Reconocer algo como propio, como importante, inscribirlo en una continuidad, en algún lugar de nuestra historia personal para que podamos reconocerlo. Termino de releer "El amante", de Marguerite Duras, y cuando ella escribe: Y la joven estaba parada como si se fuese a suicidar, lanzarse a su turno al mar y luego había llorado porque había pensado en ese hombre de Cholem y ya no estaba muy segura de no haberlo amado de un amor que no había visto porque se había perdido en la historia como el agua en la arena y que ella encontraba solo ahora en que la música se arroja al mar.... pienso que solo ciertas circunstancias, ciertas edades, cierta madurez, nos permiten saber realmente qué ha contado para nosotras, quién pasó sin que lo viésemos, cuando hemos sido capaces de defender un amor, un afecto de la intromisión y el juicio social. Duras no podía amar en el absoluto a un chino mayor que ella y adinerado, no estaba admitido en la Indochina de entonces, y el personaje, una joven voluntariosa, nunca decide si quiere estar con el amante chino o no, se abandona al placer. y cuando se va, no lo llora...
mnnn cuántas vidas se nos dice que pueden ser lloradas, quiénes merecen duelo, y quiénes no...
es un tema apasionante, el derecho a la historia, a la ficción, a la visibilidad...
mañana estaré viajando a París, viaje corto, con salto a Madrid, será tan raro ir a Madrid después de tanto tiempo. Nunca he hablado mucho del tiempo que pasé allí, no lo he reconocido como parte importante de mi historia, y si soy honesta, en mi vida el filtro, el modelo que he seguido, no ha sido siempre el mío. Si creen que soy yo, no, es solo mi modelo, que además creo que está muy por encima de mí...
2 commentaires:
La re-lectura siempre es un regreso, un viaje. Y, los vijes son siempre buenos aunque aveces sean imaginarios.Un abrazo.
Vero, pero viaje siempre importante para poder reconocernos, aunque sea por unos instantes... la cosa es no salir huyendo como Zaratrusta si lo que vemos nos asusta!!
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