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jeudi, juillet 17, 2008

El autismo

En estos días se ha aceptado en Francia que la seguridad social, reembolse los cuidados de niños autistas (incluso vacaciones). Es una noticia importante porque es una de las cosas que más me intrigan, que más me preocupan como persona: haber desalojado al lenguaje, nuestra marca más humana.

He leído algunos libros, pocos la verdad, porque me he llevado por la intuición cuando escribía y notaba que el lenguaje cumple un rol estructurante, vital, sensorial. Intuyo que en el autismo se ha producido una ruptura afectiva entre las sensaciones y sentimientos con su expresión oral, y luego, escrita, es decir, que el código no posee valor afectivo, no es comprendido por el autista, no expresa, no vive, no late.
Creo que si en Francia empieza a ser una preocupación es porque el autismo es un mal de nuestro tiempo. Hay autismos sociales, como los llamo yo, aquellas personas que hablan y "dicen" pero que sin embargo no están presentes en lo que expresan: hablar, decir, no los transforma en nada, no los toca ni los transforma sino que el lenguaje los aisla y los atomiza. Yo leo en expresiones, aparentemente banales, gestos de autismo, las expresiones hechas, formales, que no dejan pasar un gramo de afectividad. Anoche, de pronto, escuché un ruido de sirena y un altoparlante en la calle. Era la voz de alguien, seguro, un policía. Me hizo pensar en Lima, es decir, reconocí los mismos acordes vocales que los de los policías en Lima y eso me gustó. Es reconocer los códigos afectivos lo que nos lleva a la complicidad, no solo es hablar un idioma sino vivirlo con rostros, presencias concretas, afectos.

Ayer, Anne, una amiga editora y escritora, me mandó una serie de comentarios sobre mi texto en francés. Increíble, ella había marcado las partes que yo sabía que iba a marcar! La sensibilidad siempre comunica, dar, es entregar sin pensar pero siempre hay respuesta, siempre.
Ese "se lover", es alojarse en el interior de los otros, buscando que la mirada sea próxima, empleando lo que sabemos manejar mejor, las palabras. Es la única universalidad del lenguaje.
Y, por último, pensaba, qué terrible debe ser sentirse infalible. Yo amo la puesta en duda, él movimiento, la inestabilidad. Ni ser infalible, ni se indolente. las palabras, sí, tienen efecto.

video de Bernard Lavilliers, una de sus canciones con las cuales aprendí francés: cauchemar, cafard, idée noire, avalé par... etc... http://fr.youtube.com/watch?v=birsC2tOZ9U

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