es decir,
culpabilizar a otros de lo que nos sucede, a los árabes, a los extranjeros, hay
mucha superstición y no impera la razón.
¿Qué
piensa de esa Francia “zombi” que describe Emmanuel Todd en su libro ¿Quién es
Charlie? Donde analiza el perfil de quienes manifestaron después de los
atentados del semanario y el mercado
Kocher, esa Francia xenófoba que rechaza y tiene miedo del Islam?
AB:
Simpatizo con Todd en lo que se refiere a la manipulación e instrumentalización
política del drama que se vivió, aunque discrepo cuando trata explicar la
modernidad apoyándose en la tradición. El piensa que la tradición una vez
muerta, es decir, la católica, es todavía lo que determina los comportamientos
y las conciencias de las personas. En
parte es verdad, hay una burguesía católica en Francia que no confía en otra
cosa que no sea el capitalismo y que se rige aun por las categorías morales
tradicionales, lo hemos visto con las manifestaciones contra el matrimonio
igualitario, que son manifestaciones de adhesión a la tradición religiosa. Sin
embargo, por otro lado, es evidente que piensan que están en la modernidad y se
produce una aceptación del orden establecido, de este capitalismo global
convencidos que nada puede cambiar. Hay pasividad y resignación.
¿Cómo
se explicaría esa pasividad?
AB:
Hay una cuestión utilitaria. La propaganda de los objetos es la propaganda del
sistema global. Pero hay formas de resistir, la poesía, el arte.
¿No
es algo que se está quedando caduco?
AB:
La gente lee ahora es más que en el siglo XVIII o XIX, donde era un hecho
restringido a las clases dominantes.
¿Usted
cree que aun se sueña con el futuro?
AB:
tenemos pesadillas, sí. Sobre la destrucción del mundo. Eso es lo que vende. Todos los
grandes estados piensan en su poderío militar, mucha gente se inquieta
del armamentismo de la China y la americana consagra enormes cantidades a
mantenerla. Ese es un factor importante en las relaciones internacionales. Y es
utilizada para disputarse la hegemonía sobre África, a la manera una rivalidad
imperialista. Todo eso por los diamantes
o el petróleo. No podemos entender el capitalismo globalizado sin entender la
categoría del imperialismo, es decir la categoría de intervención y dominación
violenta en ciertos territorios. Lo vemos todos los días.
¿Qué
queda del sujeto independiente?
AB:
creo que efectivamente si admitimos que hay una relación entre el individuo que deseamos ser y la
realidad, hay un debilitamiento de la subjetividad. Hay que distinguir entre
individuo y sujeto. Individuo son los animales que hablan, pero sujeto es otra
cosa, es aquel que decide. El
sicoanálisis está fundado sobre ciertas formas de sublimación de los intereses
inmediatos y, si solo nos movemos por intereses egoístas, lo que rige el mundo simbólico no puede
asumir ningún pacto colectivo y razonable. Freud, en su libro “Malestar en la
civilización” sabía que la sociedad mercantil e imperial representaría un
problema para la civilización. Es lo que
está sucediendo.
@Patricia
de Souza
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en parte en la traduci muco tiempo marginadas, lo entiendo ni la
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