Cuando estoy a punto de tener pensamientos nihilistas, cuando la realidad se me hace pesada, inextricable, ingrata, las personas, autistas, me reprendo y me digo que soy yo la que está interpretando y que debo cambiar el enfoque... Es fácil retroceder, quejarse, y yo me quejo siempre de todo (!!), pero nunca hay que retroceder ni tener miedo. Si observamos el mundo como los ancianos, hemos comprendido que nuestra caída en el tiempo es inevitable, que el pasado solo es pasado, que el presente es continuo y no se detiene, que aunque deseemos, no dejaremos huella, entonces, estemos satisfechoas con lo que tenemos en este instante, con caminar bajo la lluvia (ayer hice bicicleta con tempestad, y fue raro andar por las calles de México con una bicicleta gratuita que la presta la municipalidad, como en París!), con escuchar música, con crear y con el placer efímero de una caricia, una frase... Justamente, estos fragmentos de Simone de Beauvoir que raduzco porque no puedo resistir a la tentación de compartirlos, son alucinantes. Ignoremos a los mediocres, a las mezquindades de la vida, la humanidad en todo su despliegue, que de alguna forma es el otro lado de la moneda, necesario para poder valorar mejor la intensidad, lo auténtico, el oro y no la lata!!
Y yo vengo del país del oro! Bueno, aquí va la traducción (Cuadernos de juventud 1926-1930):
No hay que preocuparse por lo que piensan o hacen los otros; le concedo a esto un sentido profundo: la opinión de los demás me importa menos que la mía. Quiero decir que debo adoptar mi propio sistema de valores sin juzgarlo en función del sistema del vecino. Es ahí que me suelo perder. Debo caminar en mi sentido, directamente, enérgicamente. Vivir según yo, no según los otros. Yo soy yo misma. Yo no soy todo lo que amo, pero hay que vivir también como se es y no como se desea ser. Avanzar, no retroceder sin cesar para ver si no era mejor tomar el camino que dejé atrás, cualquiera que sea, si lo elegí, quiero seguirlo hasta el final.
(...) Sí, yo sé lo que le pido a la vida: realizarme. Parece inútil. Cierto. El postulado de Euclides no es tan cierto. Hacer algo, no es lo único que me interesa salvo si es posible desplegar potenciales y no porque se trate de un hecho consumado.
(...) Soy demasiado inteligente, demasiado exigente y demasiado rica interiormente para que alguien se haga cargo de mí. Nadie me conoce ni me ama íntegramente. No cuento más que conmigo misma.
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Haré el bien, hablaré, ayudaré y despertaré ciertas almas, pero sin desear que me aprueben...
Miraré, reflexionaré, encontraré.
(...) Releyendo las primeras páginas de este cuaderno, me quedo impresionada de tanta lucidez y de precisión en el análisis y el don para describir los estados por los que atravesaba. Me conmuevo como delante de páginas escritas por otra. Puedo, entonces hacer algo? Tengo que trabajar en un trabajo en el que crea sin buscar el halago. Una novela sobre la vida interior o algo así.
Es el hecho de creer que un ser participa de forma de vida desconocida, a la cual su amor nos dará el acceso, es todo lo que exige el amor para nacer, es lo que le importa más y hace ignorar el resto.
Proust.
Fotos, portada del libro que publico en México, eros, eros, e inédita de Simone de Beauvoir, tan segura como seductora.
2 commentaires:
Leo tu post, tu traducción y unida a los videos de Deleuze en El Abecerdario, hallo los complementos necesarios para re-cuestionarme sin angustia.
Muchas gracias por ofrecer este post, por la profundidad, por dar siempre lo mejor de ti.
Muy bonita la portada del libro. Muy sugestiva y atrayente.
Sabes que siempre cuentas con nosotros y de la forma que podemos hacerlo es leyendo lo que
escribes. No será fácil (nada lo es) pero nos las arreglaremos para conseguir esos títulos que no tenemos incluyendo este último que parece indispensable...
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