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lundi, octobre 05, 2015

hablando con los muros

Una vez más, escribir, insistir, tratar de poner un orden y un sentido a lo que son intuiciones., tanteos en la oscuridad. Anoche soñé con monedas de metal, imagino que significan un valor sólido frente al valor devaluado, moralmente hablando, del dinero. Pensé que esas monedas podían representar la  literatura. Es un secreto a gritos que la literatura atraviesa su peor momento pese a ciertas apariencias de brillo, porque ese brillo es fatuo pienso yo. Son como los indicadores macro económicos que esconden pobreza, desarraigo y soledad. Nunca hemos estado más abandonadoAs a nuestra suerte. Hay algunas excepciones pero la literatura no ha sabido resistir a la tempestad neo-liberal, no sabe cuál es su función, no sabe qué desea, si es un producto o un bien inmaterial (espiritual), no se sabe si es una marca o una trayectoria, en suma, está a la deriva. En medio de la adversidad, algunos recogen botellas, las que brillan, las que parecen más apetitosas para lanzarlas al público lector. Están los agentes que son quienes quieren hacer de mediadores, saber hacia dónde dirigir el trabajo de aquellos y aquellas que escriben, quieren poner orden en la anarquía del mercado que no respeta reglas que no sean las de codicia, la cultura del consumo y del deshecho, la futilidad, el mundo de hojalata que nos están imponiendo. En realidad, solo los y las autoras podemos entender un poco qué sucede. En plena revolución digital no hay manera de establecer un canon durable, y no hay manera porque se acabó la verticalidad. Es decir, que ninguna imposición de elite (académica) es posible, salvo como epifenómeno. Tampoco la imposición editorial, y menos, la de los agentes. La mayoría cree saber qué es lo que quiere leer y puede navegar libremente en un portal, ¿para qué leer una crítica, para qué buscar orientación?

Crisis simbólica

no es solo esta explosión del medio cultural convertido en industria y pronto, en vías de extinción si no cambia nada. El problema más grave es que nadie sabe "qué leer" porque hay crisis  de representación (¿quién es capaz de encarnar este mundo tan alocado, tan violento, tan fragmentado?), no sabemos cómo representarnos el mundo actual, a quien oír y a quien seguir, ¿Michel Houellebecq un modelo en Europa, los ejemplares masculinos que llenan las páginas de actualidad cultural en América latina? Noooo.... ¿El narcisismo infantil de algunoAs escritoreAs que no cesan de mirarse el ombligo, atomizadoAs frente a una sociedad que se desmorona, moralmente devaluada, emocionalmente golpeada, otra opción?  No, no debería serlo, pero lo es. Sucede que en nuestros países del Sur, este sentimiento de novedad todavía se impone, aunque temo que no dure. Y temo, porque dependemos demasiado de los grandes consorcios editoriales que siguen publicando mucho ripio, novelas que el público considera como un insulto porque subestima su sensibilidad. Hay libros que se venden con grandes campañas de propaganda sin lograr su principal objetivo: ventas. Es cuando los agentes y las editoriales abandonan el tema. La juventud de los autores, su imagen sobrevalorada en las redes, no es suficiente, no da para luchar e imponerse en el griterío general y la saturación de información. Por eso, no sabemos qué pensar, a quien creer, en quién confiar. ¿El papa Francisco convertido en líder de opinión? (sic),  o los intelectuales franceses en plena crisis de sentido, nos hace pensar en que hay, más que nunca, confusión de términos, derecha, izquierda, racista, anti racista, etc... No se sabe muy bien qué estamos diciendo, es una torre de babel. Por ejemplo, a propósito del debate de los refugiados y emigrantes económicos (como quieren clasificarlos) en Europa nadie mencionó la conferencia de Lévi-Strauss ante la ONU donde expone que no existe la "raza". La lista de debates es extensa, se trata de desculpabilizar el racismo para dar rienda suelta a toda la frustración que mucha gente lleva dentro. Se les prometió un mundo mejor sin religión, con bienes solo materiales, resulta que es una "gran Mentira" y hay que encontrarle una explicación....Y culpables. Algunos intelectuales se involucran, otros y otras, escritores y escritoras, se mantienen al margen del debate. Esto responde por otro lado a la división que se hizo en Francia desde el Siglo IX (con Madame de Stael, ver Jacques Ranciere), es decir, la literatura como un hecho intransitivo, noción que se radicaliza con el estructuralismo y su idea de inmanencia del texto, del texto separado de la autora y del autor. Este tema es un debate no resuelto, quienes piensan que, enfocar la literatura desde un plano inmanente impide a crítica convertida, a su vez, en otro género relegándola a un terreno a-histórico o a-social y,  finalmente prescindible por híbrido y autocentrado. Atención a esta última parte, puede que el servilismo de la literatura con el mercado la lleve a su extinción... mnnnn...

¿Qué hacemos quienes escribimos y pensamos que el lenguaje sigue siendo un instrumento de transformación, de trascendencia, aunque efímera, para crear poesía, para vivir de verdad? Pues no lo sé, seguimos escribiendo, a la deriva, en medio de un barquito pequeño, en plena altamar...

a la mar a amar!


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